Un superhéroe peruano
A los superhéroes los solemos asociar con poderes como volar, trepar las paredes, levantar autos o edificios. Si bien ‘Pepe’ Selem no tiene una fuerza similar a la de Superman o Hulk, es considerado un superhumano por la capacidad que tiene para doblar fierros con la cabeza, los dientes, romper guías telefónicas con las manos o detener dos motos con los brazos. Como todo héroe pasó por una etapa en la que no supo cómo utilizar sus dones pero ahora los usa para hacer el bien predicando en la iglesia La Roca. Y su principal enemigo es el diablo.
A continuación una versión extendida de la entrevista que salió en la edición impresa la semana pasada.
Lo veo doblar un fierro de dos centímetros de diámetro (los que se usan en las cárceles) con los dientes y empiezo a entender porque es el único peruano que forma parte del grupo de Superhumanos que el History Channel ha seleccionado en Latinoamérica. Afirma que como todo superhéroe usa su poder para hacer el bien. Ya no emplea su fuerza para ganar peleas sino para evangelizar a niños y deportistas.
Gracias a tu gran fuerza has sido reconocido por el History Channel como el primer superhumano peruano…
Es un honor que un canal reconocido a nivel mundial como el History Channel me haya escogido a mí para representar al Perú. Soy el único dentro del grupo de latinoamericanos que pasaron las pruebas. Para mi ser un superhumano es explotar el don que uno tiene. Todos tenemos algo especial pero no todo poseemos la fe para llevar ese don al extremo. Muchas veces nos creemos esos discursos que dicen que somos un país subdesarrollado, que no podemos vivir haciendo lo que nos gusta, que solo nos queda sobrevivir. Y por eso al final solo sobrevivimos y no explotamos nuestro potencial.
¿Siempre sentiste que tenías esa superfuerza?
Sí, desde pequeño. Mira yo no soy muy alto, solo mido un metro sesenta y ocho, pero siempre fui muy fuerte. Por ejemplo, cuando tenía ocho años me expulsaron de un colegio por haber aplastado a ocho compañeros contra la pared. Por eso empecé a hacer lucha grecorromana y luego pasé a las pesas. Desde los quince años practico powerlifting y fui campeón desde muy joven.
Has llegado a ser incluso campeón iberoamericano …
He sido siete veces campeón nacional, tres veces sudamericano, tres iberoamericano, dos del Pacífico e incluso he obtenido logros en el sur de EE.UU. pese a que soy peruano. Podría haber sido campeón más veces pero justo cuando gané el primer título yo practicaba vale todo. La experiencia en ese deporte me hizo pensar que mi fuerza me estaba haciendo malo y por eso dejé los gimnasios y las competencias. Recién a raíz que muere mi padre en 1998, encuentro un papel de un campeonato nacional de pesas que él me estaba guardando. Es en honor a mi padre que vuelvo a las competencias después de once años y vuelvo a ganar.
¿Cómo es eso de que te estabas volviendo malo?
Lo que pasa es que yo no viví con mi padre desde los doce años y tenía un hueco en el corazón. En ese momento para llenar la falta y sentirme más hombre me convertí en un matón. Después con el tiempo me di cuenta de que fui un buen peleador callejero porque en realidad era un cobarde. Quería disfrazar el temor que tenía de quedarme solo y buscaba que la gente me respete. Por eso era peleador, mujeriego, un bacán de la esquina. No me importaba que me respetaran o me quisieran sino que me acepten.
¿Cómo fue ese regreso a las competencias?
Yo había huido de Lima porque ya no quería pelear más. Me había mudado a Tarapoto porque ahí vivía mi padre. En ese ciudad me di cuenta que no había ningún gimnasio y puse el primero. Luego muere mi padre de un infarto y vuelvo a las competencias. Luego en el 2000 fui a un mundial en Italia y el campeón contó que tenía un entrenador personal con el que trabajaba las 24 horas. Le pedí que me lo presente y él me llevó a Jesucristo.
En Tarapoto también conociste a tu esposa…
Sí, pero fue difícil conquistarla porque ella me veía como el limeñito que seguía con las andanzas y las peleas. Me costó seis meses convencerla y hasta ahora somos muy felices. Ella es muy bonita. Por suerte los deportistas no necesitamos ser guapos al final siempre conseguimos lindas mujeres.
Ella también ayudó a ponerte en vereda…
Sí, ella era enfermera de profesión y yo también la introduje en el mundo del deporte. Ella ha sido campeona nacional de fisioculturismo.
¿No será también una superhumana?
Si me domina es porque lo es (risas).
Me contabas que es en Italia donde conociste a Jesucristo. Ahora incluso eres pastor de una iglesia cristiana…
Después de dos meses llegó a Tarapoto un pastor que quería conocerme. Él formaba parte del Power Team que es el que hace las pruebas de fuerza. Me fue encaminando y me dijo que utilice mi fuerza para evangelizar. Es allí cuando me doy cuenta que Dios me dio esta fuerza para Él, no para mí. Así empiezo a realizar todo este show de pruebas físicas y a evangelizar en toda la selva. Luego me envían a Lima para trabajar con los deportistas y me dijeron que abra una iglesia. Así fundamos Nuestra roca a donde no solo va gente relacionada con el deporte sino amigos y familiares de ellos. Eso también me llevo a ser el pastor de los artistas ya que ellos y los deportistas sufren de lo mismo: el ego.
Todas estas pruebas de fuerza las haces sin ninguna protección…
Sí, por ejemplo, los estadounidenses usan una protección cuando ellos doblan el fierro con la boca. Cuando empecé a hacer las demostraciones le pedí al señor que me diera una buena dentadura y por eso lo hago sin nada. Tampoco uso protección cuando doblo el fierro con la cabeza.
¿Nunca te has hecho daño?
En Colombia, en vez de traer motos para que me jalen las extremidades pusieron autos. Uno de los conductores se puso nervioso y me rompió el hombro. Sin embargo, fue leve solo duró cuatro meses.
Como me comentabas tú no eres alto, solo pesas cien kilos; mientras que las personas que suelen realizar estas pruebas son bastante altos y pesados. ¿Cómo te miran ellos? ¿Se sorprenden?
Una vez me invitaron a EE.UU. para estar con ellos. Fueron al aeropuerto a recogerme dos jugadores de la NFL y se imaginaban que era grande como ellos. La cosa es que de repente pasó media hora y nadie me recogía del aeropuerto de Houston. Entonces vi a dos personas grandes y decidí acercarme. Después de presentarme en mi inglés masticado, me miraron con cara de chupar limón y me preguntaron ¿Pepe? No me habían reconocido (risas). Como soy pequeño cuando hago shows por allá me presentan como el Superratón y aprovechamos para relatar la historia de David y Goliat.
No solo te pueden comparar con David. Eres un Sansón pero a pesar de que estás sin cabellera no has perdido tu fuerza…
Justo lo hago para dar la contra. No perdió la fuerza por el pelo sino por desobediente. Sansón significa pequeño y nunca fue musculoso. Sansón fue un hombre normal que fue abandonado por el espíritu de Dios por no seguir sus deseos. Por eso yo mantendré mi fuerza mientras siga en el camino de Cristo.
¿Qué sentiste cuándo el History Channel te llamó para hacerte las pruebas que te calificaran como superhumano?
Sentí mucha alegría pero lo tomé con prudencia porque había que pasar por varias selecciones antes de salir en el programa. Por suerte no me descalificaron y pude integrar el grupo de treinta personas que aparecemos en la primera temporada de Superhumanos. Y fui una de las tres personas que salió en la propaganda.
Tuviste que viajar a Buenos Aires donde no solo te hicieron hacer las pruebas de fuerza sino que pasaste por chequeos médicos…
Me llevaron a una clínica deportiva donde me hicieron unas pruebas de resistencia sobre mis lumbares, cuádriceps, brazos y hombros para encontrar de donde sale mi fuerza. Encontraron la mayor fuerza en mis lumbares, la potencia de mi espalda es comparable a la de los cuádriceps de un jugador de fútbol. Algo nunca visto.
¿Te identificas con algún superhéroe?
Soy fanático de ellos y especialmente de Hulk. Lo sigo desde niño cuando salía en los dibujos animados. Es más estoy muy contento porque en la película de “Los Vengadores” él es el que se roba la película. Por más que Ironman el que hace más cosas, el héroe de héroe es Hulk.
Entonces como Hulk en la película, aprendiste a controlar tu ira…
Sí, ahora sí. Ya no le pego a nadie, soy paciente, uso la palabra. Al igual que Hulk la gente dice que soy muy noble. Soy muy sentimental, lloro con las películas y los niños son muy pegados a mí. Y por eso trato de educar a la juventud para que ellos no pasen por lo que yo pasé.
¿Y a qué villano te gustaría derrotar?
En el mundo del cómic a Rhino, el enemigo de Spiderman. Ojalá lo pongan en la próxima película. Y en la vida real al diablo. Todos los días lo busco vencer.
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pregunta de la semana: ¿Conoces otro superhéroe peruano?