Pensar que son las personas con TDAH son perezosas, desmotivadas y que no desean hacer las cosas es un mito. (Foto: Difusión)
Pensar que son las personas con TDAH son perezosas, desmotivadas y que no desean hacer las cosas es un mito. (Foto: Difusión)
Liz Saldaña Marcos

El trastorno por déficit de atención e hiperactividad () implica una serie de síntomas y dificultades que afectan a la persona en el ámbito académico, social, familiar o conductual. Se caracteriza por un patrón persistente de síntomas conductuales de desatención, e impulsividad, nos explica la neuroeducadora y coach de TDAH, , en una entrevista para el grupo El Comercio.

También señala la experta que el TDAH está acompañado por una deficiencia en las funciones ejecutivas, como las acciones mentales que nos permiten planificar, organizar, activarnos, priorizar, mantener un esfuerzo sostenido, aunque las cosas se pongan difíciles.

Este trastorno es hereditario, es decir, algún miembro de la familia lo puede tener. Además es crónico, o sea que lo tendrás toda la vida. Recordemos que el TDAH no se presenta igual en todas las personas, dependerá de los síntomas que presente”, sostiene Claudia Tassara.

Tipos de déficit de atención e hiperactividad

  1. Predominio del déficit de atención: se caracteriza por la baja capacidad que tienen las personas de poner atención, cometen errores por descuido, les cuesta seguir instrucciones, finalizar tareas, tienen dificultades para organizarse, se rehúsan a hacer esfuerzo mental que sea difícil o sostenido por un tiempo prolongado, asegura la experta.
  2. Predomina la parte hiperactiva e impulsiva: son niños o personas que interrumpen demasiado, se entrometen en actividades, se mueven constantemente, comente errores por exceso de cosas o realizan acciones inapropiadas. No tienen freno inhibitorio, les cuesta jugar tranquilos, siempre están en constante movimiento y cuando son adultos o adolescentes son ansiosos y tienen pensamientos recurrentes.
  3. Combina el déficit de atención e hiperactividad: Este tercer tipo, el paciente combina las características de ambos TDAH antes mencionados.
“Este trastorno es hereditario, es decir, algún miembro de la familia lo puede tener. Además es crónico, o sea que lo tendrás toda la vida", dijo la especialista. (Foto: Difusión)
“Este trastorno es hereditario, es decir, algún miembro de la familia lo puede tener. Además es crónico, o sea que lo tendrás toda la vida", dijo la especialista. (Foto: Difusión)

Mitos sobre el déficit de atención e hiperactividad

  1. Pensar que son personas perezosas, desmotivadas y que no desean hacer las cosas. Eso es algo que escucho mucho en educadores o padres de familia. Hay que comprender que este trastorno se caracteriza por un patrón persistente de síntomas conductuales de desatención e hiperactividad. Por lo tanto, las personas con TDAH son inmaduras... Sí van a madurar, pero se van a demorar un poco debido a que el TDAH está considerado como un trastorno del neurodesarrollo. Además, está acompañada de una deficiencia en sus funciones ejecutivas”.
  2. Pensar que mi hijo no tiene TDAH porque sí puede estar concentrado en los videojuegos o la televisión. Muchas veces los padres se niegan a creer que esto pasa, pero hay que entender que las personas con TDAH tienen una atención selectiva. Es decir, que aquellas actividades que les parecen placenteras van a tener mayor atención y estarán muchas horas enganchadas, pero aquellas actividades monótonas, aburridas o requieren de mucho esfuerzo mental, allí dejarán de prestar atención”.
  3. Pensar que el TDAH es un trastorno exclusivo de la infancia y que cuando mi hijo crece desaparece. Hay que comprender que el TDAH es un trastorno que permanece toda la vida. Lo que sí ocurre es que los síntomas externos, como la hiperactividad en la adolescencia, cambia a ser síntomas internos. La hiperactividad motriz cambia a hiperactividad cognitiva. Un adulto con este trastorno que deja el tratamiento puede tener dificultades para concentrarse, en sus relaciones familiares y sociales, pueden tener problemas con su pareja, riesgo de accidentes, de adicciones o dependencias emocionales”.
  4. Pensar que el TDAH no existe.Hay que tener en cuenta que desde 1798 encontramos los primeros escritos sobre el TDAH, no con ese nombre, sino con otros. Alexander Crichton, un médico escocés describía sobre niños con estos síntomas. En los años 50 el TDAH se conocía con el nombre de síndrome hipercinético y en 1987 aparece con el nombre de TDAH. Hay más de dos siglos en los que se habla de este trastorno”.
  5. Pensar que solo con la medicación se cura o que la medicación no cura.Recordemos que es un trastorno crónico y con frecuencia no se cura totalmente, sino que va cambiando con el tiempo. Muchos pacientes pueden requerir apoyo externo como psicoterapia, pero también en algunos casos necesitan medicación, esto dependerá del plan terapéutico que dé el médico. Existe una serie de tratamientos farmacológicos para controlar los síntomas del TDAH, pero la medicación será eficaz siempre y cuando se ajuste la dosis que el paciente requiera junto a un trabajo terapéutico”.

Claudia Tassara, la neuroeducadora y coach de TDAH, recomienda que, si algún padre ve en sus hijos o en sí mismo los síntomas de este trastorno, el primer paso es hablar con un profesional para averiguar si los síntomas corresponden a ese diagnóstico y entender que se necesita una psicoeducación al respecto para no estigmatizar al paciente.


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