Daredevil más sabe por diablo que por rojo
Daredevil tiene más de “dare” que de “devil”. El temerario invidente investido con un traje que asemeja un diablo es el representante de la justicia de la calle en medio de Hell’s Kitchen, la Cocina del Infierno, esa zona de Nueva York que no huele a azufre sino a corrupción. Un personaje de Marvel que ha recuperado notoriedad gracias a la serie de Netflix que hoy estrena su segunda temporada.
Si la primera entrega fue acogida por espectadores y críticos a la par, con un gran entusiasmo que contagió a propios y extraños, en esta ocasión la expectativa alcanza un punto mayor porque ya se sabe que el abogado Matt Murdock, que dedica sus horas libres a luchar como un superhéroe, cruzará caminos con otros íconos de Marvel como Elektra y Punisher, dos reales antihéroes.
Así, mientras contamos las horas y nos preparamos para disfrutar de la serie (más de uno alista su maratón para ver de corrido todos los capítulos), en este post quiero recomendarles dos historias de Daredevil que son infaltables en una colección y que nos pueden ayudar a comprender mucho mejor a este personaje. Aquí va, pues, esta previa antes de encender la pantalla.
Born again
(de Frank Miller y dibujos de David Mazuchelli)
Karen Page, la antigua enamorada de Matt Murdock, se ha deslizado como por un tobogán en el averno de las drogas. Pero ella conoce el secreto de su ex amante. Y esa información la utiliza para conseguir más estupefacientes: la identidad de Daredevil a cambio de un pinchazo, una aspirada, una chutada más. Una noticia que llega a los oídos de Wilson Fisk, Kingpin, el dueño inmoral de Hell’s Kitchen, que se propone entonces una sola cosa: destruir a Murdock, arruinarlo, acabar con su reputación, aplastar su alma, pisotear su imagen, hacer que se trague el orgullo, y después aniquilarlo.
Fueron siete las entregas de este arco argumental que Frank Miller ideó en 1986, una historia que supuso un eslabón indispensable en la historia de Daredevil (los números 227 a 233), ya que lo vemos ingresar al infierno y salir de él, primero a rastras y luego de pie. Matt Murdock muere y renace como otra persona, ya no solo como un justiciero enfundado en un traje rojo, sino como un hombre verdaderamente sin miedo, alguien que ya no tiene nada que perder y que enfrenta a sus propios demonios interiores aunque deba emplear armas non sanctas.
Desconfianza, miedo, humillación, cólera, indignación, incredulidad, bochorno, vergüenza… Sentimientos y sensaciones que pesan toneladas son las que aplastarán a este hombre que primero será acusado de ser un abogado inmerso en malas prácticas, a quien después le vuelan (literalmente) la casa, que se queda sin dinero ni propiedades, que ya no confía en sus amigos y que se extravía en ese oscuro remanso de la venganza a secas.
En la historia, Murdock sobrellevará todo esto, se reencontrará a sí mismo. Cada capítulo en esta historia de degradación pero también de esperanza (Apocalipsis, Purgatorio, Paria, Renacimiento, Salvado, Dios y Patria, Armagedón) nos mostrarán a un hombre que escapa de su propia sombra. Y para ello deberá enfrentar en una pelea de alto voltaje a un falso Daredevil al que Kingpin intenta utilizar como fantoche, y luego a un supersoldado que encarna el American Way of Life a punta de metralla, también enviado por Kingpin, que está dispuesto a destruir una ciudad y matar a inocentes.
Esta obra es un clásico del cómic e integró en el 2014 el top ten de historias que los fans de Marvel elaboraron como las mejores de todos los tiempos. Por coincidencia -y timing marketero-, en estos momentos en Lima se puede hallar en dos colecciones distintas que se han puesto a la venta. No lo dudes: vale cada sol puesto sobre la mesa.
Daredevil:
el fin de los días
(de Brian Michael Bendis y David Mack, con dibujos de Klaus Janson y Bill Sienkiewicz)
Una pelea más. Una batalla salvaje. Una hora y 45 minutos de carnicería. Un estropicio de piel, sangre y huesos. Los testigos son muchos, las cámaras de los celulares están encendidas y lo graban todo. Cada golpe. Cada patada. La vida que se escapa en cada puñetazo. Los dos hombres enfrentados a sabiendas que hoy morirá uno. Que la sombra del adiós definitivo estalla en medio de esa calle. Y tantos ojos que no se atreven a despegar del espectáculo se convierten al final en los mudos cómplices del asesinato de Daredevil a manos de Bullseye. El héroe ha caído, el villano ha triunfado. Y la risa se atraganta.
En diciembre del 2012 y a lo largo de ocho números, Brian Michel Bendis y David Mack presentaron esta historia que empieza con un final: la muerte del Hombre sin Miedo. Su cadáver yace ahora en la morgue y Ben Urich, el periodista del Daily Bugle, viejo conocido de varios superhéroes, recibe el encargo de escribir la historia de esta última batalla. Una historia que acaso sea la última que él escriba también, pues el añejo periódico de J. Jonah Jameson tiene solo una semana de vida: el impreso no ha soportado el peso del mundo digital y agoniza. Como agoniza la ciudad, como agonizó Daredevil durante más de una hora y 45 minutos.
Urich se muestra hastiado. Cansado. Está carcomido por su escepticismo y está seguro de que hallará las evasivas de siempre. Pero algo cambia esta vez: un vecino, un testigo conmovido y dolido le cuenta al reportero que su esposa grabó la última frase que exhaló el justiciero vestido de rojo. Una simple palabra. Y así como si se tratara de recrear las últimas semanas de vida del “Ciudadano Kane”, Urich se enfrasca en tratar de impregnarle sentido al deceso de su amigo.
En cada capítulo, Urich emprende un recorrido por vidas pasadas, desentierra memorias y olvidos, se envenena de odios y añoranzas, y vuelve a encontrarse con figuras en las sombras, amores acallados, enemigos escondidos, superhéroes apocados, y un mosaico de pecados que le sirven para reconstruir el alma de un hombre que se vestía de diablo para sentirse el ángel de una ciudad.
Así, iremos descubriendo que Elektra tiene un hijo y no quiere saber nada de su antiguo vestido rojo, que Punisher-Frank Castle está en la cárcel, que Viuda Negra ha muerto, que Gladiador dejó su vida de crimen para dedicarse a un negocio de venta de disfraces de superhéroes, que Kingpin acabó ensangrentado y molido a manos de su archirrival meses atrás… Y más. Porque también incurre en la sospecha de que esta muerte pudo ser prevista, que tal vez, quizás, Daredevil había previsto lo que iba a suceder y que había tomado las medidas necesarias para que su batalla perdure.
A veces nos olvidamos que toda vida muta, evoluciona. Que nuestros seres queridos hoy pueden ser nuestros peores enemigos mañana. Que esa escena que hoy nos encandila, acaso mañana sea una tortura. O viceversa. La gente cambia, las cosas cambian. Pero en este cómic, la sensación que nos queda con cada página que pasamos es que depende de nosotros mismos acercarnos con cada acto a la inmortalidad. Así sea en el mismísimo averno.
¿Y TÚ VERÁS LA SEGUNDA TEMPORADA DE DAREDEVIL?