Miles de kilómetros la separaban de ese abrazo que tanto desea. Ahora solo son días, horas de espera que tiene que cumplir para estar con los suyos. Carla Rueda regresó el fin de semana pasado al Perú en un vuelo humanitario desde Turquía -ella estaba en Rumanía y tuvo que trasladarse a Estambul- y ahora está a la espera de pasar las pruebas de COVID-19 para cuando pase el aislamiento obligatorio que lleva en un hotel de San Isidro pueda reunirse con su familia.
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¿Cómo estás ya en Perú?
Bien. Estamos bien. Ya en Perú y solo tengo que espera que pasen los días. Bueno, a que me hagan la prueba y que todo salga bien para ir a casa.
¿Por qué aún no les hacen las pruebas?
Lo van a hacer en el séptimo o décimo día. Los hacen por grupos y nos dice que recién los síntomas se pueden identificar en unos días si es que tienes el virus. La cuarentena igual la hacemos porque venimos de distintos países.
¿Qué haces durante esta cuarentena para matar las horas?
Bueno, por el tiempo que tenemos estoy llevando unos cursos. Cuando empezó la cuarentena en Rumanía me inscribí a unos cursos y acá los estoy continuando aprovechando el tiempo. Estoy leyendo por ratos o me comunico con mis amistades, que ahora que ya saben que estoy en Perú todos me preguntan cómo estoy. Igual, descansando porque allá no había podido dormir bien con toda la situación.
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Ángela Leyva comentaba de algunos problemas en el vuelo. ¿Cómo te fue a ti?
Gracias a Dios yo viajé tranquila, no he tenido ningún inconveniente pese a que he tenido el viaje más largo de toda mi vida.
Es que es muy complicado viajar bajo las actuales condiciones
Es un vuelo humanitario y tal vez falta brindar información de cómo es un vuelo humanitario, porque no es normal. Para empezar, el precio que nos dan, a pesar de que es caro, es un buen precio el que nos dan. Yo busqué vuelos para julio y me costaba 1.500 dólares y ahora he pagado la mitad. De repente algunos pagaron menos menos porque ha habido facilidades o dependiendo la situación, la embajada los ayuda.
¿Y cómo es un vuelo humanitario?
No es que te traen en el avión presidencial. Se tiene que ver qué aerolínea puede entrar, hacer gestiones y no es que va a ser como siempre. Al llegar nos tomaron la temperatura, y sí fue una locura porque todas las maletas estaban juntas. Ahí sí hubo molestia porque la gente no encontraba su maleta y estaban enfadados y los que estaban esperando pasar estaban preocupados.
Y luego al hotel
En el hotel fue otro problema. No se informó que al venir en vuelo humanitario tienes que pasar cuarentena y no se dijo que podía ser en grupos en las habitaciones y muchos querían estar solos. Yo sabía cómo era la situación y que se había que pasar la cuarentena, hacer la prueba y si estoy contagiada tengo que ir a la Villa Panamericana, que se pasa con gente que no conoces.
¿Cómo vivías en Bacau?
Yo estaba viendo en la Villa Universitaria del equipo de la ciudad. Me dieron un lugar porque yo vivía en un departamento, pero por todo lo que pasó se cancelaron los contratos. Yo no podía regresar porque se habían cerrado las fronteras. Mis compañeras regresaban a sus ciudades pero yo no podía moverme.
Prácticamente más tiempo tuviste en cuarentena que con tu club
Tenía dos meses cuando empezó esto de la pandemia. Realmente no había salido a decir nada ni a pedir ayuda porque en un primer momento me había inscrito en la embajada. Estaba esperando que levanten la cuarentena y viajar, cosa que no se dio. Llegó un momento que recibo que una información que se iba a alargar todo hasta octubre, y pues ahí se me vino todo. “Qué voy a hacer en un país que no es mío hasta octubre”. Se me pasaron muchas cosas en la cabeza. Siempre he tratado de estar fuerte, de pasarla súper positiva, pero en ese momento fue como que [silencio].. Y justo tenía una entrevista y ahí expliqué. Diferentes medios me ayudaron a que se sepa mi situación y el señor Gustavo [San Martín, presidente del IPD] se comunicó conmigo brindándole su ayuda. Me explicó que era difícil pero que haría todo lo posible. Felizmente se pudo.
La tranquilidad que debes sentir ahora
No es fácil. Había estado tratando dos meses y medio volver. Sé que hay muchos peruanos en todo el mundo buscando ese cupo, luchando por volver. Lo único que deseo que puedan volver, porque nada mejor que estar en tu tierra. Estar fuera es complicado porque se acaban los ahorros. Espero que las embajadas los puedan ayudar, aunque sé que es complicado. Acá se puede hacer miles de cosas y al menos tener para comer
¿Sientes que lograste ayuda por ser voleibolista?
Acá pasa a segundo plano Carla Rueda la voleibolista o Ángela Leyva la voleibolista. Acá es Carla Rueda la peruana. Se trata de ciudadanos peruanos que están en el mundo varados que han salido por diferentes razones, que salieron con muchos sueños y pasó esto. No sabes la cantidad de mensajes que tengo y me preguntan qué hacer. Es triste y los entiendo. Es desesperante y todos tenemos que pensar en eso. El país está en una situación complicada pero hay que ver la manera de ayudarlos a volver a casa.
Son miles…
Yo sé lo que estar sola, de estar en un país que no es el tuyo, encima si tienes familia en Perú que es vulnerable y están solos. La situación es complicada. No me veo como Carla la voleibolista, me veo como una ciudadana más que tuvo que salir a dar el grito al cielo para conseguir ese cupo. Y si quieren ver que por ser famoso me han traído, veamos el lado positivo que gracias a Dios hemos regresado cinco de Rumanía, donde no se tenía pensado que lo haríamos en algún momento.
Eres afortunada, en todo caso…
Estoy agradecida a la embajada de Perú en Rumanía, que nos dio alimentación. Uno piensa que consigues el cupo, tu pasaje y ya está, pero nos dieron alimentación que tal vez no era ‘la comida’ pero se agradece porque hay otros que no tienen. Nos dieron las cosas de protección. La embajadora María Eugenia Echevarría, un amor. Siempre preocupada por nosotros. El embajador en Turquía también, el señor Luis Alberto Campana. Igual en Colombia donde esperamos más de quince horas y el Consulado nos llevó alimentos. Hay que rescatar eso, porque no todo es malo, hay que reconocer cuando hacen algo bien.
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