Pasó en todo el mundo y el Perú no fue la excepción. Mucha gente perdió el trabajo como consecuencia de la pandemia. El confinamiento estricto que comenzó hace más de un año fue el inicio de un drama en un sinnúmero de hogares que, de un momento a otro, vieron cortados sus ingresos. Entonces, el histórico ingenio peruano del que tanto se ha hablado salió a flote.
Una opción esperanzadora y viable, especialmente para los jóvenes, se vio en la gestación de los emprendimientos propios: pequeños sueños que podían ofrecerse y venderse gracias a las redes sociales. Ya sea en los rubros de comida, ropa o manualidades, muchos de ellos han tenido éxito hasta el día de hoy. A continuación, les presentamos algunos de ellos.
Creatividad resiliente
Esas dos palabras caracterizan, sin duda, a Nancy Lisbeth Minaya García (27), una talentosa limeña capaz de hacer arte con sus manos. La también técnica en Administración Hotelera cuenta que la pandemia impactó terriblemente este rubro, por lo que fue despedida en la empresa donde laboraba. “No soy una persona que se queda con los brazos cruzados. Por casualidad conocí esta forma de pintura sobre tazas y platos de loza, muy tradicional en México, y le di una chance”. Fue así como nació la idea de crear su emprendimiento: Tullpuna Art.
Nancy señala que, como en todo proyecto, hubo dificultades al comienzo. El obstáculo más grande que sorteó fue la falta de proveedores al momento de comprar los implementos para fabricar sus tacitas. “Y, claro, también la falta de experiencia. Sé que mis primeras tazas no fueron lo suficientemente buenas, pero vamos mejorando”, dice con una sonrisa. Hoy le va muy bien y eso la tiene animada. Ella puede diseñar y pintar a pedido lo que se le pida: desde Mafalda hasta Ironman. La mayor parte de sus ventas las concreta gracias a la cuenta que maneja por Instagram, que a la fecha cuenta con más de 5 mil seguidores. Las expectativas por el futuro son grandes.
El boom de los emprendimientos surgidos en la pandemia, explica la periodista económica Alejandra Cuz, se relaciona a los altos porcentajes de la población que perdieron el empleo. La necesidad de recuperar los ingresos perdidos habituales motivaron a peruanos de todos los estratos socioeconómicos a apostar por una idea de negocio. Según Datum Internacional, a noviembre de 2020, el 42% de estos emprendimientos iniciaron sus actividades durante el COVID. En esta coyuntura, fueron los jóvenes quienes tomaron el protagonismo: el 45% tiene entre 18 y 34 años.
Seguir tus sueños
Ese fue también el caso de Karina Paz, otra limeña de 25 años, egresada de la UPC. Ella narra que durante la pandemia se dio la oportunidad de realizar su sueño, el mismo que venía aplazando por muchos años: su empresa pastelera Papel Manteca. “El primer paso, aunque parezca obvio, fue lanzarme. Lo hice en la fiesta de mi abuela. Yo le preparé la torta. Luego le tomé una foto, la subí a las redes y así arranqué”, comenta.
Karina agrega que, al igual que Nancy, tampoco le fue fácil. “Yo no sabía que iba tener tanta acogida mi trabajo. Cuento con muchos pedidos, pero me siento feliz y agradecida a todas las personas que me brindan su apoyo”, dice. En el camino la acompaña el cariño de su abuelita materna, quien para ella es como su amuleto de la suerte.
Positivismo al tope
Ana Apolinario es una madre fuerte y decidida de 25 años, nacida en Lima. Estudió Administración Bancaria. Su negocio, Look Good, fue inaugurado en agosto del 2020. Entonces tenía cinco meses de gestación.
“Yo no sé dibujar, pero tengo muchas ideas de los vestidos que hago y con qué tela voy a trabajar. Es mi esposo quien ilustra de manera hermosa todos mis diseños”, cuenta Ana. “Hay meses buenos y otros malos, pero siempre trato de sacar el lado positivo de las cosas”. Camino a los 5 mil seguidores en Instagram, Ana es otro ejemplo de cómo avanzar aunque arrecie el temporal.