Estamos presenciando diversos cambios medioambientales no solo en nuestro país, sino a nivel mundial. Han ocurrido eventos donde vientos arrasadores han devastado ciudades, como el triste episodio en Maui, Hawái, este 2023. Las intensas lluvias provocan el desborde de ríos y, como resultado, pueblos y ciudades no logran afrontar estos desórdenes climáticos, producto del calentamiento global.
En países del norte, las bajas temperaturas dejan gruesas capas de hielo en calles y avenidas, imposibilitando el tránsito y paralizando economías. Por otro lado, hemos vivido uno de los inviernos más atípicos; mañanas con lloviznas frías seguidas de tardes soleadas con más de 25°C. Así regresamos a la pregunta inicial: ¿nuestro organismo se afecta cuando la temperatura baja demasiado? ¿Podemos enfermarnos más veces en un año calendario o simplemente nos adaptamos rapido a los cambios con nuestro sistema inmune intacto? Ustedes se responderán.
A continuación, detallaré algunos cambios fisiológicos y adaptativos debido a la caída de la temperatura ambiental:
- Las bajas temperaturas causan vasoconstricción en los vasos sanguíneos para proteger órganos vitales como el cerebro y corazón. Esto puede alterar el funcionamiento del sistema inmune y otros órganos.
- La actividad metabólica se reduce, limitando la capacidad de respuesta del sistema inmunológico.
- Las mucosas respiratorias disminuyen la producción de secreciones, volviendo las superficies epiteliales más secas y vulnerables al ingreso de patógenos como virus o bacterias.
- Buscamos refugio en espacios cerrados, incrementando el contacto con otros que podrían estar incubando infecciones.
- Hay menor exposición a la luz solar, afectando la producción de vitamina D y, por ende, la función del sistema inmune.
- A menudo, no estamos preparados para adaptarnos rápidamente a cambios de temperatura, omitiendo el uso de ropa adecuada.
- Una dieta inapropiada disminuye la nutrición de nuestras células y tejidos, debilitando el sistema inmune.
Debemos estar preparados para protegernos del ambiente cotidiano. Bebidas calientes, contar con ropa adecuada para la lluvia y evitar estar mojados son esenciales. Si presentamos síntomas iniciales de malestar, no debemos esperar que un resfriado común evolucione a una bronquitis aguda. Es fundamental no “combatir” un resfriado con duchas frías o haciendo deporte al aire libre; más bien, debemos hacer todo lo contrario.