Aventura salvaje: avestruces, emúes y suris en Pimentel
No tuve que viajar a África ni a Australia para ver a estas gigantes corredoras. Aquí nomás, en el ingreso al famoso balneario norteño de Pimentel (a unos 20 minutos de Chiclayo), me encontré cara a cara con imponentes avestruces y emúes australianos que superaban el metro y medio de altura.
Ricardo Castañeda es un criador de aves gigantes que saca pecho cuando habla del suri o ñandú, una especie de origen andino casi extinta que ha encontrado en el norte peruano a un héroe que trabaja por su conservación: ”Hace cinco años llegué de Puno con una pareja de suris. Como eran bebés y en esa etapa viven bajo el vientre de sus padres, a unos 20 ºC aproximadamente, no les costó aclimatarse (…) Tiempo después se reprodujeron”.
Actualmente cría tres ejemplares de esta especie en el Parque Temático de Aves Gigantes. Con lo que cada viajero deja en su visita, Ricardo los alimenta: “Son tres kilos de granos, frutas y tubérculos los que requieren por día”. Además, para garantizar su preservación, pone en marcha investigaciones en alianza con la universidad Pedro Ruiz Gallo.
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RÁPIDAS Y CURIOSAS
Pero el circuito en este curioso lugar comienza en la zona de los emúes, otra ave corredora que proviene de Australia y que está tan bien acostumbrada al calorcito norteño que existen varias camadas nacidas en suelo patrio.
A simple vista su gran tamaño me atemoriza. Pero conforme ingreso al área cercada, donde permanecen hasta que cumplen los dos años, compruebo que son inofensivos. Con la misma curiosidad que despierta un juguete nuevo en un niño, se acercan a mirarme. Me siguen, picotean mi mochila y con la ayuda de sus cuidadores, posan a mi lado.
“El emú es sociable por naturaleza. Aquí tenemos 150 y desde pequeños se acostumbran a las caricias humanas así que no hay riesgo. Ojo, que criarlos en cautiverio y en condiciones óptimas no es negativo porque esto asegura su preservación”, señala Ricardo mientras me guía al encuentro de sus otros inquilinos.
Son cuarenta las avestruces que posee pero no todas viven juntas. Al ser polígamas, compiten entre ellas y se pueden enfrentar. Por esa razón, ubican a un solo macho junto a dos hembras en áreas cercadas de 300 metros de terreno.
Su tamaño, todavía mayor que el de sus vecinas, intimida. Son veloces, de patas fornidas así que me recomiendan admirarlas guardando cierta distancia.
El recorrido concluye con una exposición en la que me entero de dónde provienen, cómo se reproducen, y en qué se usa su carne, su piel y sus huevos. “El trabajo para salvarlos de la extinción es arduo. Por eso la concientización a los visitantes es fundamental”, indica nuestro anfitrión.
Antes de irme, ingreso a su pequeña tienda en la que venden cascarones decorados por artistas de la zona. También sirven avestruz a la plancha (S/35) y omelettes de tamaño familiar (S/30), como para compartir entre tres personas.
El Parque Temático de Aves Gigantes abre los 365 días del año de nueve de la mañana a seis de la tarde. Está ubicado en la zona rural, a dos kilómetros de Pimentel. Adultos pagan S/ 5 y niños hasta los 10 años, S/ 4. Inclúyelo en tu plan. Es una experiencia única en la que además se aprende.
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* Imagen destacada: Eduardo Isla.