Jerónimo Pimentel

Los memes que circulan en redes hacen una buena caricatura de ambos entrenadores. Mientras Pep Guardiola necesita un largo sermón, así como fórmulas, logaritmos, relevos y 380 pases para que el Manchester City anote, a Carlo Ancelotti le basta decir 3 palabras: “Balón a Vini”. Hay algo de cierto y algo de falso en esta parodia. Veamos qué.

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Guardiola es la cúspide de un complejo sistema que ha revolucionado una manera de entender al fútbol y cuyas señas son distinguibles ya en todas partes. Heredero de la idea de fútbol total holandesa, es el responsable de que la mitad de los equipos hoy en día salgan jugando desde el área chica con el balón al pie (incluso en la liga peruana, de una manera abrumadora en los torneos de menores de la federación) y de que vean el despeje, incluso en circunstancias de apremio, como una vulgaridad o un anatema.

La presión alta, la posesión del balón (que llega al 60% o 70% sin problemas) o la rotación posicional, entre muchos otros conceptos incorporados al debate táctico moderno, son todas herramientas que, combinadas, han creado un efecto disruptivo que el técnico catalán ha sabido capitalizar en el Barcelona y el Bayern Munich, así como con sus actuales dirigidos. Nadie juega mejor que el Manchester City hoy, lo que no significa estrictamente que lo deba ganar todo. Aunque ciertamente, llegue a mediados de mayo con la oportunidad de un triplete histórico.

Carletto, en contraste, pasa por ser un tradicionalista sin serlo. El italiano prefiere el 4-3-3 con este Real Madrid, pero su largo magisterio no está asociado a una idea, sino al pragmatismo y a la adaptación de acuerdo con el entorno, el rival y el recurso disponible. Por ejemplo, tiene sentido jugar con extremos bien abiertos cuando tienes a Vinicius Jr. encendido por la banda izquierda y a Rodrygo cabalgando por la otra. La idea de jugar con un ‘9′ con vocación de ‘10′, como Benzema, es perfectamente entendible una vez los brasileños entran en carrera. Pero la intensidad de su equipo no es la que se reclama en la Premier League, un torneo obsesionado con el vértigo; Ancelotti apuesta por cambios de ritmo, incluso por cansar al rival cediendo la iniciativa y el desgaste para, luego, plantear duelos decisivos tanto ofensiva como defensivamente de los que espera salir triunfador (Rudiger sobre Haaland, Benzema sobre Dias, Kroos sobre Gundogan).

Hay algo renovador en la idea de descargar tanta obsesión táctica y recuperar el peso individual del jugador, algo que tiene sentido cuando lo que se administra son solo estrellas (uno se podría preguntar si esta es la vía para recuperar el regate, tal como lo reclamaba Gareca).

Pep vs. Ancelotti

Los técnicos se han enfrentado en diez ocasiones con distintos equipos. El técnico español ganó en seis, el italiano festejó en tres y hubo un empate.

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Duelo marcado

El duelo es muy claro. Guardiola vive obsesionado con la idea, con el planteamiento formal, con el medio de alcanzar el dominio y el gol. Ancelotti pareciera decirnos, a la manera de la vieja escuela pragmática, que lo único cierto es lo útil, lo que crea ventaja, aquello que es comprobable en el campo y se manifiesta en el score. Los jugadores agradecen a Guardiola su obsesión con el trazo, la dirección precisa de cuáles movimientos se deben hacer y cuáles no, el cobijo de tener siempre un planteo sobre el cual descansar a partir de automatismos. De Ancelotti, sostienen los cracks que están bajo su manto, se disfruta la libertad que deja para tomar decisiones que solo ellos están en capacidad de elegir en el fragor del juego.


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