Con solo saltar al campo de juego en las dos finales disputadas ante Alianza Lima, y dejar de lado el dolor que dejó el sensible fallecimiento de Juan Pablo Vergara por 180 minutos, uno diría que el plantel de Binacional ya logró una verdadera hazaña. Sin embargo, el conjunto celeste se las arregló para mantener la ventaja de cuatro goles en Matute y, a pesar de caer 2-0 ante los blanquiazules, logró coronarse como el flamante campeón nacional 2019.
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El cuadro de Roberto Mosquera se convirtió en el tercer equipo provinciano en ganar el descentralizado: antes lo hicieron Juan Aurich (2011) y Melgar (2015) y mucho antes Unión Huaral (1976 y 1989). ¿Pero cuál es la verdadera historia de este equipo tocó la gloria en Matute?
¿Cómo se fundó y cuál es el origen del nombre del club?
La institución situada en el departamento de Puno, al sur del país, se fundó en 2010. Juan Carlos Aquino, presidente del club hasta la fecha, fue el encargado de construir los cimientos de la institución. En ese momento, Aquino era por entonces alcalde de Desaguadero, pequeña ciudad que se levanta junto al Lago Titicaca y que está definida por una curiosa particularidad: se encuentra dividida en dos partes, una peruana y una boliviana, unidas por un puente. Por ello, esto está relacionado directamente con el nombre del equipo.
Una localía cambiante
En 2016, ya convertido en el representante más competitivo de la región puneña, comenzó un viaje que todavía prosigue. Aquel año, Aquino decidió trasladar el club a Arequipa para poder participar en la liga local absorbió a otra entidad, la Escuela Municipal de Paucarpata. A partir de ese momento, el crecimiento fue notable.
El hecho de pertenecer a Puno y jugar en Arequipa le restaba apoyo popular, por lo que se tomó la decisión de regresar a la región de origen, aunque le costó encontrar un lugar donde ejercer de local permanentemente. En 2018, Binacional hizo su presentación en un estadio de Puno, disputó sus partidos del Apertura en Moquegua y más tarde se mudaría al estadio Guillermo Briceño Rosamedina, en Juliaca, ciudad situada a 3.824 metros sobre el nivel del mar. Allí se volvió un cuadro complicado para todo equipo que los visita, se volvió su fortín.
Su camino hacia Primera
Cada año, los ganadores de los torneos departamentales acceden a la etapa nacional de la Copa Perú, cuyo campeón sube directamente a Primera División. En ese mismo 2016 Binacional llegó hasta la ronda final pero no pudo ascender. En 2017 se dio el gusto pese a que en la fase regular de la Etapa Nacional clasificó por repechaje ante León de Huánuco. Luego dejó fuera a Defensor Laure Sur (Chancay), Unión San Martín (Pisco) y en la finalísima superó a José Carlos Mariátegui (Tarapoto), CNI (Iquitos) y Atlético Grau (Piura).
En su primer año en Primera logró un octavo puesto en la tabla general, quitándoselo nada menos que a Universitario, y le abrió las puertas de la Copa Sudamericana. Sin embargo, en este Torneo se fue eliminado y apabullado (6-2 en el resultado global) por Independiente de Avellaneda. El próximo año se podría tomar su revancha al disputar la Copa Libertadores, a la que ya está clasificada.
Binacional tenía razones de sobra para ser campeón: el premio económico al que se haría acreedor (354 mil dólares), hacer historia al convertirse en el cuarto equipo no capitalino en lograr un título nacional y, sobre todo, dedicárselo a Juan Pablo Vergara, el jugador símbolo de esta gran campaña. Al final, cumplieron la promesa que le hicieron a ‘Piochi’.