Klopp llegó en el 2015 y cambió el presente del Liverpool. Ya ganó la Premier y la Champions y esta temporada busca repetir, pero juntas. (Foto: Reuters)
Klopp llegó en el 2015 y cambió el presente del Liverpool. Ya ganó la Premier y la Champions y esta temporada busca repetir, pero juntas. (Foto: Reuters)
/ PETER CZIBORRA
Jerónimo Pimentel

Esta versión del es uno de los dos o tres equipos dominantes del último lustro, condición que pelea consigo mismo y, quizás, el Manchester City del 2018-19 (algunos dirán que el Real Madrid siempre tercia por defecto).

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En el caso de los ‘reds’, los historiadores deportivos del futuro discutirán qué conjunto era más temible: si éste, que llega a la última fecha de todos los torneos en los que participa con posibilidad de alzar copa (qué mejor indicativo de logro y competitividad); o el del 2019, que conquistó a medio año la Champions League y que en el 2020 se llevaría la Premier con 99 puntos, a 13 de diferencia de los dirigidos por Guardiola.

Quienes prefieran al equipo actual podrán hablar de consistencia y madurez, incluso cuando la máquina de Klopp traqueteó por momentos, lo que la obligó a ceder iniciativa y, en algunos casos, resultados: el empate contra los Spurs de hace dos semanas puede ser muy costoso hoy domingo; el Villarreal de Emery lo desarmó por largos tramos en la llave de semifinales de Champions; Jota en vez de Firmino es un proceso encaminado, pero no concluido; etc.

Quienes opten por el equipo de hace tres años, más avasallador y rompe récords, tendrán que explicar algunos aspectos extradeportivos, como cuál fue el efecto de la pandemia en esa temporada inusual, o cómo cuenta en el comparativo una liga jugada de manera tan fraccionada, en muchos casos sin público y con cambio de reglas forzoso (9 jugadores en la banca y 5 sustituciones por equipo).

De cualquier forma, en esa lucha frente al espejo el Liverpool ha logrado una comodidad en Inglaterra y Europa que no poseía desde esa era dorada que empezó a inicios de los 70 y terminó en 1984, o en realidad un poco después, con la tragedia de Heysel. Y si bien en la campaña 2004-05 los comandados por Gerrard protagonizaron el “Milagro de Estambul”, se entendía hasta la llegada de Klopp que el Livepool era un club grande por historia y afición, pero discreto al punto de no haber ganado nunca la liga inglesa desde que adoptó, en 1992, el formato actual.

Las etapas en el fútbol son importantes. La llegada de Abramovich al Chelsea en 2003 significó que el club londinense tenga su mejor etapa en término de títulos, pero también que pueda hacer frente a los dos grandes que se repartían los torneos británicos casi en exclusividad: Manchester United y Arsenal. Sin embargo, la salida de sus referentes (Ferguson en 2013 y Wenger en 2018) abrió un espacio para que el City y el Liverpool alzaran cabeza. La recomposición, ya entrada la década del veinte, es total: son celeste y rojo los dos colores que rigen las islas, cada uno bajo un director técnico -o un ideólogo- distinto: Guardiola para los ciudadanos, Klopp para los de Merseyside.

¿Cómo logró Klopp este renacimiento? De acuerdo a JJ Bull de ‘The Athletic’, en virtud de dos factores: construir una identidad táctica y reclutar bien. Ambas variables merecen una explicación. De lo primero se ha escrito mucho, pero se puede resumir en presión alta, transiciones rápidas y construir el juego con dos factores normalmente excluyentes: precisión con velocidad. De lo segundo, trajo a Mané, Salah, Van Dijk, Robertson, Alexander-Arnold (promocionado de la cantera), Alisson y Fabinho, entre otros. Temporada a temporada el alemán fue afinando el equipo a la vez que compraba el talento exacto para su equipo soñado. No es poco mérito. Muchos equipos pueden tener un presupuesto alto, pero la inversión se desperdicia si se elige a Pépé (Arsenal, 80 millones de euros) o a Grealish (City, 118 millones de euros) cuando Luis Díaz está disponible por la mitad o la tercera parte.

Dos preguntas se resuelven este domingo: con la FA Cup en el bolsillo, ¿podrá Klopp empezar a soñar con el triplete si el Aston Villa opone resistencia al City? ¿Está en capacidad, ese mismo día y a la misma hora, pero en Anfield Road, de dar cuenta de los Wolves? De ahí en adelante el panorama es más complejo: el Real Madrid a partido único el próximo 28 de mayo por la gloria continental. Y una vez resuelto el duelo en París, la inquietud final: ¿es este un ciclo cumplido o hay techo para más?

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