Redacción EC

CHRISTIAN CRUZ V.

Hemos visto a Alexis caer brutalmente desde su cuatrimoto. También tenderse bajo la sombra para aplacar hasta 50 grados de temperatura, pero también lo hemos visto levantarse y continuar. El cuatrimotista nacional enfrentó el y lo completó. No fue nada fácil. A continuación su historia.

¿Cómo empezó tu andar sobre una cuatrimoto?

De muy niño yo quería una moto lineal, pero mis papás no querían y mi abuela los convenció de que me compren una cuatrimoto, porque en teoría era más segura. Era una utilitaria, pero igual yo empecé a competir con ella, aunque siempre quedaba último.

Luego el camino te llevó hasta el Dakar.

Lo del Dakar empezó en el 2012 con el Desafío Litoral. Fuimos por primera vez y ganamos el pase al porque fui el mejor amateur. Quedé sexto en la general porque paré a ayudar a un amigo y ahí perdí algunos minutos, si no hubiera quedado en el podio.

La experiencia en el Dakar 2013 fue muy dolorosa para ti…

Ese Dakar nos costó muchísimo. Como no conseguimos mucho presupuesto no pudimos llevar a nuestra asistencia y contratamos una. La verdad fue que nos estafaron. En Salta no arreglaron la ‘cuatri’ y nos quedamos ahí. Lo tomé muy mal. Fue una pena, muy doloroso. Me afectó mucho porque tenía un año de casado y la pasé entrenando, y terminar así fue triste.

Pero tuviste tu revancha este año llegando a la meta.

Con mi familia asumimos el compromiso de regresar. La verdad es que fuimos con la mitad del presupuesto, pero fuimos con nuestra propia asistencia que eran mi papá Panchito, mi hermano Daniel y mi mecánico Martín. Ese es mi equipo, mi familia.

Quedar en el 40% que culminó la carrera debe ser más que satisfactorio.

Claro. A pesar de no haber logrado lo que yo esperaba,

¿Qué fue lo peor que te tocó vivir?  Se vieron imágenes muy duras en el desierto...

, pero no es lo peor. Después de eso me encontré con mi amigo paraguayo Nelson Sanabria que estaba deshidratado. Lo primero que me dijo fue “no me dejes”, así que anduvimos juntos, soportando todo y llegamos al campamento a las 3 de la mañana. Ahí me di cuenta de que en el Dakar el miedo no es a perderte, a lesionarte, ni siquiera a morir, sino el miedo de uno es tener que abandonar. Esta carrera te demanda el 200%. Sabes que vas a sufrir, te tiene que gustar sufrir y te preparas para eso.

¿Qué significa apretar el famoso botón rojo del abandono?

Yo no quise apretarlo en el 2013. Lo apreté, pero sé que no lo volveré a apretar. Si Dios lo permite estaré en el siguiente Dakar y espero no estar en esa situación.

Háblanos de tu casco que tiene varios motivos peruanos.

Es cierto, mi casco está decorado con detalles peruanos. Atrás tiene la cabeza clava de Chavín. Me gustó porque sé que los guerreros chavín eran los más sangrientos y duros. Además, tiene el colibrí, la cola del mono y la araña de Nasca. Tiene la flor de amancaes, las olas de Chan Chan, las llamas y la piedra de los doce ángulos. La verdad creo que me la fumé al pensarlo [risas], pero me salió bien representativo del Perú.

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