Marco Quilca León

El panorama estaba dibujado. En frente, el Bayern Munich, su “bestia negra”, el rival al que nunca le pudo siquiera sacar un empate (siete derrotas al hilo). Pero la circunstancias eran otras. Erling Haaland ya no vestía la camiseta del Dortmund, esta vez lucía la celeste del Manchester City. Es decir, el duelo pintaba para ser más parejo. Y el noruego, que está marcando su mejor temporada goleadora, no desaprovechó el momento para cobrar venganza y aniquilar al gigante bávaro que tantas veces celebró en su cara: gol y asistencia en el 3-0 por la ida de la Champions League.

Contenido Sugerido

Contenido GEC