La historia de Alessandro Del Piero con el fútbol es toda una obra de arte. Solo la fineza con el balón que exhibía el legendario atacante de la Juventus, quien acaba de cumplir 45 años el 9 de noviembre, generó que lo llamen ‘Pinturicchio’, en honor al pintor renacentista italiano. Pero, su carrera entera fue un relato literario de un comienzo auspicioso, momentos dramáticos muy duros y una revancha con sabor a gloria. Y, en ese camino, da la curiosidad que Real Madrid fue su principal víctima.
Del Piero, un especialista de los tiros libres, comenzó su carrera en el Calcio Padova de la Seria B, aunque al poco tiempo fue fichado por la Juventus, club en el que se convertiría quizás en el máximo ídolo. Con la Vieja Señora debutó el 12 de setiembre de 1993 y se quedó hasta 2012.
Pese a que en aquella Juve estaban el mejor jugador italiano de la época, Roberto Baggio, y otros delanteros destacados como Fabrizio Ravanelli y Gianluca Vialli, se le dio chance al hábil atacante de 18 años de alternar en el primer equipo y no decepcionó: jugó 11 partidos y anotó 5 goles. Al año siguiente, tras la llegada de Marcello Lippi, el entrenador más importante de su vida, ‘Pinturicchio’ empezaría a pintar la historia.
Ya con la camiseta diez en la espalda, Del Piero consiguió su primera Serie A, luciendo una cantidad incontable de jugadas hermosas y goles que acabaron con una sequía de nueve años sin “scudetto”. Sin embargo, fue la temporada 95/96 cuando dio muestra de su máxima categoría.
‘Alessandro el Grande’ fue clave en la obtención de la última Champions League de la Juventus. Su partido más sorprendente lo hizo en la vuelta de la serie contra Real Madrid por los cuartos de final, macando el 1-0 de lanzamiento de falta: inició la remontada 2-0 tras haber perdido por la mínima diferencia en España.
Se dio el lujo, además, de sellar un genial año con la conquistas de la Recopa europea ante PSG y de la Copa Intercontinental (actual Mundial de Clubes), superando a River Plate de Enzo Francescoli con su anotación y siendo el jugador más valioso. En aquel tiempo, su máximo socio era el francés Zinedine Zidane.
Mala racha
Las cuatro campañas siguientes de pintarían de gris para el artista, ya que perdió tres finales en cuatro años: dos de Champions League y una de Eurocopa (2000) con la selección italiana. Su amigo ‘Zizu’ lo derrotó en cuartos de la Copa del Mundo 1998 y por gol de oro en el certamen continental. Pudo darle el gol del triunfo a la Azzurra, pero falló.
Antes de la Euro, sufrió la más fuerte lesión de su carrera que lo alejó de las canchas un año: se rompió los ligamentos anteriores y posteriores de la rodilla.
El mal paso alcanzó el nivel personal, perdió a su padre en 2001. Estalló en llanto cuando batió las redes del Bari días después de conocer la trágica noticia.
A los pocos meses, el destino sería más generoso con Alex: ganó dos Serie A seguidas. En ese lapso liquidó a un viejo conocido: Real Madrid.
Sentencia merengue y revancha
El 6 de mayo de 2003 se volvió a ver las caras con el equipo español, esta vez contra los ‘galácticos’ por la semifinal de Champions League. La partida de ida en tierras ibéricas finalizó con victoria merengue 2-1, aunque el ‘Capitano’ dio la asistencia a David Trezeguet para el gol de visita, que fue clave.
En Turín, el resultado fue distinto. Juventus logró la remontada 3-1 y Alessandro metió un golazo, el 2-0: burló la defensa con un amague sutil desde la izquierda y definió rasante a un costado de Iker Casillas.
“Ese gol entra en los diez más importantes de mi carrera. Fue uno de los mejores partidos disputados por la Juve en la que yo jugué”, contó a El País.
Sin embargo, AC Milan le arrebató el título por penales más adelante. Sumó una final perdida más en su palmarés de Liga de campeones tras caídas ante Real Madrid y Borussia Dortmund de los 90.
Todas esas derrotas valieron la pena si es que tiene en cuenta el premio que vendría más adelante. Del Piero, con 32 años, fue llamado al Mundial Alemania 2006 por Lippi. No era titular, pero sus ingresos a la cancha eran cruciales.
Precisamente, ante los locales marcó un espectacular gol al ángulo que dio el boleto a la final a los ‘azzurri’. Junto a la que le hizo a River fue la anotación que más ha celebrado, según reconoció en una entrevista con la FIFA.
Días después se consagraría campeón del mundo en Berlín. Esta vez le ganó la partida a Zidane. Del Piero entró poco antes de finalizar los 90 minutos, imponiendo un ritmo pausado de organización que armonizaba con la férrea marca italiana. Le tocó marcar el penúltimo penal antes de celebrar el cuarto título de la Azzurra.
Ovación del Bernabéu
Al término del Mundial su amor incondicional a la Juve lo motivó a quedarse en el equipo, pese a que había sido relegado a la segunda división por el escándalo de corrupción arbitral conocido como “calciopoli”. Dos temporadas más tarde regresaría a la Champions y dejó su noche más maravillosa contra un rival aburrido de verlo brillar: Real Madrid.
El partido de ida fue el 21 de octubre en Italia. El Madrid fue derrotado 2-1 y Del Piero dejó su sello nuevamente con un sablazo con efecto que dejó parado a Casillas: un verdadero golazo.
El Grupo H los volvió a citar en Santiago Bernabéu el 5 de noviembre y el delantero marcó un doblete, los únicos goles del duelo. El primero fue un disparo colocado de izquierda y en el segundo hizo gala de su maestría para los tiros libres. ‘San Iker’, una vez más, solo contempló la trayectoria curva que ingresaba a su arco.
Cuando Del Piero fue sustituido, una ovación generalizada cayó desde las gradas. Lo hinchas merengues aplaudieron al genio. Incluso, Diego Maradona y Carlos Bilardo, presentes en el recinto español, se rindieron ante el talento del transalpino.
“Llevo en el corazón, por la emoción y por lo que ha representado en mi carrera, el Bernabéu. La ovación que me dedicó el público es comparable a ganar una copa. También Old Trafford, que durante años ha sido el emblema del fútbol, por no hablar de la atmósfera de Glasgow y Anfield. Tengo escalofríos solo de pensarlo”, confesó a la FIFA.
En 2012, le puso fin a su etapa en la Juventus, pero se despidió celebrando la primera Serie A de las ocho consecutivas que llevan los ‘bianconeri’ hasta ahora. Cerraría una era en la que logró encajar 290 goles y regalar a los aficionados mágicas jugadas pisando la pelota.
“Me acuerdo de todos mis goles. Siento un gran cariño por cada uno de ellos, hasta el punto que cuando me piden que elija uno, no me atrevo a pronunciarme por miedo a ofender a los otros. También recuerdo todas las escenas de alegría después de cada gol y todos los que vinieron a abrazarme”, añadió ‘Pinturicchio’.