La novia de Robin (Wood)
Sin lugar a dudas Robin Wood es uno de los grandes del cómic latinoamericano e incluso del mundo. Muy pocos autores ha sido capaz de crear tantos y tan buenos personajes como el paraguayo. Dago, Nippur de Lagash, Pepe Sánchez, Gilgamesh, entre otros han sido personajes que hicieron delirar a los chicos y grandes que leían las publicaciones de la editorial Columba. Pero fue en “Mi novia y yo” donde el guionista retrató con fino humor la relación que tuvo con su ‘media naranja’.
Descubrí a “Mi novia y yo” una vez más gracias a mi amigo Chubi, quien tenía la suerte de haber heredado de su padre una colección enorme de revistas de la editorial Columba. Una de mis primera enamoradas me acababa de terminar y yo estaba bien deprimido y el buen Chubi no tuvo mejor idea que prestarme una colección de los mejores episodios de la obra de Wood. “Hay que tomarse el amor con humor”, me dijo y sí que tenía razón.
Si bien “Mi novia y yo” fue cambiando a lo largo de los 25 años de publicación, en la recopilación que llegó a mis manos se encontraba el corazón de la historia original. Allí pude leer los primeros encuentros entre el timorato compositor de jingles Homero ‘Tino’ Espinoza y su encantadora novia Penélope ‘Poppy’ Andersen. Una mezcla de ternura y humor capaz de encantar al más exigente lector.
En las primeras etapas de la publicación, Wood se las ingenió para combinar las más disparatas situaciones (Poppy actuando de corista, la pareja conociendo a Drácula) con escenas románticas. Todo en el formato “Yo amo a Lucy” en el que tras una multitud de gags todo termimaba con un beso final y guiñada de ojo al lector. Aunque, siendo francos, sin la inocencia de la sit com estadounidense.
¿Pero existió ‘Poppy’? En realidad sí porque el título es en cierta forma autobiográfico. Muchas de las historias partían de anécdotas que vivió Wood y la novia era justamente una novia sueca que tuvo el guionista durante un tiempo. El hecho de que solo fuera su novia durante un tiempo es quizás la explicación de por qué luego Poppy perdió protagonismo.
Con el paso de los años, “Mi novia y yo” se centró cada vez más en las anécdota de ‘Tino’ como trabajador de una editorial, que debería ser Columba, y sus trabajos como periodista, incluso llega a entrevistar a Pepe Sánchez. Pero el epítome de la tendencia autobiográfica se da cuando ‘Tino’ conoce al propio Wood y ambos reconocen sus innumerables similitudes.
Bueno, si bien “Mi novia y yo” es una obra que logra trascender el título, algunos románticos como yo apreciamos los inicios y la búsqueda de darle humor al amor. ¿Por qué que mejor que reirse con la pareja de uno? Yo creo que muy pocas cosas.
pregunta de la semana: ¿Has podido leer Mi novia y yo?