En el Perú existe una creencia arraigada y ampliamente aceptada: “todos los políticos son corruptos”. Esta percepción no solo afecta la visión de los adultos, sino que está moldeando también las mentes de las generaciones más jóvenes. Teniendo esto en cuenta, ¿qué sucede cuando los jóvenes crecen con esta desconfianza generalizada hacia sus líderes?
El impacto de esta creencia es profundo y diverso, ya que puede traer consigo múltiples consecuencias que afectan la adecuada construcción de su ciudadanía, especialmente en su participación en la sociedad. Esto se refleja en una encuesta realizada en mayo del 2024 en la IEP Niño Jesús de Praga, en el distrito del Callao, la cual reveló que un 50.2% de los estudiantes de secundaria “solo sabe lo que le cuentan sobre política”, y otro 17.1% admite conocer muy poco.
En general, 67.3% afirma no conocer mucho sobre el tema, pero a pesar de ello, cuando se les pidió valorar al gobierno del Perú, el 96.6% tiene una opinión negativa: el 37.6% “piensa que todos los políticos son corruptos” y el 59% afirmó que su opinión era abiertamente negativa.
Ahora bien, para comprender mejor las raíces de esta desconfianza, se consultó a varios docentes de educación secundaria del mismo distrito. Ellos coinciden en que la desinformación y el sensacionalismo en los medios de comunicación juegan un papel crucial. Los jóvenes, influenciados por las redes sociales y el entorno que los rodea, reciben constantemente mensajes que resaltan las malas prácticas de los políticos, sin un equilibrio de información positiva o educativa. Al entrevistar al licenciado Elio Paúcar Quispe sobre las causas de esta problemática, señala que la insatisfacción política vivida por las familias de los jóvenes añade una capa más a esta compleja situación.
“Las promesas incumplidas y la corrupción visible crean un legado de desconfianza que se transmite de padres a hijos”, señaló.
Asimismo, al hacerle la misma pregunta a la licenciada Rebeca Roncal, con 19 años de experiencia en psicología educativa, enfatiza que la asociación entre “política” y “corrupción” se establece desde una edad temprana y se refuerza con cada escándalo y promesa rota.
Según la Real Academia Española (2024), la confianza es la esperanza firme que se tiene hacia alguien o algo, sin embargo, vivimos en una era de crisis de la confianza, no solo en el Perú sino a nivel global. Esta crisis no se debe necesariamente a un empeoramiento del poder, sino al mayor acceso a la información que tenemos hoy en día. Los escándalos políticos pueden ser fácilmente tergiversados, especialmente con la llegada de las redes sociales y el aumento de la libertad de expresión, ya que permiten que la información no siempre se presente de manera neutral.
Un artículo de Razón de Estado (2022) subraya la confianza como una condición esencial para la cooperación social. Si los jóvenes tuvieran más confianza en el gobierno, es probable que participaran más activamente en la política y mostraran menos desinterés por entender las funciones y el impacto positivo que pueden tener en su vida diaria.
Es fácil pensar que, para superar la percepción negativa hacia los políticos y sus instituciones, estos deben reformarse por completo. No obstante, esta visión es parcial. No basta con que los políticos reduzcan los escándalos y el periodismo sensacionalista disminuya; es necesario también un cambio en la mentalidad y la educación de los ciudadanos, donde ellos no solo observen lo negativo, sino además las acciones comprometidas e íntegras de los políticos, especialmente los jóvenes, quienes son más abiertos a nuevas ideas y son clave para la construcción de una ciudadanía más sólida.
Al mostrar los resultados de la encuesta a la directora de la institución educativa, hermana María Gloria de la Cruz García, mencionó: “Hoy en día, la reputación de nuestros políticos ha decaído, pero creo firmemente que ellos pueden ser la clave para el cambio. La política en sí misma y su estructura no son malas; el problema radica en quienes la corrompen”. Su afirmación es fundamental para comprender un fenómeno común: la confusión de los ciudadanos entre la política como un concepto estructural y los individuos que participan en ella.
A menudo, la desilusión y el desencanto con los políticos corruptos llevan a una visión negativa de la política en general, cuando en realidad, la política, como mecanismo de organización y gestión de la sociedad, tiene un valor intrínseco y puede ser una fuerza poderosa para el bien común; es así que cuando se tiene la creencia de que “todos los políticos son corruptos” y que “toda la política está mal” se desanima a los jóvenes a involucrarse en procesos democráticos e impide la emergencia de líderes honestos y capaces, ya que el campo político se ve contaminado por una reputación negativa.
Tenemos que construir un Perú donde los jóvenes no solo conozcan la política, sino que también confíen en ella. La confianza es un pilar para una sociedad que coopera y fomentarla a los jóvenes no es solo un ideal; es una necesidad para llevar a nuestro país hacia un futuro donde persista la esperanza de desarrollar una mejor política.
Informe realizado por los Corresponsales Escolares del IEP Niño Jesús de Praga, Callao: Alessandra Abigail Angulo Lena, Nicolle Amanda Angulo Lena, Gabriela Del Rosario Trinidad Criollo Manrique, Sofia Leticia Angeles Roncal, Luciano Manuel Quispe Flores. Bajo la mentoría del periodista de El Comercio Martín Acosta González.