De ratones y padres
Mi amigo Juan Miguel es una persona con muy buenos gustos. Siempre recomienda buenos libros, discos, películas y, por supuesto, cómics. Hace algunas semanas nos vimos después de mucho tiempo y me pasó una serie de historietas que no había podido leer hasta el momento, entre ellas estaba “Maus” de Art Spiegelman. Antes de despedirnos, Juan Miguel me preguntó: ¿Cuál vas a leer primero? No me dejó responder y con un tono que confundía una orden con una suplica afirmó: “Lee Maus”.
A pesar de que mi amigo es un publicista talentoso no me vendió bien la historia. “Son ratones en el holocausto”, me dijo. No le hice caso y comencé con otros cómics; sin embargo, su actitud me dejó pensando y a los pocos días del encuentro empecé con la historia de ratones y el holocausto. Y tal como sospechaba, la descripción de Juan Miguel no había sido la más acertada.
Art Spiegelman, estadounidense nacido en Suecia en 1948, es uno de los historietistas más influyentes de la actualidad. Hijo practicamente único (su hermano mayor murió a temprana edad y antes de que naciera Art) de una pareja de judíos sobrevivientes del holocausto, su familia siempre influyó en su trabajo. El suicidio de su madre ocurrido en 1968 lo llevó a realizar una serie de historietas que tiene como punto culminante “Prisoner on the Hell Planet” (Prisionero en el planeta Infierno), obra que toca el tema de la muerte de su progenitora.
Su brillante trabajo lo convirtió en una figura reconocida en el movimiento underground estadounidense de los setenta y le permitió fundar la revista Arcade, en la que colaboraron figuras como Charles Bukowski. En 1980, junto a su esposa Francoise Mouly, fundó Raw, una revista en la que publicaron partes (entre 1980 y 1991) de su obra maestra “Maus” que ganó el Pulitzer en 1992.
Al igual que en “Prisionero…”, en “Maus” Spiegelman utiliza la historia de sus progenitores para regalarnos un cómic de antología. Esta vez usando la voz de Vladek (su padre) relata el camino de supervivencia de la pareja desde que Polonia cae en manos de los nazis hasta que triunfan las fuerzas aliadas. Sin embargo, dicho relato es intercalado con escenas de la elaboración del cómic que para mí le dan un valor extraordinario a la obra.
Durante las escenas más actuales, el autor no tiene reparo en retratar a su padre como una persona avara, maniática e inaguantable. A pesar de que el historietista admira al Vladek que logró sobrevivir de una situación tan límite y al que retrata como a un héroe, no lo soporta en la vida diaria. Gracias a esa historia actual podemos ver las consecuencias que dejó el holocausto en los progenitores de Spiegelman, el padre termina neurótico y la madre acaba suicidándose. Pero, no solo ellos son víctimas, el mismo autor también sufre por las terribles experiencias que vivieron sus progenitores. Es una muestra de cómo la atrocidad de los nazis golpeó y sigue golpeando a la comunidad judía.
Asimismo, otra fórmula que funciona a la perfección es el uso de animales para representar a las nacionalidades. En el cómic los judíos son ratones; los alemanes, gatos; los polacos, cerdos; los estadounidenses, perros, etc. Ese uso de figuras animales por un lado transmite el punto de vista del autor: los judíos son ratones indefensos que viven en ratoneras gobernadas por gatos que solo quieren matarlos, los polacos son cerdos que dejaron a los judíos a su suerte. Y por el otro lado, permite que experiencias tan duras como el holocausto o las peleas intrafamiliares no sean tan chocantes para el lector. Claro que siempre haciendole un guiño a Disney.
Luego de que terminé la hermosa historia de los Spiegelman me comuniqué con Juan Miguel para agradecerle por haberme pasado Maus. Mi amigo me explicó su prisa porque yo leyera el cómic con esta frase: “Cuando uno encuentra algo tan bueno quiere que todo el mundo lo conozca”. Creo que Art tuvo la misma motivación que Juan Miguel a la hora de escribir el cómic. La historia de su familia y del holocausto tenía que ser transmitida al mundo y de la manera en que él nos las presentó. No me queda más que decirle: “Gracias Art”. Y claro: “Gracias Juan Miguel”.
Pregunta de la semana: ¿Conoces el trabajo de Art Spiegelman? ¿Qué cómics undergrounds recomendarías?