Todos hemos cometido un fracaso alguna vez en nuestra vida ¿Sabías que a J. K. Rowling, escritora de la saga Harry Potter, le rechazaron su obra hasta en 12 editoriales diferentes? Cuesta creer que una serie literaria haya tenido tantos fallos y rechazos, siendo de las más exitosas del mundo. En ese proceso, la autora asegura haber aprendido un montón de ese fracaso.
Fracasar es parte del desarrollo personas de las personas y del aprendizaje. “Desarrollamos habilidades y aprendizajes después de un número determinado de intentos que nunca sabemos muy bien cuántos son, y si negamos el error o el fracaso no podremos probar cosas nuevas y aprender”, afirma Laura Fuster, psicóloga general sanitaria y clínica al Diario ABC.
Así como varios psicólogos lo mencionan, errar nos hace humanos y fracasar nos ayuda a generar mayor tolerancia ante las adversidades, potencia nuestra capacidad de resiliencia y nos motiva a la acción activando diferentes estrategias o mecanismos a los anteriormente usados.
Los 5 beneficios de fracasar
Debemos admitir que el fracaso forma parte de nuestra vida es necesario para el aprendizaje. Nos ayuda en los diferentes aspectos:
- Tolerancia a la frustración: Cometer errores hace que poco a poco lo veamos como algo natural. Podemos vivir el fracaso como una parte de la vida y no con amargura o frustración.
- Rebajar el perfeccionismo: Fracasar de vez en cuando puede hacer que no necesitemos hacer las cosas perfectas y rebajar el grado de nuestra exigencia.
- Eliminar el miedo al fracaso: Muchas personas no intentan hacer algo por el miedo a fallar y, de este modo, nunca desarrollan dicha habilidad. «Si cometemos pequeños errores, veremos que un fracaso no es tan grave y que muchas veces se trata de intentarlo y disfrutar del periodo del aprendizaje más que del resultado en sí», comenta.
- Desarrollar habilidades: Según Fuster, fracasar nos permite intentar una y otra vez conseguir ser buenos en una actividad e incluirla en nuestro aprendizaje y desarrollo como persona.
- Subir nuestra autoestima. Dado que fracasar nos acerca al aprendizaje, también desarrolla nuestras habilidades y el valor que percibimos en nosotros mismos.
“En un proceso continuo de construcción y deconstrucción como es la vida, el fracaso forma parte de la misma. ¿Cómo sabríamos que acertamos si no sentimos que también fracasamos? Lo importante no es fracasar sino qué haces y qué actitud tienes frente a ello”, finaliza
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