Los estudiantes nos hemos tenido que adaptar de manera brusca a una nueva forma de aprendizaje. Después de casi dos años académicos encerrados, seguimos teniendo dificultades. ¿Cómo enfrentan esta realidad los escolares de las zonas rurales?
Para responder esta pregunta conversamos con estudiantes y padres de familia del distrito de Acocro, en la región de Ayacucho, quienes afirmaron en su gran mayoría que prefieren las clases presenciales, ya que eso garantiza un mejor aprendizaje, por el contacto cercano de los alumnos con docentes y compañeros. “No puedo enviar [mis tareas] y no me puedo grabar sola”, dice Helen, desde el centro poblado de Matará. “Al momento de enviar me faltan megas”, señala, por su parte, Rosalía desde el centro poblado de Ccollcca.
Sin duda, la falta de una buena conexión a Internet es el principal problema, así como la escasez de equipos tecnológicos y el poco nivel de acompañamiento de sus padres para realizar las tareas y enviárselas a sus profesores.
Un ejemplo es Boris, quien cursa el primero de secundaria y vive en la comunidad de Pampahuasi (centro poblado menor de Carcosi, distrito de Congalla en Huancavelica). Su colegio está en el distrito de Seclla, a 20 minutos de su casa. Sus clases virtuales van desde las 8:00 a.m. hasta la 1:00 p.m. y usa diferentes plataformas como Google Meet y Zoom.
Sus tareas las envía por WhatsApp o Telegram. “El año pasado teníamos problemas de conexión, pero este año mejoró porque ya tenemos Internet en mi casa. Para hacer mis tareas consulto con mis profesores y mis dos hermanos mayores”, señala. Sin embargo, las condiciones que atraviesa Boris no son las mismas para todos los alumnos de Ayacucho y los docentes son conscientes de la situación.
Los corresponsales escolares de El Comercio que elaboraron esta nota hablaron con varios estudiante de la zona y coincidieron en mencionar que no aprenden de manera adecuada. “Las familias no cuentan con recursos económicos para realizar recargas [de datos] constantemente y así poseer una buena conexión a Internet”. Otra dificultad es el grado de formación de los padres de familia. Aunque algunos tienen un nivel educativo básico, otros son analfabetos y se les hace imposible apoyar a sus hijos en sus tareas. Además, hay hogares con más de tres hijos, lo cual complica mucho el dictado de sesiones académicas.
Esther, una de las docentes del centro poblado de Ccollcca, menciona que para el regreso a clases semipresenciales “se necesita tener un plantel bien adecuado a las medidas de bioseguridad, para así poder realizar las clases de manera adecuada”. No obstante, sabe que por la falta de capital no pueden comprar lo que se necesita y por ello pide a las autoridades y al Ministerio de Educación que los apoyen. “De los programas de mantenimiento que nos dan, no alcanza el presupuesto para hacer todos los trabajos necesarios para la institución”, concluye.