"Claudio Pizarro, once años después", por Miguel Villegas
"Claudio Pizarro, once años después", por Miguel Villegas
Redacción EC

Paulo Autuori lo hizo capitán en el 2004 y, desde entonces, polariza al país. Anoche volvió al equipo titular. Marcó el gol del triunfo sobre Venezuela. ¿Cuál es su verdadera posición?

La capitanía
La foto del sorteo no es una sorpresa: Claudio Pizarro se da la mano con Juan Arango, dos históricos de hace diez años en sus selecciones. Y los dos con la cinta. Si Carlos Lobatón fue elegido capitán por Ricardo Gareca ante México en Lima, en un mensaje de paz que descomprimía una semana difícil –las salidas de los extranjeros Zambrano y Yordy–, anoche el seleccionador de Perú le devolvió la cinta al delantero como un gesto a la trayectoria. Pizarro es capitán desde la época de Paulo Autuori, es decir, tres Eliminatorias y cuatro Copas América. Su influencia en la selección no se ha medido por goles, lamentablemente. “Prestigia al fútbol peruano”, dijo una vez Sergio Markarián, explicando por qué lo mantenía a él, por encima de Guerrero o Vargas, jugadores que conectaban más con la gente. Pizarro es el capitán de Perú. Lobatón, el otro. El líder internacional y el líder local. Punto. 

La posición 
Con Maturana fue ‘9’, con Uribe también. Autuori lo juntó con Paolo. Chemo lo castigó por el Caso Golf Los Incas. Con Markarián volvió a ser doble ‘9’, confiando en él la misión de retroceder unos metros para asociarse y organizar. Si la posición en la que Claudio se convirtió en goleador extranjero histórico de la Bundesliga en Alemania fue básicamente de punta, ¿por qué la necesidad de sacarlo del área? No se entiende. Claudio Pizarro allí es eficaz y transmite otro respeto. En los últimos siete partidos oficiales que jugó (6 de Eliminatorias, 1 de Copa), marcó 3 goles. De punta. Fuera de ella, detrás de un centro, como anoche en su vuelta al equipo titular en esta Copa América, complica sus movimientos y se ve lento, obvio, impreciso. Como un gigante que camina torpe en una casita de juguete. De enlace no funciona. Es todo actitud, todo trajín, pero perdemos a dos hombres. A Guerrero, que se obliga a salir de la zona última de influencia. Y a Pizarro mismo. 

El futuro 
“He aprendido que todos somos importantes. Y que vamos a tener un momento para ayudar al equipo”. Eso dice Pizarro tras el 1-0. Su presencia en la Eliminatoria es vital para potenciar a una selección como la nuestra, que no produce un crack internacional desde el 2004: Farfán. Lo que no debería discutirse más es su posición. El gol de anoche – pase de Cueva, rebote en Rincón, Pizarro en el área– es una prueba contundente. Si hoy se confirma que el árbitro Orozco no le sacó una segunda amarilla a Paolo, se viene un problema. ¿Quién debe ser el ‘9’ titular? Si vuelve, Farfán, ¿quién debe ir al banco? Pizarro no es ‘8’, como lo prueba Gareca. Ni ‘6’, como su época en la selección 1995 de Hernán Saavedra. Nueve. En otra posición hoy no es útil.

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