Néstor Lorenzo pertenece a ese pequeño grupo de jugadores irreconocibles en un póster memorable de un Mundial. Si no eres argentino, si no fuiste un seguidor de la liga de ese país en los años ochenta, por allí que te costará buscarlo en ese once de Italia 90 junto a otros archifamosos como Maradona, Ruggeri o Goycochea. Junto a Dezotti, Simón o Serrizuela, este ex defensor puede ser uno de esos futbolistas que rastrearás en Google para llenar tu lista de ese once argentino que disputó la final de la Copa del Mundo, en el estadio Olímpico de Roma. En esa condición de ex futbolista inubicable, a pesar de la interesante trayectoria, Lorenzo llegó al Perú para dirigir al Melgar de Arequipa. El silencioso ex defensor llegó para hacer ruido en la Copa Sudamericana. Ya lleva cinco victorias consecutivas. No es poco.
En días donde nos cuesta hacer relato de victorias peruanas en el fútbol internacional, lo de Lorenzo con Melgar es para hacer una pausa y destacar. Cinco triunfos consecutivos en la Copa Sudamericana para llegar al partido con Atlético Paranaense con la opción de saltar al primer puesto en esta fase de grupos (solo clasifica el líder a octavos de final). Victoria ida y vuelta con Mannucci, triunfo de visita ante Metropolitanos de visita en Venezuela, victoria ante Aucas del sorprendente fútbol ecuatoriano y ahora este 1-0 asombroso ante el Paranaense de Paulo Autuori. Más allá de algunos momentos de la U ante Palmeiras o de cómo compitió Cristal con Racing en Buenos Aires, lo del cuadro dominó es la principal noticia de clubes peruanos en el contexto internacional. Es una lavada de rostro después de caer con tantas piedras en el camino.
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“Trato de usar los colores de Melgar en el terno, y ya me cambio si un árbitro dice algo”, responde Lorenzo en GOLPERÚ dejando en evidencia su debilidad por los cábalas. El ex defensor mantiene viva la influencia del “cabulero mayor”, el inolvidable Carlos Salvador Bilardo, su técnico en aquella Copa del Mundo de Italia 90. Curiosamente, Bilardo llevó a Lorenzo al torneo mundialista a pesar de algunas críticas. Confiaba él, aunque le dio la camiseta número 13. Pocos lo recordarán, pero Lorenzo fue titular en el primer y último partido de Argentina en Italia 90. En la sorpresiva derrota ante Camerún y en la caída en la final ante Alemania. Néstor Lorenzo, de manera literal, dejó en el campo sangre, sudor y lágrimas. El delantero germano Ruddi VoEller le rompió la boca y el árbitro Codesal no quiso expulsarlo.
“Vengo a un equipo con tradición, pero vamos con calma, así es mejor”, continúa Lorenzo, quien de esta manera renueva su condición de hombre con perfil bajo. Sigiloso, lejos de cualquier declaración polémica. Correcto y con una inamovible cara de “buena gente”. Sorprende revisar su hoja de vida y confirmar que en Perú está viviendo su primera experiencia como entrenador principal. Pero Néstor Lorenzo no es un improvisado. Su Máster y Diplomado en la dirección técnica lo hizo en la práctica, como mano derecha de José Pekerman, en la selección colombiana.
Precisamente, con Pekerman, tuvo que despojarse de su silencio y discreción. El ex entrenador cafetero muchas veces le pedía que lo reemplace en las conferencias de prensa. Fue así como lo conocimos hace cinco años, en la previa del Perú-Colombia en la Copa América Centenario. En la sala de conferencias del hotel Westin de New Jersey, todos esperábamos a Pekerman y apareció Lorenzo. Ya nos parecía conocido en ese tiempo, lo difícil era asociarlo de inmediato en esa foto del póster argentino de Italia 90. Colegas de ese país nos apoyaron con la referencia y le hicimos preguntas sobre Perú, sobre el ‘Tigre’ Gareca. “Nos conocemos mucho con Perú. Y José con Ricardo ya han tenido varios enfrentamientos”, nos repetía Lorenzo, sin perder nunca la cordura y prudencia. Al igual que hoy con el buzo rojinegro.
La relación del fútbol peruano con el Mundial Italia 90 es extensa. Parece interminable. Comenzó con la llegada de Pedro Monzón (uno de los expulsados en la final ante Alemania) como zaguero de Alianza Lima en los noventas. Después, José Basualdo llegó para dirigir a Universitario de Deportes. La U se ha convertido en un bastión para los ex finalistas albicelestes de esa Copa del Mundo. También estuvieron en el banco crema, Pedro Troglio y ahora Ángel David Comizzo. Néstor Lorenzo se suma a esa lista de elegidos por el ‘Narigón’ Bilardo para un bicampeonato mundialista, que se quedó frustrado a cinco minutos del final.
Aún es motivo de polémica en Argentina ese penal cobrado por Edgardo Codesal, por un foul inexistente de Sensini a Klinsmann. El gol lo anotó Brehme, pero la indignación fue internacional. Dos de los jugadores más efusivos en el reclamo fueron Pedro Troglio y Néstor Lorenzo, quien se fue de Boca Juniors un año antes de la llegada de Nolberto Solano. Como si fuera un predestinado a pasar desaparecibido, en la foto emblemática de ese momento, Lorenzo aparece de espaldas y Troglio sí sale en un primer plano conmovedor. “¿Qué le dije a Codesal? Le repasé su vida en 10 segundos”, nos respondió hace cuatro años Troglio. ¿Y qué le dijo Lorenzo? Es una pregunta pendiente. Primero que siga ganando en torneos internacionales y después le pediremos que vuelva a romper con la timidez. Primero que celebre con su camisa roja y su saco negro. Primero que alce la voz para decir que “dominó” en la Sudamericana.
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