¿La ciudad de Lima funciona con 43 alcaldes?
La Comisión Regional de Planificación y Habilitaciones Urbanas (CORPHUR) del Colegio de Arquitectos-Regional Lima, está organizando el conversatorio “Hacia el desarrollo urbano sostenible de la megalópolis Lima Callao al 2050”, donde se discutirán los 11 planes urbanos y reguladores, tanto para Lima Metropolitana como para el Callao, propuestos entre 1949 y 2020. Cuando empleamos el aforismo “en Lima no se planifica” estamos frente a una falacia; planes hay, lo que no ha habido es voluntad política, decisiones claras, institucionalidad y continuidad, por lo que una y otra vez insistimos en volver a hacer todo desde cero.
Las interrogantes que en estos días se presentan alrededor de los proyectos del Óvalo Monitor, el Parque Bicentenario de Miraflores, la futura estación de la Línea 2 de Metro de Lima en el Parque de la Exposición -al lado del MALI- entre otros proyectos, tienen un denominador común: la falta de integración con un sistema urbano y paisajístico mayor. Son obras que no se guían por directrices urbanas integrales, sino que son proyectos de inversión pública aislados, en muchos casos por distrito. El panorama anterior se agrava por falencias de comunicación y vacíos legales en cuanto a la organización de concursos y procesos de consulta ciudadana.
¿Qué ocurre con la gestión de la Municipalidad Metropolitana de Lima y los otros 42 distritos de la provincia, además de El Callao? ¿Qué ocurre con nuestra ciudad fragmentada -parafraseando a Elio Martuccelli- cuando no se vislumbran posibilidades de cambio hacia una gestión sistémica? ¿No se requerirá otro modelo de gestión urbana?
Hago estas preguntas porque nuestras autoridades parecen tomar caminos divergentes: La Municipalidad Metropolitana de Lima y el Instituto Metropolitano de Planificación, anunciaron este agosto que están trabajando un nuevo Plan Metropolitano de Desarrollo Urbano Lima 2021-2040 (PLANMET 2040), que revisará lo avanzado con el PLAM 2035, pero que propondrá una estructura nueva. De otro lado y en otra escala, es cuestionable que hace pocos meses se haya querido poner en marcha el cambio de zonificación: “Proyecto de Reajuste Integral de Zonificación del Valle Bajo de Lurín y del Distrito de Lurín”, que -por presión de la sociedad y diversos gremios- la Comisión de Desarrollo Urbano de la Municipalidad Metropolitana de Lima, decidió dejar sin efecto. A todo ello se suma la reciente propuesta de derogación de la Ordenanza Metropolitana Nro. 1852 “Para la conservación y gestión de las áreas verdes en la provincia de Lima” cuya propuesta de recambio tiene puntos, por decir lo menos, cuestionables.
¿Qué ocurre con la protección de nuestros ecosistemas y el manejo de los recursos hídricos? Cuando sabemos que ello será el desafío de Lima en los próximos años. ¿Qué ocurre a nivel país -Poder Legislativo- con la ley 31056? Cuando el Congreso de la República amplió los plazos de titulación -hasta el año 2026- de los suelos ocupados de manera informal.
Necesitamos con urgencia a nivel país una Ley de ordenamiento territorial, uso y gestión del suelo (con sus instrumentos); para Lima, en lo urbano y paisajístico, necesitamos urgentemente una instancia de gestión mayor que congregue diversos sectores, pero con autonomía: Ambas iniciativas serían verdaderos legados para una república que ingresa a su tercer siglo de existencia.
Estamos desarticulados como país, como poderes del Estado, ministerios, regiones y municipios; ciudadanía, academia y sector privado. Si contamos con bases legales claras y compromiso político, conseguiremos continuidad en la planificación y su gestión. Ahora que la ciudadanía está vigilante, toca defender los fueros del bien común y una ciudad para todos.
Karen Takano
Directora de la AEA
Estudio: Karen Takano Arquitectura