Autoridades ambientales y dirigentes de organizaciones protectoras de la vida silvestre formularon desde Panamá un llamado para salvar al jaguar (Panthera onca), una especie amenazada por la caza y la devastación de las selvas en Latinoamérica.
Geremías Aguilar, secretario general de la Autoridad Nacional del Ambiente (ANAM), señaló que es necesario incorporar a comunidades rurales y ganaderas a la protección del mayor felino del hemisferio occidental, que es un indicador de la salud del ecosistema.
Aguilar firmó este jueves un convenio entre la ANAM, la Fundación Panthera, de Estados Unidos, y la Sociedad Mastozoológica de Panamá, para el desarrollo de medidas de conservación de los jaguares y sus hábitats, dentro y fuera del sistema de áreas protegidas.
Es el quinto convenio en su tipo suscrito entre la conservacionista Fundación Panthera y los gobiernos de países de Latinoamérica. Otros dos textos similares están en trámite con los gobiernos de Brasil y Belice.
De hecho, la Iniciativa del Corredor del Jaguar Panthera (JCI) procura crear un corredor genético para conectar poblaciones de jaguar desde México hasta Argentina, lo que ayudará a proteger mejor a la especie. Sin embargo, se desconoce la cantidad exacta de los grandes felinos.
TERRITORIOS Y AMENAZAS Alan Rabinowitz, director ejecutivo de la Fundación Panthera, dijo que aunque el estado del jaguar es considerado bueno, en comparación con otros grandes felinos, está amenazado por la expansión de la frontera ganadera.
Unos 18.000 jaguares silvestres murieron cada año hasta que la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas (CITES), de 1973, trajo el comercio de piel a su fin próximo, acotó el dirigente conservacionista.
Reseñó que hay territorios en Latinoamérica en los que han desaparecido completamente los jaguares, entre ellos El Salvador y Uruguay, pero hay otras zonas, como Pantanal, en Brasil, donde ha empezado a recuperarse la población de felinos, gracias a un plan de conservación.
Con excepción de algunas poblaciones en Arizona, el jaguar fue extirpado de Estados Unidos desde principios de la década de 1900, mientras que otros países enfrentan dificultades para la protección de las selvas tropicales y la biodiversidad.
Los principales riesgos que enfrenta la especie son la pérdida del hábitat y la fragmentación de las áreas boscosas, la falta de presas naturales, como venados y pecaríes, y el exceso de caza de animales por los humanos.
Pese a ello, el aumento de la conciencia ambiental entre los jóvenes y las medidas medioambientales de protección oficial ofrecen esperanza a los jaguares en Latinoamérica.