Truenos y relámpagos en Lima: el extraño fenómeno meteorológico que alarmó a la población a lo largo de la historia

Las tormentas eléctricas no son cosa nueva en Lima. Pero cada vez que ocurren se piensa en el fin del mundo. Si hacemos un recuento sobre las veces que la capital soportó tormentas debemos remontaros al siglo XIX cuando Ricardo Palma se ocupó de ellas en una de sus célebres tradiciones peruanas: “Truenos en Lima”.

Refiere que el lunes 31 de diciembre de 1877, desde las 4 p.m. empezó la atmósfera a cubrirse de espesas nubes y a las 5 p.m. “desprendiose sobre la ciudad una gruesa lluvia, acompañada de relámpagos, seguidos de la detonación de cuatro truenos. El año se despedía de una manera siniestra”.

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Para tranquilizar a los asustados limeños, que corrieron a la iglesia más cercana, el diario decano publicó en su edición de la tarde un artículo explicando con argumentos científicos las razones de este fenómeno atmosférico y sus efectos en la agricultura. Esta inusual tormenta era solo un indicio del Fenómeno El Niño.

De tinieblas y lluvias

Durante los primeros días de marzo de 1925 el norte del país soportaba intensas lluvias. Trujillo había quedado destruida. Para el 12 de marzo, Lima se sumió en un interminable aguacero que ocasionó el corte de energía eléctrica.

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Era otra vez El Niño “de gran intensidad” que trajo con él, además de huaicos e inundaciones en todo el Perú, truenos y relámpagos. Durante 15 días, las calles de Lima estuvieron entregadas a la oscuridad más absoluta. En las páginas de El Comercio fueron publicados avisos que resolvían el problema del alumbrado con “una lámpara de gasolina, muy segura y muy brillante”.

Lima bajo el agua

El verano de 1970 estuvo marcado por una torrencial lluvia que anegó las principales avenidas de la capital e incluso el aeropuerto Jorge Chávez. Entre el 15 y 16 de enero unos 17 litros de agua por metro cuadrado martillaron durante horas las casas de los sorprendidos limeños. Unas 200 mil viviendas quedaron afectadas. Gracias al trabajo de nuestros reporteros gráficos tenemos una idea de lo que ocurrió en esas 48 horas.

El paso a desnivel entre las avenidas Arequipa y Javier Prado se convirtió en una gigantesca piscina, en la que tres autos quedaron totalmente sumergidos cual submarinos. En la Carretera Central los huaicos bloquearon el paso de los vehículos. El Ministerio de Salud decretó estado de emergencia y se iniciaron labores de apoyo para socorrer a los cientos de personas que perdieron sus casas.

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Los reportes de la época hablan de una masa de nubes que abarcó desde Trujillo, al norte, hasta Chincha, al sur, y que llegó desde la sierra central impulsada por los vientos del este. “El colchón de nubes de 1.300 metros de espesor descargó tres millones 200 mil litros de agua” – de golpe y sin previo aviso -, al colisionar con el clima de la costa.

Entre truenos y huaicos

Entre 1997 y 1998 la costa norte del Perú fue azotaba por un intenso Fenómeno El Niño. Por ello no fue de extrañar que un 27 de febrero de 1997 los pobladores de Chosica, Puente Piedra y Carabayllo como los de algunas zonas de La Molina presenciaran por breves minutos una inusual tormenta de verano acompañada de rayos y truenos.

Sin embargo, sería el 23 de febrero de 1998 cuando Lima quedó a merced de la furia de la naturaleza. Un torrente de piedra y lodo, producido por un huaico, pasaría con furia por Campoy, Zárate, Rímac y el Trébol de Caquetá hasta llegar a la avenida Perú.

En el Rímac, donde el torrente llegó a alcanzar el metro de altura, uno de los cuatro estacionamientos de la Plaza de Acho quedó anegado. Luego aquella masa de lodo avanzó por los jirones aledaños y se detuvo en las puertas del Convento de los Descalzos. El oportuno desplazamiento de militares y la rápida intervención de las autoridades impidieron que la tragedia cobrara víctimas mortales.

Para cerrar el verano, un 4 de marzo de 1998 los distritos de Cieneguilla, La Molina, San Juan de Lurigancho y Chosica soportaron una corta pero fuerte lluvia seguida de inusuales relámpagos y truenos que alarmaron a la población.

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Las lluvias en el nuevo milenio

Una copiosa lluvia acompañada con truenos sorprendió por la tarde del 25 de noviembre de 2011 a los pobladores de varios distritos de la capital. El fenómeno ocurrió a las 4:45 p.m. y duró media hora, según reportaron varios ciudadanos en las redes sociales Twitter y Facebook.

Al respecto, Nelson Quispe, meteorólogo del Senamhi, señaló que los truenos, que fueron al menos dos, se sintieron con mayor intensidad en San Martín Porres, Ate, Jesús María, Lince y Carabayllo y en parte del Callao.

Precisó que en el límite de Lima y Junín se formaron grandes nubes que se desplazaron hasta el cielo limeño a donde llegaron cargadas de energía, lo que produjo los truenos. En Matucana también se reportaron fuertes lluvias, truenos y hasta granizo.

El aguacero del 2018 es tendencia en redes sociales

El sábado 10 de marzo de 2018, a las 10:30 p.m., varias zonas de Lima Metropolitana y Lima provincia se remecieron por la visión inesperada de rayos y el estruendo de sucesivos truenos, además de un aguacero intenso.

Estos fenómenos se sintieron en especial en los distritos de Barranco, La Molina y Surco, dijo Senamhi. Asimismo, la entidad reportó lluvias de moderadas a ligera intensidad sobre las provincias de Lima, Huarochirí, Cañete y Yauyos.

Como fue un fenómeno meteorológico extraño en la capital, los limeños compartieron en sus redes sociales fotos y videos, donde mostraron su desconcierto y hasta entusiasmo.

Tal como ha sucedido esta mañana en la capital, aquella vez del 2018 también se debió al traslado de nubes cargadas de la sierra central, que fueron arrastradas al norte y, desde allí, llegaron a diferentes puntos de Lima. Las lluvias, de gran intensidad pero de corta duración, entre 5 a 10 minutos, siguieron el domingo 11 de marzo, en algunos puntos de los distritos de Santa Anita, La Molina, Ate y Chosica, principalmente.

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