Hace unos días una noticia golpeó a los fanáticos de Roberto Gómez Bolaños: sus programas, tras 47 años ininterrumpidos de transmisión televisiva, saldrían del aire por un desacuerdo entre la familia del mundialmente famoso Chespirito y Televisa. Pocos no conocen al genio cómico mexicano, creador de “El Chavo del 8″ y muchos otros personajes encomiables que marcaron la infancia –y en muchos casos también la juventud y adultez– de varias generaciones. Enfundado en los papeles de El Chapulín Colorado, el Chómpiras, el Doctor Chapatín, Chaparrón Bonaparte –por nombrar solo algunos–, este actor, productor, director y guionista elaboró un mundo de ingeniosas situaciones y divertidos protagonistas. Todos con un toque especial y característico.
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Incluso, su mundo –ese al que nos trasladaba en cada serie o segmento de alguno de sus recordados personajes–, dejó todo un glosario de frases y palabras –algunas inventadas– que se volvieron parte de la cultura popular. “La torta de jamón”, “No contaban con mi astucia”, “Los espíritus chocarreros”, “El chipote chillón”, “No te doy otra nomás”, “El platillo volador”, “La tacita de café”, “No hay de queso nomás de papa”, “La pelota cuadrada”.
“La pelota cuadrada…” Ese es solo uno de los guiños deportivos que Chespirito le dio a sus programas. Claro que también podría tratarse de un juguete frecuente de los niños. Pero con Roberto Gómez Bolaños, quien falleció el 28 de noviembre de 2014 y era un apasionado de los deportes, estos detalles no sueñen ser gratuitos.
Los diversos reportes cuentan que fue boxeador amateur antes de sumergirse en el mundo de la televisión. Y en una entrevista cuenta que hizo divisiones menores –llegando a jugar en la reserva– en el ya extinto Club Deportivo Marte, que en su época participó en la liga mexicana. Por esa afición, muchos de sus personajes mantenían fervorosos hinchajes y varios capítulos de sus programas se basaban en situaciones ligadas a algún deporte, no solo el fútbol. Incluso, tuvo algunas referencias hacia Perú. Su legado, además, inspiró a futbolistas como Lionel Messi y Neymar.
-La vecindad futbolera-
Las referencias al hinchaje de Chespirito por el América son muchas, pero lo cierto es que el Chavo sí es seguidor de las ‘Águilas’. Y en más de un capítulo de la serie se mete en divertidos enredos por ver el fútbol en la televisión o practicarlo con el engreído Quico.
Don Ramón, su entrañable vecino –interpretado por Ramón Valdés–, le iba al Necaxa, pero no tenía problemas en hacerle porras al Monterrey, equipo del Señor Barriga, con tal de ganarse unos días más de plazo para pagar la renta. Doña Florinda, quien consideraba que el fútbol era para la “chusma”, nunca dijo de qué equipo era, pero en un capítulo cantó una barra de los ‘Pumas’ de UNAM, luego de que el Profesor Jirafales confesara su hinchaje por el ‘Universidad’. Quico tampoco mostró abiertamente su equipo preferido, pero podríamos suponer que era hincha del América, pues siempre discutía con el Chavo sobre quién era Enrique Borja.
-¿Quién era Enrique Borja?-
Una de las confrontaciones más frecuentes entre el Chavo y Quico –Carlos Villagrán lo interpretaba– era quién representaría a Enrique Borja en sus duelos ‘peloteros’ en el patio de la vecindad. De esta forma, muchos niños –ahora adultos– crecieron con ese nombre en la mente, vinculando más a “El Chavo del 8″ que al mundo del deporte. Pero, ¿quién era este futbolista?
Enrique Borja era el centrodelantero estrella de las ‘Águilas’ del América en la década de los 70. Un artillero de temer que también representó a México en los mundiales de Inglaterra 1966 y México 1970. En el primero anotó su único gol en este torneo. Borja, además, fue goleador del torneo azteca en tres temporadas consecutivas (1970-1971, 1971-1972 y 1972-1973), y anotó 32 con la camiseta de la selección mexicana. Cinco de esos goles se los anotó a Perú, en amistosos disputados entre 1968 y 1972. Cuando el Chavo no lograba ser Borja, también pedía ser Leonardo Cuéllar, el chileno Carlos Reinoso –ambos figuras en el fútbol azteca– o, ya en los 80, Hugo Sánchez, quien ya rompía redes en Europa.
-Fútbol y más-
El Chavo era un niño que vivía en una humilde vecindad de Ciudad de México, por lo que era lógico que Chespirito presentara a su icónico personaje como un niño aficionado al fútbol –el deporte más popular en ese país–, al que le gustaba observarlo por la televisión también practicarlo, especialmente con la pelota de Quico –de evidentes dimensiones no oficiales–, y en el patio de la vecindad.
Tanto era su apasionamiento, que muchas veces el Chavo olvidaba a las personas a su alrededor, golpeando con sus disparos a sus vecinos, siendo su víctima favorita el ostentoso Señor Barriga, interpretado por el actor Édgar Vivar. Por eso, al dueño de la vecindad, no le quedó más remedio que prohibir el fútbol en el patio en uno de los capítulos. En ese mismo episodio, Don Ramón y el Señor Barriga resultan ‘lesionados’, luego de un confuso y divertido enredo entre los personajes, y terminan entreteniéndose con una partida de ajedrez.
El ajedrez no es el único deporte que se puede ver en “El Chavo del 8″. Durante la serie, los personajes muestran facetas en otros deportes. Así, en el capítulo en que el Chavo, Quico y Ñoño juegan béisbol, descubrimos que Don Ramón fue pitcher estrella de los ‘Barrenderos de la Abondojo’ y que en un partido ‘ponchó’ a 14 jugadores, lanzado unas bolas curvas. Pero qué decimos curvas, unas señoras curvas.
En otro capítulo de “El Chavo del 8″, el protagonista y Quico juegan ping pong con la Chilindrina y Ñoño. Una situación similar se da en otro episodio, en el que el Chavo y la Chilindrina simulan jugar tenis con unas sartenes, y en otro, lo hacen con guitarras. En un programa distinto, descubrimos que el Profesor Jirafales practica esgrima, pues acude a la vecindad con la indumentaria y los implementos de este deporte para intentar retar a Don Ramón a un duelo por el amor de Doña Florinda. Y si contamos los clavados y los intentos de nadar de Quico en Acapulco, también podríamos incluir a los deportes acuáticos en la lista de disciplinas practicadas por los personajes de Chespirito.
Hablando del popular ‘Monchito’, este, además de jugar béisbol, también fue boxeador y le enseña al Chavo las bases de este deporte, aunque con poco éxito. En ese episodio, ‘Ron Damón’ recuerda su época como boxeador y hace referencia a José Ángel Nápoles, el ‘Mantequilla', quien fue un gran boxeador cubano. En el inolvidable capítulo en el que Don Ramón es ropavejero –uno de sus tantos oficios– compra una bola de boliche e intenta enseñarle al protagonista las reglas. El fútbol americano es otro de los deportes que practican en la vecindad, aunque esta vez suman a Godinez y a la Popis en el equipo que es entrenado, evidentemente, por Don Ramón, asesorado por el ‘Maistro Longaniza'.
-El honorable Silbato Yamazaki-
Si bien en la vecindad del Chavo no solían practicar artes marciales, sí le hicieron una referencia en “El Chapulín Colorado”, el otro emblemático programa de Chespirito. En un capítulo, el héroe rojo acudió en auxilio de una joven japonesa –interpretada por Florinda Meza–, cuyo padre quería casarla a la fuerza con un karateca llamado Silbato Yamazaki. Esta mención podría resumirse en una simple referencia al karate, pero también alude a un personaje que no es ajeno al fútbol ni al Perú. ¿Cómo así?
El nombre Silbato Yamazaki es en honor al árbitro de fútbol Arturo Yamazaki. Este réferi de ascendencia oriental nació en Perú en 1929 y se dedicó a la carrera de árbitro, representando a nuestro país por muchos años, hasta que 1968, tras haber dirigido los mundiales de Chile 1962 e Inglaterra 1966, viaja a México para cumplir sus funciones de juez en los Juegos Olímpicos a desarrollarse en ese país. Yamazaki no dejó más tierras aztecas. La liga de ese país reconoció su eficiencia como árbitro y lo fichó para su liga. Además, dirigió en el Mundial de México 1970, ya nacionalizado mexicano. El origen japonés de su apellido calzó perfecto para que Chespirito lo tomara prestado en uno de los ‘clásicos’ del Chapulín.
-Referencias a Perú-
La mención a Arturo Yamazaki no es la única ‘presencia’ peruana en el mundo de Chespirito. En la casa de Don Ramón, un ávido fanático del fútbol, había muchos banderines colgados de diferentes clubes y selecciones, y una de ellas es la peruana. Además, en un capítulo de “El Chavo del 8″, el protagonista, al no poder ser el goleador Enrique Borja y ser enviado al arco, pide ser el arquero de Perú. Esto en alusión a Ramón Quiroga, quien fue el ‘1′ de la selección peruana en el Mundial de México 1970.
-Más personajes hinchas-
El Doctor Chapatín no es ajeno a la ‘fiebre’ del fútbol. Por eso, uno de los sketchs del anciano médico, emitido en el programa “Chespirito”, gira en torno a su apuro por llegar a un partido de fútbol, pero antes tiene que lidiar con varios personajes que le impiden salir a tiempo de su consultorio. En otro episodio, el mismo doctor atiende a un boxeador, luego de que este saliera sumamente golpeado de una pelea.
Otro de los personajes emblemáticos de Roberto Gómez Bolaños que también es fanático del fútbol es Chaparrón Bonaparte. En un segmento de Los Chifladitos, Chaparrón aspira a convertirse en jugador de fútbol, mientras que su amigo Lucas Tañeda, quien hace las veces de representante, lo viste con el uniforme del América e intenta venderlo por 30 pesos. Todo esto en medio de ‘chiripiolcas’ y disparatados diálogos entre los protagonistas.
-El Chanfle-
Al hablar del vínculo entre Chespirito y el fútbol, es inevitable no mencionar al recordado Chanfle. Aunque la palabra ‘chanfle’ ya era utilizada por los diferentes personajes del mundo de Roberto Gómez Bolaños para denotar sorpresa, asombro o lamento, en 1979, el cómico mexicano usó este término como el nombre la película que él mismo produjo, escribió y protagonizó. El personaje principal de ‘El Chanfle’ es Chanfle Segundo, utilero de las poderosas ‘Águilas’ del América, que sueña, pese a ya tener más de 30 años, con ser futbolista. Se grabó en las instalaciones del club, incluido el Estadio Azteca, donde se lleva a cabo la parte más recordada de la película.
En este inolvidable pasaje, el Chanfle se imagina entrando a la cancha en lugar del crack del equipo, Valentino –interpretado por Carlos Villagrán–, y haciendo goles para todos los gustos. De izquierda, derecha, ‘chalaca’, tiro libre, ‘palomita’, ‘escorpión’, de una jugada ‘maradoniana’, etc. Una curiosidad adicional: el árbitro de ese memorable partido del Chanfle es Arturo Yamazaki, de quien hablábamos párrafos arriba.
-Estados Unidos 1994-
Uno de los capítulos de la penúltima temporada del programa Chespirito, que reunía secuencias de varios personajes de Gómez Bolaños, coincidió con el final del Mundial de Estados Unidos 1994. Por ese motivo, los sketchs de ese programa giran en torno al fútbol. De esta forma, tenemos un remake del Doctor Chapatín queriendo asistir a tiempo a un partido de fútbol, a Los Chifladitos reclamando una jugada polémica, al Ciudadano Gómez –otro de los personajes de Chespirito– discutiendo sobre una jugado que “No fue penalty”, y a Los Caquitos –el sketch principal de esta etapa de la serie–, con el Sargento Refugio, esperando un juego de fútbol en el que participaría el Chómpiras, pero que terminaría con la Chimoltrufia como figura. Ese capítulo dedicado al fútbol terminó con Chespirito, encarnando al Chómpiras y recordando los goles del Chanfle.
-Encuentro con Maradona-
Ya en algunas ocasiones Chespirito se había referido al crack argentino en sus programas y algunas entrevistas, y en 2005, tuvo la oportunidad de conversar con él en el famoso programa ‘La noche del 10’, en que Diego Armando Maradona entrevistaba personajes célebres. El ‘Diego’ lo presentó como su ídolo. Desde que entró al set no se cansó de llenarlo de elogios, y del ‘saque’ le dijo que era su ídolo. Chespirito, por su parte, no se quedó atrás y le devolvió la ‘pared’ asegurando que el mítico ’10′ también era su ídolo. Y así transcurrió la entrevista, en un ida y vuelta de gestos de admiración de uno hacia el otro. No fue una conversación muy reveladora, pero el público quedó rendido al ver a dos leyendas compartiendo entre ellas.
-El legado de Chespirito en el fútbol-
El 28 de noviembre de 2014, Roberto Gómez Bolaños partió. Su muerte enlutó a todo el mundo y en su tierra, México, miles lo lloraron. Los homenajes no se hicieron esperar y uno de los primeros tuvo que ver con el fútbol, pues su funeral fue celebrado en el mítico Estadio Azteca, que sirvió de escenario para que el famoso Chanfle coronara esa tarde mágica llena de goles, y que también fue nombrado en varias ocasiones en los segmentos de los programas de Chespirito.
A inicios de 2019, el América decide hacerle un homenaje por los 40 años del estreno de la película “El Chanfle”. Se hizo una camiseta especial en honor a este personaje, con la que el equipo jugó ese día, y los jugadores se grabaron imitando los gestos del recordado personaje. Antes, claro, hubo toda una ceremonia recordando sus goles en el Estadio Azteca. Y unas semanas después, el 21 de febrero de ese año, día en que Roberto Gómez Bolaños hubiera cumplido 90 años, el equipo volvió a rendirle tributo.
Un poco antes, en 2018, Monarcas Morelia estrenó una camiseta roja y amarilla, sus colores distintivos, y presagiando que a la gente lo asociaría con El Chapulín Colorado, preparó algo especial. Así, cuando el equipo anotó –quien marcó fue nadie menos que Raúl Ruidíaz– lanzaron en sus redes una foto del goleador con la camiseta nueva y un ‘chipote chillón’ y el mensaje “Síganme los buenos”, en clara alusión al personaje de Chespirito.
-Lionel Messi y Neymar también son hinchas-
De hecho, los festejos de gol con referencia a Chespirto han sido frecuentes. Sin ir muy lejos, la famosa “‘garrotera” era usual en las celebraciones del peruano Yordy Reyna. En México, cobró bastante popularidad el delantero chileno Sebastián Gonzales –‘Chamagol'–, quien desde que llegó al país azteca en el año 2002 para jugar por el Atlante –luego lo haría por Tigres– empezó a celebrar como los personajes de Roberto Gómez Bolaños. Lo hizo con el sombrero del Chavo, el “chipote chillón” del Chapulín Colorado, los ruleros de Doña Florinda, o simplemente haciendo un eufórico “Zas, zas, zas”. Todo en honor a su héroe.
Ni siquiera las grandes estrellas mundiales son ajenas al legado de Chespirito. Lionel Messi y Neymar también son seguidores suyos y no desaprovecharon la oportunidad de disfrazarse como Quico, uno de los personajes de la vecindad en Halloween. El crack brasileño del PSG tuvo la oportunidad de conocer a Carlos Villagrán cuando este visitó los entrenamientos del Santos en un viaje a Brasil.
Es más, el actor se animó a enseñarle una celebración nueva a Neymar. Y hablando de Carlos Villagrán, reportes de los años 60 indican que este, antes de vestirse con su legendario traje de marinerito, se desempeñaba con cronista deportivo y fotógrafo y que incluso cubrió los Juegos Olímpicos de México 68.
Roberto Gómez Bolaños marcó infancias enteras y hay pocos rincones en el mundo donde no conozcan al Chavo, el Chapulín Colorado u otros de sus personajes. Chespirito siempre intentó impregnarle a sus creaciones algo de él. Y el gusto por el fútbol y los deportes en general no fueron ajenos.
Por eso, si bien su legado humorístico abarca muchos niveles, hay uno que perdura de forma especial en el recuerdo de los amantes del deporte, que desde niños alucinaban con patear la voluminosa pelota de Quico –o imaginar cómo sería esta en su versión cuadrada–, con ser Enrique Borja aunque nunca lo habían visto jugar, con entrenar bajo la tutela del carismático y multifacético Don Ramón, o simplemente ser cómplice de las aventuras de ese niño humilde y travieso que enamoraba con sus ocurrencias en una vecindad llena de alocados personajes. Chespirito se fue, pero dejó un ‘universo’ que difícilmente será olvidado.
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