Desde que la pandemia por la COVID-19 llegó a nuestro país, los adolescentes han pasado por complejos cambios de rutina, como el confinamiento y la transición hacia una educación a distancia. A raíz de ello, el miedo, la preocupación y el estrés han afectado su salud emocional.
“La pandemia restringe a los adolescentes de muchísimas cosas que estaban acostumbrados a hacer, como ir al colegio, salir con sus amigos e ir a reuniones sociales”, indica la psicóloga Karen Rodríguez Mariátegui, miembro de De La Mano, una organización de psicólogos especialistas en niños que se dedican a brindar asesoría y acompañamiento a las familias.
“Antes de la pandemia, era un chico que salía mucho y disfrutaba de la libertad de ir al colegio. Además, fue triste dejar mi pasión por el fútbol. Por otro lado, mis notas eran altas, le dedicaba tiempo a mis estudios, pero ocurrió esto y no me encontraba con todos los materiales ni la tecnología apropiada para poder continuar aprendiendo”, relató un adolescente para este reportaje.
Según señalan los especialistas, parte del desarrollo del adolescente consiste en su interacción con los demás, algo que, debido a la pandemia, se ha visto afectado. “Los niños y adolescentes necesitan desarrollar sus experiencias sociales como parte de su aprendizaje natural, lo cual estimula no solamente sus hormonas, sino también sus neuronas”, explica el educador León Trahtemberg.
Debido a las medidas sanitarias, muchos adolescentes han presentado desmotivación por el aprendizaje y consideran que no tienen el ambiente y la tecnología apropiados. Ello, a su vez, ha afectado su avance académico. Esto se hizo visible en una encuesta anónima realizada por los corresponsales escolares de El Comercio a un grupo de estudiantes de un colegio en El Agustino, en la que cerca del 60% respondió haber notado algún efecto negativo en su avance académico debido a la pandemia.