Eran los primeros meses de 1970, cuando un nuevo método de vacunación masiva se conoció en el Perú. El “inyector a chorro” había sido traído a nuestro país por un grupo de doctores bolivianos liderados por Luis Quiñones. Este dispositivo médico se cargaba con un líquido a alta presión para inocular a las personas. No había necesidad de utilizar aguja hipodérmica. El aparato había sido inventado en los años 60 y se usó para erradicar la viruela y otras enfermedades en Estados Unidos.
Esta nueva forma de vacunación masiva no causaba dolor y tenía la ventaja de que con una sola carga se podía inmunizar a 150 personas. Antes de llegar a nuestro país, el nuevo inyectable había sido probado con éxito en Bolivia. Por eso, los galenos extranjeros habían traído solo cuatro dispositivos para empezar la campaña contra el sarampión en nuestra capital. Es así como la Zona Metropolitana de Salud de Lima dispuso su utilización para la inmunización de niños de 8 meses hasta los 4 años de edad de los distritos de Comas, Independencia, Rímac y Chorrillos.
Demostración del nuevo inyectable
El lunes 9 de marzo de 1970, los médicos bolivianos realizaron una demostración del nuevo dispositivo en el Hospital del Rímac y en la parroquia Nuestra Señora de La Paz, en Comas. En ambas presentaciones, el doctor Quiñonez indicó que el aparato era eficaz para la vacunación masiva. También reveló que su país había enviado 100 mil dosis de la vacuna contra el sarampión.
En la exposición, estuvieron presentes varias autoridades del Ministerio de Salud Pública (ahora MINSA). Los funcionarios del ente sanitario peruano explicaron que este tipo de inoculación preventiva ayudaría a contener el aumento de casos de Sarampión en Lima. Ese año, se habían presentado una gran cantidad de contagios en las zonas más pobres de la capital.
Gran campaña de vacunación en Lima
El martes 10 de marzo de 1970, una gran cantidad de niños fueron llevados por sus madres hasta los distintos centros de salud de la capital. Las 100 mil dosis fueron aplicadas en tiempo récord. En algunos lugares como Tahuantinsuyo, Comas, Collique y El Progreso, miles de personas se amanecieron formando largas colas para que sus hijos fueran inmunizados con el “inyector a chorro”.
En Lima y Callao, solo en los pueblos jóvenes que se ubicaban en la avenida Túpac Amaru, fueron vacunados más de 12 mil niños de ocho meses hasta los cuatro años de edad. La aglomeración de personas en los nueve puntos de vacunación abiertos por el Ministerio de Salud hizo que se multiplicara la labor de los doctores y enfermeras.
Ese día, la campaña masiva empezó a las 8 de la mañana y terminó a las 5 de la tarde. Además, varios niños fueron llevados a otros puntos de vacunación ante la falta de dosis en los distritos donde les tocaba inmunizarse. Por eso, algunos puestos de vacunación cerraron antes de tiempo.
Al día siguiente, el 11 de marzo, la masiva campaña para erradicar el sarampión en el país no se detuvo. Incluso se llegaron a incrementar las dosis para que más niños fueran inmunizados contra esta enfermedad. Es así como el “inyector a chorro” logró disminuir la ola de contagios que se estaba dando en nuestra capital.