Posterior a la pandemia, un informe del Ministerio de Salud declaró que el 52.2% de la población de Lima Metropolitana sufre estrés moderado a severo, causado principalmente por los problemas de salud, económicos o familiares que trajo consigo el confinamiento. Por ello, debemos ser conscientes de los efectos que este estado puede generar en nuestro organismo, al igual que trastornos psicológicos como la ansiedad y la depresión.
Cuando enfrentas una fecha de entrega en tu empleo, discutes con tu pareja, o tu perro se escapa, provocando tu temor a que un auto lo golpee mientras intentas atraparlo con desesperación, es probable que empieces a experimentar signos físicos de tensión y ansiedad. En situaciones como esta, es común que tu ritmo cardíaco aumente, tu humor decaiga y tu cuerpo se sienta fatigado. Asimismo, la presión arterial podría dispararse.
¿Qué efectos genera la ansiedad y el estrés en nuestro organismo?
La Mag. Mary Castro, terapista cognitivo conductual de la Clínica Ricardo Palma, explicó a Bienestar que el estrés puede generar un episodio de ansiedad, y esta respuesta física de nuestro organismo puede generar múltiples cambios psicológicos y físicos. Entre ellos, la especialista incluyó la alteración del sueño, cambios en el apetito, palpitaciones más intensas, variaciones en nuestra respiración, alergias y pérdida de cabello.
Del mismo modo, los episodios de ansiedad, de acuerdo con Castro, pueden llegar a ocasionar sudoración en el cuerpo y las manos, malestares estomacales, problemas dermatológicos, cambios en la respiración, entre otros. “Se debe tratar la parte psicológica tanto como con un especialista de la salud, como un dermatólogo, por ejemplo”, añadió.
Respecto a la presión arterial, el Dr. Luke Laffin, especialista en cardiología preventiva de Cleveland Clinic, afirmó que, aunque la ansiedad y el estrés por sí mismos no elevan necesariamente la presión arterial a lo largo del tiempo, su influencia sobre los aspectos del estilo de vida de un individuo puede contribuir significativamente a los incrementos de la presión arterial.
“Existe una relación entre estas reacciones físicas y el riesgo de otros problemas relacionados con la salud. Sin embargo, la presión arterial elevada que generan el estrés y la ansiedad no necesariamente será sostenida a largo plazo”, enfatizó el Dr. Laffin.
¿Qué categorías de estrés puede experimentar una persona?
Para comprender mejor la información previamente mencionada, el experto de Cleveland Clinic enumeró las dos categorías de estrés que una persona puede experimentar.
- Estrés agudo y presión arterial: El estrés agudo, que es temporal y surge a raíz de un evento concreto, tiene la capacidad de incrementar la frecuencia cardíaca y estimular el sistema nervioso simpático. Este fenómeno, a su vez, conduce a un aumento en la presión arterial.
- Estrés crónico y presión arterial: El Dr. Laffin indica que los científicos no tienen un conocimiento profundo acerca de cómo el estrés crónico influye en la presión arterial. Sin embargo, es reconocido que el estrés puede alterar los hábitos relacionados con el estilo de vida, los cuales, a su vez, pueden resultar en un incremento de la presión arterial y elevar la probabilidad de experimentar un accidente cerebrovascular u otras complicaciones cardíacas.
Si bien ambos tipos de estrés pueden provocar un aumento de la presión arterial, tienen diferentes efectos a largo plazo.
¿Cómo se puede reducir el estrés, la ansiedad y la presión arterial?
Todos enfrentamos una dosis de estrés y ansiedad; cómo lo gestionamos impacta en nuestra salud, puesto que depende de cómo cada individuo percibe la situación.
La misma situación puede existir para dos personas, pero ser considerablemente más estresante para una que para la otra. Hay quienes simplemente manejan el estrés de manera más eficiente y cuentan con estrategias de afrontamiento o redes de apoyo más sólidas, afirma Laffin.
Para disminuir tus niveles de estrés y gestionar tu ansiedad, lo cual, a su vez, puede minimizar tu presión arterial, algunas estrategias incluyen:
- Practicar ejercicio con regularidad.
- Garantizar un sueño adecuado y de buena calidad (entre 6 y 8 horas).
- Llevar una dieta beneficiosa para el corazón: Evitar alimentos con alto contenido de sal y grasas, que pueden elevar la presión arterial incluso antes de añadir el estrés y la ansiedad al escenario. Para mantener la presión arterial a raya, considera limitar estos alimentos e incorporar aquellos ricos en antioxidantes y amigables con el corazón.
- Experimentar con la meditación.
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