¿Por qué celebramos?
Mientras lees este post, al menos una mujer ha sido violentada en nuestro país. Hasta el 06 de marzo, 28 mujeres fueron asesinadas. Es decir, un promedio de una mujer muerta cada tres días por culpa del machismo y la indiferencia.
#NiUnaMenos,#SendeAnlat, #WomenShould, #HeForShe, #MeToo, #YoTambien, #QuellaVoltaChe, #BalanceTonPorc, #TimesUp, #FeministFriday, #Vivasnosqueremos, #EstamosHartas, son los hashtag que solemos usar mujeres y adolescentes para mostrar que queremos vivir sin violencia y en un mundo con igualdad de oportunidades.
Por donde caminemos hoy estaremos bombardeadas de algún hashtag que “apoye la lucha de la mujeres” o algún spot en el que se dice “protegerla”. Y lo pongo entre comillas porque apoyar a la mujer está de moda. Hoy, 08 de marzo, todos debemos escribir o lanzar algo que nos halague, que visibilice que estamos en contra de la violencia de género y desigualdad. Y, en ese afán, mostramos mensajes superficiales que no representan lo que verdaderamente pasa en nuestra casa, en nuestro trabajo o centro de estudios. Pues, en nuestro círculo más cercano, tal vez seguiremos escuchando las mismas frases del tipo: “mírala cómo se viste, lleva ropa muy provocativa. Era obvio que le pasara algo así” / “Una señorita no hace esas cosas. Una señorita siempre sabe comportarse” / “Una mujer tiene que estar donde su marido esté” / “La mujer hasta que puede y el hombre hasta que quiere”/ “¿Por qué habrá conseguido ese puesto?”
Con estos comentarios, muy comunes en nuestra cultura, fomentamos el machismo y naturalizamos la violencia de género. Está en nuestras manos ser agentes de cambio reales. No exijamos respeto solo por ser mujeres. Somos personas y como tales, merecemos que nuestra voz se escuche y se tome en cuenta. No se trata de victimizarnos. Se trata de tomar consciencia de los conceptos y la opresión que nos han instaurado socialmente sobre nuestras libertades. Aún el mundo sigue siendo de ellos y esto pasa, porque como bien dijo Simone Beauvoir “el opresor no sería tan fuerte si no tuviese cómplices entre los propios oprimidos”.
Así que antes de emitir una opinión sobre alguna mujer violentada pensemos en el daño que causará la normalización de esos comentarios.
De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud, la violencia en la pareja es algo muy habitual en el sureste asiático, donde casi el 38% de las mujeres la ha experimentado alguna vez. En América, la tragedia se repite con un 30% de las mujeres víctimas de maltratos de sus parejas íntimas. En Europa, la cifra superó el 25%.
Naciones Unidas informa que “tan solo un 72% de las mujeres casadas o en unión toman libremente sus propias decisiones respecto a las relaciones sexuales”.
Al interior del Estado, el mensaje de protección y ayuda a las mujeres víctimas de violencia se tiene que profundizar. No puede ser, por citar un ejemplo, que una mujer que acude al médico legista sea recibida por el personal de vigilancia que no está capacitado para contener un caso de este tipo. No puede ser que se tenga que esperar más de dos meses para que te den la cita psicológica. ¿Cuál es el plan de protección?
A esto debemos sumarle la brecha salarial entre mujeres y hombres. En el Foro Económico Mundial (FEM) 2017, se presentó un informe que indicaba que “la brecha en la igualdad de género en el mundo solo se cerrará dentro de cien años”. Seguimos ganando menos pese a que hacemos las mismas tareas, trabajamos incluso más horas que ellos pero nuestro sueldo es inferior. Esto sucede en entidades que, incluso, conmemoran el Día de la Mujer.
Hoy no quiero un saludo. Hoy no es un día para celebrar, hoy es un día para conmemorar. Soy consciente de que hemos logrado muchas cosas, pero todavía nos quedan más luchas. Las más importantes, en mi opinión: caminar sin miedo y acceder a las mismas oportunidades.