La ciudadela inca de Machu Picchu, reconocida como una de las siete maravillas del mundo moderno, ha vendido un total de 800,000 boletos de ingreso en lo que va del año 2024, según informó la ministra de Cultura, Leslie Urteaga. Se proyecta que para fines de año se alcance la cifra de 1,4 millones de visitantes, marcando un regreso gradual a los niveles de visitas previos a la pandemia.
Actualmente, el aforo diario está limitado a 5,600 personas, pero el número promedio de visitantes diarios es de 4,600. De acuerdo con lo publicado por la Agencia Peruana de Noticias (Andina), se anticipa que en los próximos meses se aumentará gradualmente el número de visitantes permitidos, lo que contribuirá al incremento de las cifras de visitación.
La ministra Urteaga destacó además los esfuerzos en promoción turística y la diversificación de los circuitos turísticos como factores clave para atraer más visitantes y asegurar una gestión sostenible del patrimonio cultural de Machu Picchu. Este año marca también el 17 aniversario desde que Machu Picchu fue declarado Patrimonio Mundial de la Humanidad y reconocido como una de las siete maravillas del mundo moderno.
El sitio arqueológico sigue siendo un destino emblemático para turistas de todo el mundo, atraídos por su impresionante paisaje montañoso y su rica historia cultural.
Urteaga enfatizó la importancia de mejorar la gestión integral de Machu Picchu. Según sus declaraciones a TV Perú, esto abarca no solo la venta de entradas y la experiencia del visitante en la ciudadela inca, sino también aspectos cruciales como el transporte desde Cusco hasta el sitio, así como la organización de las llegadas y salidas de los turistas.
Uno de los desafíos clave de la gestión es optimizar todo el entorno cultural de la visita, lo cual implica coordinar las frecuencias de los trenes, trabajar en colaboración con operadores turísticos para diversificar las opciones de visitas, como paquetes de dos días y una noche, y fortalecer la infraestructura hotelera, restaurantes y servicios aéreos.
Estas medidas no solo buscan mejorar la experiencia del visitante, sino también asegurar una gestión sostenible y equilibrada del turismo en Machu Picchu, preservando así su valor histórico y cultural como Patrimonio Mundial de la Humanidad.