"Javier Pastore: el pibe afrancesado", por Daniel Peredo

El periodista Juan Pablo Varsky lo describió alguna vez como el futbolista con más glamour del fútbol argentino. Un afrancesado. En el plan de Argentina, Javier Pastore se convirtió en el socio perfecto de Messi, un crack de la línea de medios que ama el balón, y traslada como en el potrero hasta dejárselo a Lío. Se entienden y embellecen el juego. Como si compartieran de toda la vida.

Su titularidad es un indicador de la propuesta más ofensiva de Martino. Todo el potencial a la cancha. El ‘Tata’ era más lento y pausado pero seguramente en algo se ve reflejado en él. Calidad pura. Movimientos, conducción, pase, llegada y gol. Pero no de cualquiera forma, hace todo con elegancia, es fuerte el impacto visual que genera cuando la pelota llega a sus pies. Se la entrega tan limpia a Messi que el ‘10’, igual de generoso, devuelve. Entonces, forman una sociedad ideal que ha despertado en el momento justo.

Debutó en Talleres de Córdoba, pero se consolidó en el Huracán de Cappa 2009. Con 20 años, brilló en ese equipo de Bolatti, Toranzo, De Federico y Nieto del que no recuerdo ningún defensor. Se sintió muy cómodo en esa idea de Ángel que era riesgo y libertad. Martino también le ofrece las condiciones para desarrollar su fútbol inteligente y diferente. En la Copa, la está dejando chiquita. Messi es Messi. Pero Pastore es el toque de distinción.

LEE TAMBIÉN...