Atlético de Madrid y Chelsea empataron hoy sin goles en el partido de ida de las semifinales de la Champions League. Un resultado que fue absolutamente fiel a lo que ocurrió sobre el campo: el conjunto inglés renunció por completo a atacar y los ‘colchoneros’ no arriesgaron en exceso para desequilibrar un marcador que dejó completamente abierta la eliminatoria para el encuentro de vuelta, que se jugará en Londres.
José Mourinho propuso para el Chelsea un equipo ultradefensivo con Fernando Torres como único punta y dos líneas próximas a su propia área. Renunció al balón y no quiso que nada sucediese: ni en área propia ni en ajena.
El equipo de Diego Simeone no pudo llegar con claridad al arco del Chelsea. Dejó a Diego Costa como único delantero para incorporar a Diego Ribas a la medular. Su problema durante largos minutos fue que los laterales no llegaron a la línea de fondo y que Diego apenas tocó el balón en las zonas de peligro. El Chelsea entregó el balón al Atlético de Madrid, una circunstancia con la que el equipo rojiblanco no pareció demasiado cómodo.
RESUMEN DEL PARTIDO
La estrategia de Mourinho fue quitar la pelota y salir rápido, sin embargo, cualquier intento ofensivo quedó abortado por dos razones: se limitó a despejar lejos cada balón que le llegó en su área y siempre robó muy lejos del arco del Atlético. En este escenario, se celebró cada falta o saque de esquina como si fuera un penal.
Lo más noticioso de la primera parte fue la lesión del arquero visitante, Petr Cech, quien a los 17 minutos fue sustituido por una mala caída y difícilmente podrá jugar el duelo de vuelta por una aparente luxación en el hombro izquierdo.
Llegó el intermedio sin una sola ocasión clara de peligro para ningún equipo. El servicio estadístico de la UEFA pocas veces tuvo tan poco trabajo.
Casi nada cambió con el inicio de la segunda parte. Si acaso, lo que sucedió es que el paso de los minutos metió algo de urgencia en los corazones rojiblancos y sus jugadores adelantaron las líneas para presionar más arriba. Además, controlaron mejor los despejes del Chelsea, que siguió dando pasos atrás.
Tampoco fue demasiado ambicioso Simeone, que sólo cambió pieza por pieza cuando quitó a Diego y metió a Arda Turan. El Chelsea, nada interesado en pasar de campo, le cedió terreno porque su única obsesión fue acumular futbolistas en su propia área.
Así se marchó un partido cuyo resultado no pareció disgustar en demasía a ninguno de los dos equipos, y menos a un Chelsea que renunció por completo a todo lo que sonara a búsqueda del área rival. Ahora la pregunta que queda es: ¿arriesgará alguno en el encuentro de vuelta?
MINUTO A MINUTO DEL PARTIDO.