"Carta a Buffon en la derrota", por Diego Coloma

Por Diego Coloma

Señor Buffon, los grandes no siempre pueden ganarlo todo, eso lo sabe usted y todos los que anhelábamos verlo consagrarse en esta final de Champions League. Porque, si algo nos causa tanto dolor en esta derrota de la Juventus a los amantes del fútbol, es ver a Gianluigi Buffon sentado al lado de su arco mientras ese último gol de Marco Asensio descansa en las redes. Era el cuarto gol en contra en su tercera final perdida. Un golpe muy duro por lo que la Juventus había demostrado a lo largo de la temporada, pero justo por lo sucedido en el segundo tiempo en Cardiff.

Ni en la primera ni en la segunda parte tuvo algún protagonismo en el partido. Ni una atajada espectacular ni una reacción felina para salvar sobre la línea ni mucho menos un mano a mano resuelto con el pie estirado. Así es como se va de la final, y es lo que da más pena. Porque la contundencia del Real Madrid -y la suerte de dos remates desviados que terminaron en gol- llevaron siempre el balón a la red sin permitirle a Buffon tomar protagonismo en el resultado.

La cámara lo enfoca después del partido, señor Buffon, y usted no llora. Se saca los guantes y saluda a compañeros y rivales con el mismo cariño y respeto. La cámara lo sigue acompañando y usted sigue demostrando ser un caballero. El eterno caballero italiano. Camina la cancha con la solvencia de ser ya un ganador sin la necesidad de una Champions League. Además, no suelta una lágrima porque los grandes no lloran. Porque usted no es un principiante de camino a la gloria, sino un héroe del fútbol sentado a la mesa de los mejores.

Señor Buffon, tome su medalla y guárdela. Es cierto que los grandes no siempre pueden ganarlo todo, pero usted ya logró ganar lo único importante que perdura a los trofeos en el fútbol: la gloria de ser nombrado como uno de los mejores. Señor Buffon, gracias.