Escuadron(es) suicida(s): la previa
Voy a ir al cine a ver a “Escuadrón suicida” con el sambenito de las críticas dispares (hay quienes dicen desde ya que es una mala película, otros la describen como un frenesí puesto en escena lo cual debo entenderlo como positivo), pero antes he estado leyendo y releyendo los cómics que tengo sobre este grupo para ir calentando la mente.
Lo primero que quería decir es que antes que en Harley Quinn o Deadshot, cuando me hablan de prisioneros disfuncionales que reciben la encomienda de realizar misiones casi imposibles para el Gobierno Estadounidense pienso en el filme “Los 12 del patíbulo” (o “The Dirty Dozen”, como dicta su título original en alusión a la poca limpieza del grupo).
Sé que suena a pasado muuuuy remoto, pero siendo esta una película de 1967 se ha convertido en un clásico. La historia gira sobre Lee Marvin, un mayor del ejército estadounidense poco dado a la disciplina y el chicheñó, que se encarga de dirigir a un grupo de soldados condenados a muerte o a muchos años en cárcel para atacar una fiesta de altos oficiales nazis en un palacete. Charles Bronson, Telly Savalas, Donald Sutherland, Jim Brown y otros nombres rutilantes componen tan simpático conjunto.
Bueno. Decía que es la primera referencia que se me viene a la mente porque si partimos de la premisa de que estos tipos (los del patíbulo y los del escuadrón) no son héroes, sino más bien un conjunto de asesinos, ladrones, convenidos, dementes, esquizofrénicos, antisociales, etc., también entendemos que su principal atractivo es ver cómo harán para conjugar tanto egoísmo y traición en procura de alcanzar su objetivo. Es decir, cómo se hacen equipo.
Hay una coincidencia entre los seguidores de cómics que el primer grupo en el mundo de DC Comics que lleva el sobrenombre de Escuadrón Suicida también giraba alrededor de un grupo de soldados indisciplinados y rebeldes liderados por el capitán Richard Montgomery Flag en medio de la Segunda Guerra Mundial.
No obstante, la primera serie con ese título como cabecera data de 1959, cuando el guionista Robert Kanigher y el dibujante Ross Andru unen talentos para contar la historia de Rick Flagg Jr. (sí, el hijo del capitán Richard), su novia Karin Grace, el dr. Hugh Evans y Jess Bright y cómo enfrentaban a monstruos, dinosaurios y otras amenazas en aventuras de ficción.
Estas historias no duraron mucho y fueron esporádicas, hasta que en 1987 se retomó la premisa pero con el atractivo de que fueran supervillanos los encargados de acometer las misiones para el gobierno, y que fueran acciones encubiertas a cambio de reducir sus condenas. Rick Flag Jr. retomaba el comando y estaba a cargo de Deadshot, Capitán Bumerán, Enchantress, Nightshade…
Además, Flag manejaba brazaletes con explosivos de tanto desenfrenado a su cargo para que a ninguno de los prisioneros en armas se le ocurriese la peregrina idea de escapar, matar a los compañeros o excederse en demasía. Gran encargo que le dio el enlace con las altas esferas, Amanda Waller, una señora afroamericana un poco subida de peso cargada de autoridad.
Más de 60 números con guiones de John Ostrander corrieron en los que se impuso la premisa básica que hasta ahora subiste: estos tipos actúan por obligación y no por vocación, y ya sabemos que cuando uno hace las cosas a la fuerza…
La serie acabó en 1992 y se quiso retomar en el 2001 bajo un enfoque humorístico, pero una docena de entregas después se vio que la ruta no era la adecuada. En el 2007 hubo un nuevo intento de resurrección en una miniserie con el propio Ostrander como guionista, hasta que en el 2011 las cosas se pusieron en serio y volvió el grupo en el llamado nuevo Universo DC.
Nuevos y viejos antihéroes juntos otra o por primera vez: Deadshot, Capitán Bumerán, Rey Tiburón, El Diablo, Savant, Araña Negra… y sobre todo, ¡Harley Quinn! Porque si había algo que faltaban era la locura encarnada, el desvarío, el jugueteo, la tontería, pero también la sensualidad y el encanto de este personaje que cada día más alcanza cotas de éxito.
Amanda Waller (rejuvenecida, más delgada, más sádica) los saca de la prisión de Belle Réve –y fiel a estos tiempos de zombis- para encargarles su primera tarea: enfrentar un contagio masivo en un estadio lleno con 60 mil aficionados, enfermos todos por nanovirus que los vuelven una amenaza peor que la que vemos en The Walking Dead.
Misiones, balas, explosiones, estallidos, enfrentamientos y pasiones… Puñales por la espalda, apariciones sorpresa, crossovers, engaños y esas cositas que encandilan la mente. Así transcurrieron estas historias en el cómic en las que el Joker NO es parte del escuadrón, pero en medio de las cuales sí irrumpe a todo horror y desenfreno para dejar en claro que debemos buscar una nueva definición para la palabra anormal.
En el 2014 se lanzó el Nuevo Escuadrón Suicida con Deadshot, Harley Quinn, Manta Negra, Deathstroke y la llamada Hija del Joker (que usa la piel de la cara del famoso criminal pegada en su propio rostro… (sí, está loca de remate). Su primera misión: nada menos que en Rusia y con menciones estelares al mismísimo Vladimir Putin.
En el cine veremos una combinación de personajes de varias de estas épocas, veremos al Joker, veremos a Batman (¿y a otros superhéroes?) y podremos dar nuestro propio veredicto.
Una idea final: ver cómo habilidades y pericias distintas de varias personas se tornan al servicio del colectivo es una aspiración universal. Y si además los escrúpulos y la ética son palabras que solo pesan en el diccionario y no en la conciencia, el reto se vuelve mucho mayor. Ver para creer…
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