El último 3 de junio se conmemoró 43 años del triunfo por 3-1 de Perú sobre Escocia en el Mundial de Argentina 78, por eso vale traer a la memoria hechos históricos inéditos que, quizá, pueden empezar en el olvido y, a lo mejor terminen con la indiferencia más aún cuando de esa justa mundialista sigue pesando el 0-6 que recibimos ante los locales de César Luis Menotti que terminaron siendo campeones tras vencer en la final a la Holanda sin su estrella máxima Johan Cruyff.
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La delegación peruana había vuelto a Lima con un cheque de 180 millones 453 mil 560 soles por haber llegado a los octavos de final, cuando a las oficinas de la Federación Peruana de Fútbol (FPF) en los bajos de la Tribuna de Occidente del Estadio Nacional llegó un west-cable donde la Honorable Federación Escocesa de Fútbol invitaba a la Honorable Federación Peruana de Fútbol a disputar un amistoso en Glasgow. Fijaba fecha: 12 de septiembre de 1979 en estadio Hampden Park. Hasta el monto a recibir: 50 mil dólares más pasajes y estadía.
En la FPF su preside el almirante Augusto Gálvez había pasado a ser jefe del IPD y la presidencia quedó a cargo de Agustín Ciccia, quién no tardó en citar a su directorio donde algunos no dudaron en rechazar la invitación, “porque lo único que buscan los escoceses es desquitarse del 3-1 en el estadio de Córdoba”. Lo cierto es que primó la posición de Ciccia y el seleccionado bajo las órdenes de José Chiarellla y no de Marcos Calderón y sin Ramón Quiroga y Rodulfo Manzo emprendió viaje hacia la capital europea.
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El propio Ciccia hoy recuerda que fueron recibidos con todos los honores en Glasgow. “Un ómnibus de lujo para el plantel con su comando técnico y un automóvil último modelo para mí solo que, por suerte lo manejaba un italiano como si los directivos escoceses hubieran adivinado que yo dominaba ese idioma por mis ancestros”. En el lugar donde se iban a alojar había en la entrada un enorme perro San Bernardo que, como me contó Germán Leguía “al pararse tras vernos llegar le dio un gran susto a Roberto Mosquera en que esos momentos pasaba por su lado”. Para seguir brindando la mejor atención a Ciccia lo invitaron a una fábrica a apreciar la fabricación del mejor whisky del mundo.
Llegado el día 12 al estadio asistieron 41,035 aficionados escoceses. Ninguno de ellos pagó entrada. Su federación había preparado todo en tal forma que la “afrenta” del 1-3 en el Mundial argentino con goles de César Cueto y Teófilo Cubillas (2) no se podía pasar por alto esta vez. Ciccia sigue contando: “A 100 metros del estadio nos detuvieron y todos bajamos de los vehículos y, así caminando pudimos apreciar a dos filas de mujeres escocesas que danzaban armoniosamente al compás de la música de los gaiteros que son sus faldas kits alegremente se unían a esa recepción a todo color”.
En la puerta del estadio los directivos con Ciccia a la cabeza recibieron flores en las solapas de sus sacos y terminar en la sala de recepción del estadio donde se brindó con whisky, por supuesto. Y así se inició el partido que arbitraría el sueco George Courtney. Chiarella había enviado esta formación: Acasuzo; Gastulo, Chumpitaz, Díaz, Olaechea; Velásquez, Leguía, Cueto; Mosquera, La Rosa y Labarthe.
Si en el Mundial argentino el delantero Joe Jordan abrió el marcador en el minuto 19, esa tarde de septiembre Asa Hartford apenas a los 4′ ya ponía adelante a su selección. Las cuatro tribunas del estadio se vinieron abajo por la alegría de los hinchas escoceses. Masson que en el referido Mundial, al ejecutar el penal cometido por Chumpitaz que pudo ser el 0-2 permitió que Quiroga bloqueara en gran forma, esa tarde en Glasgow pasó lo mismo: Olaechea cometió penal a Hartford y que al disparar John Wark obligó a Acasuzo a detener la pelota.
Ya en el segundo tiempo y cuando faltando cinco minutos Cueto realiza una notable jugada que hoy Leguía la describe así: “La habíamos ensayado varias veces: el esquive de César, el amague que va a hacia un lado y el pase que sale para el otro lugar. Y así fue. Recibí y sobre dos defensas más altos que yo logré puntear el balón para vencer el arquero Alan Rough, sí el mismo al que César y Teófilo (Cubillas) batieron esa tarde en Córdoba. Ese día me quise salir hasta la calle para celebrar porque todos nos dimos cuenta que ese amistoso lo pactaron para desquitarse del 1-3 del Mundial”.
Ciccia cuenta que tras el empate y ya de compras al día siguiente en tiendas se encontró de casualidad con el presidente de la federación escocesa y su esposa. “Me felicitó y fue hidalgo a decirme estas palabras: suerte de hallarlo por acá y debo decirle que los trajimos para golearlos pero no fue así. Los felicito”.
‘Chevo’ Acasuzo que se llevó los aplausos recuerda que en el calentamiento que hacía con el recientemente fallecido Otorino Sartor la pelota fue a dar a una tribuna y al irla a recoger se dio cuenta que cualquiera aficionado podía ingresar al campo y que había una tribuna a nivel de cancha solo para minusválidos en sillas de ruedas que nunca había visto en su vida.
En el avión que los traía de vuelta leyó un artículo del periodista español Pedro Escartín donde sobre él escribía: “Perú presentó ayer ante Escocia a un arquero que no parecía tal, delgado (su peso era 76 kilos esa vez) pero fue un inca debajo de su portería”.
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