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Vóley peruano 1969: la historia del club japonés que venció dos veces en 48 horas al equipo de Akira Kato | FOTOS INÉDITAS
En 1969, un fuerte equipo de vóley de Japón llegó al Perú, integrado por jugadoras de la selección nipona de esa época. Akira Kato, buscando un reto, enfrentó al poderoso club japonés para medir el nivel de sus seleccionadas peruanas. Lo que ocurrió fue una lección de humildad para las voleibolistas nacionales.
Desde la llegada de Akira Kato al Perú en 1965, invitado por el presidente de la Federación Peruana de Vóley (FPV), José Pezet Miró Quesada, la selección peruana de vóley mejoró notablemente. Kato implementó entrenamientos rigurosos y exigió mejores condiciones de trabajo, lo que pronto dio frutos: Perú ganó el Campeonato Sudamericano de Brasil en 1967 y alcanzó el cuarto puesto en los Juegos Olímpicos de México en 1968. Con esa confianza, el equipo de Kato inició los entrenamientos en 1969, hasta que en octubre de ese año enfrentaron al club japonés “Yashica”, que sorprendió al sexteto peruano con su vóley moderno, venciéndolas en dos partidos consecutivos. Las voleibolistas peruanas aprendieron entonces la valiosa lección de no subestimar a ningún rival.
El entrenador Akira Kato (1933-1982) conocía bien el nivel del club “Yashica”, él lo eligió porque resumía las cualidades que buscaba implantar en el equipo bicolor: rapidez defensiva, potencia en ataque y disciplina táctica. Kato percibía en el seleccionado bicolor cierta autocomplacencia, menos ganas de superar su nivel. Había un “bajón”, sin duda.
Eso se notó claramente desde su juego en el Campeonato Sudamericano de 1969, en agosto de ese año, en Caracas, Venezuela, donde Brasil ocupó el primer lugar y Perú quedó segundo. Si bien clasificó, junto a las voleibolistas brasileñas, al Campeonato Mundial de Vóley de 1970, el juego de la blanquirroja había sufrido una merma en su intensidad. Por eso Akira Kato necesitaba despertarlas, hacerles “pisar tierra”.
En esa búsqueda de un rival que las sacudiera, Akira y la Federación Peruana de Vóley se informaron de que el club de vóley japonés “Yashica” estaba de gira mundial. Habían jugado siete partidos en Alemania, igual cantidad de partidos en Polonia, y en Brasil hicieron la cifra increíble de 25 partidos.
Sus cifras eran realmente sorprendentes: “Yashica” había ganado todos los encuentros, es decir, 39 partidos. “En Polonia le ganaron solo dos sets, y en Brasil uno solo”, informaba el diario decano. (EC, 01/10/1969)
El entrenador de aquel equipo campeón del Japón, el profesor Hiroshi Funayama, sabía que su compatriota Akira Kato había trabajado mucho con la escuadra nacional del Perú. Por eso sus dirigidas ingresaron a la cancha del Coliseo Cerrado del Puente del Ejército, en Lima, con sumo respeto. Jugarían con todo lo que tenían, sin subestimar a Perú.
EL PRIMER PARTIDO: LAS JAPONESAS ARROLLARON A LA ESCUADRA PERUANA
Se habían pactado dos encuentros entre Perú y “Yashica”. Para el primer choque, las puertas del coliseo cerrado se abrieron esa noche del martes 30 de setiembre de 1969. La afición peruana por el vóley se había incrementado con el arribo de Akira Kato. Se sentía un cambio positivo en el equipo, debido a que el profesor Kato había buscado jugadoras en Lima y provincias, y las iba formando en la disciplina asiática que él representaba.
Cerca de cinco mil personas llenaron las tribunas del coliseo cerrado, y los gritos y las hurras de apoyo a la selección peruana no se hicieron esperar. El vocerío del público aumentó cuando ingresaron ambas escuadras a la cancha.
“Yashika alineó así: Toyoko Ywahara, Aiko Onozawa, Keiko Hama, Fumie Matsushita, Takeshi Tokutomi y Katsuko Kudo. Perú alineó de la siguiente manera: Esperanza Jiménez, Irma Cordero, Olga Asato, Luisa Fuentes, Ana María Ramírez y Norma Velarde”, informó El Comercio. El árbitro principal fue Carlos Rivero, y el juez de “net” Enrique Kindelman. (EC, 01/10/1969)
Perú debió resistir los mates japoneses que eran de todo tipo. Golpes duros hechos desde distintos ángulos y con una variedad de estilos sorprendente. Destacaron en el equipo “nipón”, Toyoko Ywahara, Aiko Onozawa y Keiko Hama, justamente las seleccionadas nacionales de su país, que ya tenían en su palmarés el título mundial de 1967 y el subcampeonato olímpico de 1968.
La escuadra peruana reveló los mismos errores del Campeonato Sudamericano de ese año en Caracas, pero acentuados. Akira Kato no tenía aún una buena banca de suplentes ante el agotamiento o sorpresa de las titulares. Fue un 3 a 0 contundente, a favor de las asiáticas. El primer set quedó 15 a 4; el segundo, 15 a 6; y el tercero, fue peor, 15 a 3.
La crítica deportiva de El Comercio se hizo sentir al final de la nota: “La confrontación del elenco peruano con un equipo de clase se hacía necesario para que, tanto los dirigentes de la Federación como el mismo entrenador, se den cuenta que el elenco nacional ha retrocedido y es necesario enmendar rumbos llamando a un mayor número de jugadoras para que el preparador japonés le de otra fisonomía y no se confíen en dos o tres buenas jugadoras como se viene haciendo”. (EC, 01/10/1969)
EL SEGUNDO PARTIDO: LA ESPERADA REVANCHA OCURRIÓ 24 HORAS DESPUÉS
En la interna del equipo bicolor de vóley, no hubo mucho tiempo para los lamentos. Al día siguiente, el miércoles 1 de octubre de 1969, y en el mismo escenario, el Coliseo Cerrado del Puente del Ejército, se volverían a encontrar peruanas y japonesas.
La prensa deportiva limeña esperaba un cambio con respecto a lo visto el martes 30. Perú podía perder, claro, estaba dentro de las posibilidades, pero no podía hacerlo “catastróficamente”, como lo vieron las cinco mil almas que se avecinaron al coliseo. La hinchada respondió al llamado para buscar la revancha, aunque fueron unos miles de espectadores menos los que llegaron para ver esa jornada del 1 de octubre.
Perú salió a la cancha con buen ánimo, como siempre; se apreciaba en las chicas las ganas de una buena revancha, pero ante ellas estaba el poderoso “Yashica”, cuyas jugadoras, sabiendo que Perú saldría a dar una dura batalla, parecían más concentradas, más eficientes y más precisas que el día anterior. La bicolor de vóley mejoró, sin duda, lucharon cada pelota y las japonesas, por momentos, parecieron dudar.
Pero, como si fueran una máquina bien aceitada, práctica y segura, el “Yashica” subió aún más su nivel y se impuso a la escuadra peruana, cuyas jugadoras terminaron inconformes con su propia actuación, sin dejar de reconocer el talento de sus rivales.
Nuevamente fue un 3 a 0, pero con cifras más alentadoras: el primer set fue 15 a 7, el segundo 15 a 4 y el tercero 15 a 6. Si en el primero partido solo se hizo 13 puntos, en ese segundo se consiguieron 17 puntos, todos hechos con buena factura, con un trabajo mejor coordinado como equipo.
La prensa reconoció la mejoría peruana. Señaló el diario El Comercio que la jugadora peruana más destacada había sido Ana María Ramírez, cuyos potentes remates vencieron, en varios pasajes del partido, la resistencia de su rival Toyoko Iwahara, sin duda, la mejor jugadora del “Yashica”.
“Con respecto a Luisa Fuentes también mejoró en su ataque, pero estuvo muy cuidada por Aiko Onozawa y Fumie Matsushita que brillaron en la defensa visitante. Ante la marcación que ejercieron las japonesas contra las dos mejores matadoras peruanas, quedó libre Irma Cordero, que se lució en violentas ‘clavadas’ recibiendo también sonados aplausos del público”. (EC, 02/10/1969)
Las seleccionadas japonesas repitieron su performances olímpicos. Onozawa, Hama e Ywahara fueron de lo mejor en ese equipo campeón del Japón, y además las más aplaudidas por el generoso y justo público peruano, que supo reconocer la calidad de su juego en la net alta y en la defensa.
Las voleibolistas japonesas del club “Yashica” se fueron invictas del Perú; para luego marchar a Norteamérica, a Los Ángeles, en Estados Unidos, donde les esperaba un fuerte cotejo con la selección de esa ciudad.
Las peruanas también fueron aplaudidas, especialmente porque se vio un mejor despliegue físico y mental en el partido. La lección fue aprendida de inmediato y a golpes de mates en la net. Akira Kato se quedaría dirigiendo el comando técnico del seleccionado nacional hasta 1974, cuando lo reemplazaría un joven estratega coreano: Man Bok Park.