Ya desde el nombre sus ambiciones eran extraterrestres: Cosmos. La capital del mundo le prestó su glamour para apellido: Cosmos de Nueva York. Y como dueños de las llaves, sus patrocinadores, los ilustres empresarios discográficos de origen turco, Ahmet y Nesuhi Ertegün, junto con Steve Ross, director ejecutivo de Warner, pensaron en firmar con el rey absoluto sobre la faz de la tierra: Pelé. Una apuesta pero también un negocio. En 1971 el fútbol profesional no existía en los Estados Unidos, allá se jugaba soccer y los partidos de sus clubes repetían las escenas del Chavo y Quico en la vecindad. Para que el recuerdo del inesperado triunfo sobre Inglaterra en el Mundial del 50 no sea la hazaña breve de unos entusiastas, diez millonarios apostaron por el sueño de los turcos Ertegün: fundar un club de fútbol que sea el símbolo de la ciudad más cosmopolita. Estaban en la ciudad precisa y tenían los ceros correctos en las cuentas.
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El 10 de diciembre de 1970 el equipo se inscribió oficialmente en la North American Soccer League, digamos, lo que hoy es la MLS, que al año siguiente arrancaría su primer campeonato oficial. Como había nacido de la excentricidad de los millones, el nombre se fue haciendo memoria: New York Cosmos, Cosmos de New York. Ganó su primer título en 1972 —las imágenes del documental Once in a lifetime, the extraordinary story of the New York Cosmos son sepia y por eso mismo, maravillosas y de urgente búsqueda— pero el bronce de una copa no era negocio. Los americanos seguían prefiriendo a la MLB (béisbol), NBA (baloncesto), NFL (fútbol americano) o NHL (hockey sobre hielo), como diversión y gasto los fines de semana. En ese país mandaba Joe DiMaggio o las cheerleaders.
Entonces, Steve Ross, director ejecutivo de Warner y uno de esos extravagantes hombres que habían fundado el equipo, pensó que a este nuevo reino le faltaba un verdadero jefe. Y pensó en Pelé. Era 1975. Curiosamente, fue presentado un junio como este, en que todos los caminos llevan a Lionel Messi, el Pelé de hoy, al Inter de Miami de la MLS.
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Tres breves noticias sabíamos los peruanos sobre el Inter de Miami, virtual nuevo club de Messi: 1. El recuerdo del 4-0 que le asestó a la ‘U’ en verano del 2022, cuando Gregorio Pérez estaba por alejarse del club debido a una afección cardiaca. 2. El muchacho categoría 2007 Gabriel Alonso, con doble nacionalidad (peruana y argentina), jugaba en el Inter Miami Sub 17, era lateral y podía ser extremo por izquierda. 3. La saludable decisión de David Beckham, uno de los dueños del Inter Miami, que hacia 2013 anunció sus intenciones de hacer valer una prometedora cláusula, con Miami como ciudad elegida, firmada el día en que fue a la MLS: a cambio de 25 millones de dólares, podía adquirir una franquicia en cualquier ciudad de los Estados Unidos.
Por esto último, nació el Inter de Miami, franquicia 25 de la MLS, que juega como local en el DRV PNK Stadium -construido en los cimientos del Lockhart Stadium, donde la selección jugó sus primeros partidos en la era Markarián, setiembre 2010-. Y cuyo gran objetivo es hoy ganar en los escritorios -Messi en Miami será una segunda revolución en el fútbol de los Estados- y en la cancha: nunca ganó un título.
Esa misión, como la de Pelé en 1975 cuando viajó a New York para transformar el soccer y volverlo fútbol, tiene ahora Messi. Tras 18 años en el fútbol europeo, el hombre con más balones de oro (7), más botas de oro (6), más títulos en la historia del fútbol (43), más goles en la historia del Barça (672), más goles y asistencias en la historia de La Liga (474G y 192A), más goles en Clásicos vs Real Madrid (26), más temporadas seguidas marcando en Champions (18) y más goles en el top 5 de Ligas Europeas (496), viaja pronto a Miami. A dos horas en auto está Disney. Ahora será un parque de diversiones todo el tiempo.
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