Corresponsales Escolares

Esta historia comenzó en aquellos días cuando todo era polvo. y como dicen por ahí: del polvo nacerás. Es la historia de cómo la Institución Educativa 8190 Sol Naciente, en Carabayllo, se convirtió en una realidad. La realidad de 3600 m2 construidos para beneficio de cientos de estudiantes.

Todo empezó en el 2002, cuando los propios padres de familia decidieron empezar a levantar una escuela con esteras en aquella zona enclavada en un terreno árido, en el extremo derecho de la avenida Túpac Amaru, en el kilómetro 20.5, sector El Progreso.

Como señala el profesor Esteban Napoleón, “esta institución educativa en un comienzo tenía el propósito de llevar la educación a los niños que no tenían movilidad para asistir a los colegios de los alrededores”. “Sentir el orgullo de haberlo logrado es asombroso”, agrega el docente.

De esa manera se constituyó una comunidad, y se tomó conciencia de la importancia de luchar desde cero. Así, se organizaron para priorizar tareas, planificar avances, programar plazos. Y se empezó a picar piedras en canteras. De allí que fueran conocidos, incluso los propios estudiantes, como los “picapedreros”.

No importaba la cantidad de rocas que había. Tampoco el sol abrasador, ni el viento que empolvaba todo a su paso. La institución Sol Naciente empezaba a tomar forma, eran sus primeros pasos.

El proceso de construcción del colegio comenzó en el 2002, con un terreno baldío en el que padres de familia y alumnos tuvieron que colaborar con denodado esfuerzo.
El proceso de construcción del colegio comenzó en el 2002, con un terreno baldío en el que padres de familia y alumnos tuvieron que colaborar con denodado esfuerzo.

EL ESFUERZO NECESARIO

Aunque siempre fue un trabajo colectivo y comunitario, también fue importante ponerle voz y rostro al esfuerzo y al sueño del colegio propio. Porque llegaban días de presentarse y tocar puertas. Y es así que aparece la figura de Joaquín Mejía David, director de la institución. Como él mismo señala, las tareas de gestión no fueron fáciles, y hubo que lidiar con muchos obstáculos, quizá el más duro la burocracia estatal.

La lucha no cesó. El caso fue que, sin darse cuenta, el proyecto tomaba forma. La gente cumplía, todo avanzaba, pero hacía falta la mirada de las empresas públicas y privadas para darle al proyecto el impulso que necesitaba.

Sol Naciente albergaba el orgullo de los vecinos y pobladores, y por eso fue necesario perseverar. Como existía el aporte comunitario, resultaba urgente ampliar compromisos y ayuda externa. Las opciones para estos casos involucran a la empresa pública en primera instancia y luego a la privada.

En ese contexto, el director Mejía David acudió al Ministerio de Educación para solicitar apoyo económico. La institución requería un perímetro de ladrillo, cuyo costo bordeaba los 60 mil soles. Así se pondría a buen recaudo el escaso patrimonio que ya se contaba. Pero no hubo mucha suerte.

Sin rendirse tan fácilmente, Mejía también confió en la empresa privada y envió cartas a diferentes empresas. Una de las pocas que respondió fue AFP Integra. Ante ellos, el director expuso las necesidades, evaluaron los costos finalmente se aprobó el financiamiento para el perímetro.

Aquel terreno baldío dejaba poco a poco iba transformándose a los ojos de los vecinos. Allí donde el Estado no apareció voluntariamente, se dieron los primeros trazos de una institución a gran escala. La que hoy, muchos años después, es la oportunidad de muchos chicos y chicas.

Corresponsales escolares de la I.E. Sol Naciente junto a su docente.
Corresponsales escolares de la I.E. Sol Naciente junto a su docente.

SEGUIR CRECIENDO

Con el tiempo se edificaron más aulas. Luego llegó un buen número de carpetas por cuenta del Ministerio de Educación, y de pronto todo tomó forma. Para ese entonces, el gobierno de Alejandro Toledo brindó la ayuda que se necesitaba.

En una ocasión, los padres de familia que colaboraron con la gestión y edificación llegaron a pagar los sueldos a los profesores que en la UGEL de la jurisdicción no consideraron en el presupuesto.

Y hoy por hoy, llena de orgullo contemplar la I.E. Sol Naciente. En la actualidad alberga un número importante de estudiantes. Y es la insignia más radiante de Carabayllo. Los vecinos comprendieron que con esfuerzo y dedicación, y apostando por la calidad educativa, se puede salir de la pobreza extrema. Para eso basta estar unidos, comprometidos y seguros de sí mismos. Así se mantienen.

Nota escrita por los corresponsales escolares Livia Enma Santa Cruz, Melissa Antonella Quispe Cansaya, Delver Mauricio Sihua Tapia, Alexander Gustavo Morín Calagua y Abigail Lorena Villanueva Masgo, de la Institución Educativa 8190 Sol Naciente, de Carabayllo. Con la mentoría de la docente Olinda Osco Malma y el periodista Juan Carlos Fangacio.