Ruta del pisco y el vino en Moquegua: conoce las mejores bodegas, viñedos y más
En mi último viaje nos dirigimos al sur del Perú. Volamos a Tacna y seguimos un par de horas por tierra hasta la ciudad de Moquegua, capital del departamento homónimo. Un lugar con buen clima todo el año, deliciosa gastronomía y una cultura del pisco y el vino que se mantiene desde la época colonial.
El historiador Gustavo Valcárcel explica que los españoles llegaron en 1530 a Moquegua y veinte años después introdujeron la vid. “En 1570 empezaron a desarrollar su cultivo y la elaboración del vino y el aguardiente. En 1770, este lugar se convirtió en el principal productor y abastecedor de vino y aguardiente del virreinato”, asegura Valcárcel.
En la actualidad existen alrededor de 130 bodegas en Moquegua y una ruta imperdible por una veintena de ellas, que muestra el proceso de elaboración de nuestra bebida de bandera y el vino.
¿Cómo recorremos la ruta del pisco en la campiña moqueguana?
Carmen Rodríguez, de la oficina de IPerú de Moquegua, asegura que hay dos formas de recorrer esta ruta: “Puedes tomar un tour que cuesta desde S/55 por persona o ir por cuenta propia. Si vas por tu cuenta, calcula S/35 de taxi para llegar a Biondi, S/8 para ir a Rayito de Sol y S/10 para Atencio o El Mocho”.
Bodega Biondi, la imperdible en Moquegua
Comenzamos en la bodega Biondi, una de las más representativas de Moquegua y que ha ganado más de 150 medallas por su buen pisco. “Nosotros tenemos nuestros propios viñedos y contamos con 6 variedades de uva con las que producimos pisco: italia, moscatel, torontel, negra criolla, quebranta y albilla. También producimos pisco acholado, una mezcla de italia, quebranta y negra criolla”, precisa Omar Mamani Quenta, el ingeniero que nos guía en nuestro recorrido por la bodega.
Conocimos el área de recepción y fermentación de la uva, donde se ubican 4 tanques de maceración y 4 de fermentación. Luego pasamos a la zona de alambiques, donde de los 3 que se conservan uno ha sido elaborado en Moquegua, por artesanos de la zona y tiene capacidad para mil litros.
César Biondi nos explica que en estas instalaciones se producen anualmente 50 mil litros. “Con mi padre empezamos en 1960 con una pequeña producción, toda artesanal. La pisa era a pie desnudo y el alambique más antiguo trabajaba a leña. Totalmente distinto a la producción actual (…) En el año 2005 iniciamos la participación en concursos y ahora tenemos más de 150 medallas”, precisa el líder de esta bodega.
Bodega El Mocho, legado familiar vitivinícola
Continuamos en El Mocho, una bodega ubicada en el Fundo El Cuadrante. Donde además de pisco, producen vino y macerados. Su propietario José Salas nos recibe para llevarnos por la planta y guiar una cata.
Mientras realizamos el recorrido, Salas nos cuenta que iniciaron el negocio en 1995 tras heredar un terreno y comprar el fundo El Cuadrante. “Solo contábamos con 50 plantas de uva y nos dedicábamos a elaborar chicha baya. Pero hace 8 años redireccionamos el negocio. Ahora tenemos 2 hectáreas de uva y elaboramos vino, licores y macerados”, afirma Salas.
Rodríguez recomienda complementar la ruta del pisco y el vino con una visita al museo Contisuyo, el mirador turístico Cristo Blanco y las dulcerías tradicionales como Isabel o Victoria. Recuerda que si necesitas información sobre esta y otras regiones puedes escribir al WhatsApp de IPerú al 944 492-314.
Museo Contisuyo: un paseo por la historia de Moquegua
Está ubicado en la plaza principal de Moquegua. Este museo resguarda restos de los tiahuanaco, chiribaya, wari y estuquiña. También exhiben momias como la de un niño de 10 años que se enterró sentado y flexionado, está cubierto por telares y aún mantiene el pelo pegado al cráneo. Así como una maqueta de Cerro Baúl, otro emblema moqueguano que fue ocupado por los Wari quienes dejaban ofrendas por considerarlo un cerro sagrado.
“Desde hace 2 años se puede visitar (el Cerro Baúl) y ver 3 templos, estructuras de dos pisos, talleres de artesanos, recintos de cocina con batanes e inclusive una chichería donde se elaboraba chicha de molle”, nos cuenta Raúl Menaut, encargado de la sala de exhibición del museo Contisuyo. Lugar que este año cumple 30 años. Abre de lunes a sábado y el ingreso cuesta S/2 para los adultos y S/1 por niño.
No nos vamos sin visitar la catedral de Santo Domingo, que alberga los restos de Santa Fortunata. Tampoco dejamos de probar sus famosos guargüeros, los niditos, los alfajores de penco y otros manjares que tienen una relación estrecha con el vino. Por si no lo sabes, en la colonia se utilizaban las claras de huevo para clarificar esta bebida y con las yemas que sobraban las reposteras elaboraban postres. Es así como Moquegua cuenta con unas 300 recetas dulces que las familias moqueguanas guardan por generaciones.
¿Te animas a saborear esta ruta? Recuerda que se trata de un destino bastante seguro y poco visitado. Para más datos viajeros sígueme en redes sociales:
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