Y tú... ¿para cuándo?
Tengo 35 años y ya perdí la cuenta de las veces que me han preguntado cuándo me voy a casar o, al menos, tener hijos. “Dicen que ya estoy en edad de hacerlo”.
Y estas preguntas no solo vienen de personas mayores, también de amigas y amigos de mi edad.
Antes sonreía y decía: “pronto”. Hoy, con la confianza y sin la vergüenza que me dan los años, digo la verdad: lo más probable es que no llegue a embarazarme. No sé si quiero cambiar el estilo de vida que tengo.
Cuando me escuchan decir esto, casi al unísono, responden: “pero tener un hijo es lo más lindo que le puede pasar a una mujer. Es otro tipo de amor. Tu vida cambia para bien”.
¿Mi vida cambia para bien?, ¿Acaso está mal en este momento?, me pregunto.
Imagino que sí, que traer un hijo al mundo debe ser algo maravilloso. Veo a mis hermanas disfrutar de su maternidad, a mi madre y amigas muy queridas. Adoro a mis sobrinos, de hecho, dejo todo por ellos.
Pero ser mamá, en mi caso, no es algo me quite el sueño, al menos no en este momento. Siento que uno no debe tener hijos solo porque la edad de dejar de producir óvulos se aproxima. La maternidad no es una obligación, es una elección.
No creo que tener un hijo sea un antídoto para la soledad o la solución para no envejecer en silencio. Tampoco creo que sea el salvavidas de un matrimonio o el pretexto para retener a una pareja.
Siempre he pensado que mientras más joven una mujer sepa si quiere ser madre es mucho mejor, así puede prepararse para ese momento. Y digo esto, porque creo que para concebir uno debe estar bien física, emocional y mentalmente. Estar sanas y en paz. Estar en armonía para recibir a esa nueva vida.
Eso por un lado. Por otro está lo que pasa en el útero de cada mujer. No todas hemos nacido para engendrar.
Hace unas semanas tomaba un café con una amiga muy cercana y por primera vez, en muchos años, hablamos de nuestros úteros. Nos preguntamos, con mucho respeto y amor, si podíamos tener hijos, ella me dijo que quizás no. Sus trompas de Falopio quedaron lesionadas luego de un embarazo ectópico.
[Según la reconocida organización Planned Parenthood, que provee servicios de salud reproductivos en Estados Unidos y en el mundo, un embarazo ectópico se da cuando el óvulo fecundado se ubica fuera del útero, “generalmente en las trompas de Falopio”. Si bien son poco frecuentes, solo se producen 2 de cada 100, debe ser tratado a la brevedad. El no hacerlo puede traer consecuencias graves como la ruptura de las trompas y provocar una hemorragia interna]
Después de dos años se sometió a un largo, doloroso y costoso tratamiento pero no funcionó. “Y a estas alturas de mi vida no sé si quiero volver enfrentarme a ello, las probabilidades de embarazarme son muy bajas”, me dijo.
En su caso, ella tenía claro desde pequeña que quería ser madre. “Yo soñaba con tener a mi hija o hijo en brazos, incluso tenía un cuaderno con los nombres elegidos. Si era niño se llamaría Joaquín y si era niña, Josefina”. Muchos de sus familiares y amigos cercanos no tienen idea de todo lo qué pasó.
A veces, hay sucesos tan dolorosos e íntimos que uno prefiere no mencionarlos, no recordarlos. Y en medio de todo hay que lidiar con la presión social y familiar, con las preguntas incómodas sobre la maternidad. Evitemos preguntar, no sabemos cuál es la situación de esa mujer, ni qué hay detrás.
*Ilustración: Raúl Rodríguez
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