Corresponsales Escolares

¿Sabías que, según un estudio realizado por el Ministerio de Salud (Minsa) y UNICEF Perú, tres de cada 10 adolescentes presentaron algún problema de salud mental en el contexto de la pandemia debido a la COVID-19 y sólo un ínfimo porcentaje de este grupo es tratado debidamente?

El 16 de marzo de 2020, en el momento en que la pandemia empezaba un alza en los contagios de la COVID-19, y el gobierno de Martín Vizcarra iniciaba la cuarentena nacional, miles de adolescentes peruanos se internaron en sus hogares aun con las ansias de empezar el nuevo año escolar.

Ellos y ellas ni siquiera imaginaban el fatídico futuro que los obligaría a renunciar a su libertad, sobrellevando un inmenso caudal de emociones ocultas tras una mascarilla.

Aunque inicialmente muchos adoptaron una postura optimista, en favor del confinamiento por el bien de sus familias, amigos(as), maestros y de sí mismos, con el paso del tiempo los anuncios oficiales del Gobierno nacional socavaron su esperanza y voluntad, dando paso a un nuevo problema interno: el deterioro de la salud mental de esta población vulnerable.

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Aquello se refleja en cifras estadísticas presentadas por el Minsa y UNICEF, porque en el centro de todo están los adolescentes como protagonistas de estas crónicas y con testimonios que reflejan lo vivido durante estos dos últimos años.

UN TESTIMONIO REAL

La primera vez que entró en el consultorio llovía a cántaros. Había llegado antes de lo acordado y esperaba ser entrevistado mientras hojeaba las páginas de una libreta. Cuando escuchó la primera pregunta, tomó una gran bocanada de aire y comenzó con su conmovedor testimonio.

Todo comenzó en la pandemia. Fue totalmente inesperado, porque nunca imaginé que pasar tantas horas en casa al lado de las personas que más me importaban terminaría en frustración, llanto y desesperación para que todo acabara”.

Las clases virtuales no eran mi fuerte porque no encontraba ningún tipo de inspiración para asistir; todo se me hacía muy difícil y aburrido. Había días en los que ni siquiera podía conectarme porque la conexión era pésima y los días en los que lo lograba, prender la cámara me desanimaba por completo”.

Imagen referencial. (Foto: Epensa)
Imagen referencial. (Foto: Epensa)

Mis padres pasaban por detrás a cada rato; mi hermano, con el que comparto el cuarto, se quejaba por el ruido de los parlantes y lo único que yo podía hacer era mostrar una sonrisa avergonzada y admitir que no tenía la respuesta correcta…”.

Sobre mis amigos, no tengo mucho que decir; no hablo con ellos desde que llegué aquí, solo unos pocos llaman para saludar. Recuerdo que al principio nos reuníamos a través de ‘Discord’ para jugar y hablar de lo fatal que nos sentaba todo; hasta que con el paso del tiempo la preocupación, el control y las reprimendas por el contagio de mi madre del que me culparon en una tonta discusión, me arrebataron la gracia del único pasatiempo que disfrutaba”.

Cancelé todos los planes con mis amigos, los que incluían videojuegos y los que no. Bajo este panorama, era solo cuestión de tiempo para que dejaran de incluirme. Un día, escuché a una compañera hablar de lo terapéutico que le resultaba dibujar, de como lo hacía durante las tardes mientras escuchaba música para relajarse. Me llamó la atención e intenté imitarla”.

Aquella tarde revisé un montón de tutoriales y al cabo de unas horas tenía el rostro de mi madre a lápiz. Aunque los trazos eran torpes, el resultado realmente me enorgulleció. A partir de entonces, dibujo para matar el tiempo, pasarla bien y liberar mis emociones. Esta libreta es una prueba de todo eso”.

LA RAÍZ DEL PROBLEMA

Si bien cada adolescente tuvo diferentes circunstancias personales, los expertos advierten que en el caso concreto este segmento de la sociedad es más vulnerable al contexto.

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Se encuentran en una etapa de máxima plasticidad cerebral, lo que significa que aprenden mucho más y que absorben en mayor medida lo que sucede en el medio. Además, están en su proceso de independencia, de construcción de pilares vitales”, explica Carlos Sánchez Polo, graduado en Psicología en la Universidad Autónoma de Madrid y especializado en Terapia Cognitivo-Conductual en población infanto-juvenil.

Con la atención a las diversas crisis de salud mental de los adolescentes, en gran medida se requiere primero romper el silencio que rodea a las enfermedades mentales; se debe afrontar el estigma, promoviendo una mejor comprensión de la salud mental y tomando en serio las experiencias de los niños y jóvenes que, a veces, a los ojos de muchos adultos puede pasar por “inmadurez”.

Nota escrita por los corresponsales escolares de Innova Schools sede Juliaca, Danna Sánchez Moreno Mamani, Milagros Vera Esteves, Mayte y Myale Catacora. Bajo la mentoría del periodista Carlos Batalla y la docente Liz Huamán.