En las calles de Cataluña se viven horas complicadas mientras que en las oficinas de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) las aguas tampoco están tranquilas. En medio del caos y las protestas en suelo catalán, el Comité de Competición analiza que el primer clásico de la temporada de LaLiga entre Barcelona y Real Madrid sea aplazado y se juegue el domingo 8 de diciembre o el miércoles 18 de ese mes, aseguró el diario Sport citando fuentes de la Federación.
El problema surge porque se hace inviable jugar el próximo 26 de octubre en el Camp Nou, como estaba inicialmente programado. Las protestas masivas por la sentencia judicial a los presos políticos a raíz del referéndum separatista hacen de las ciudades catalanas, en especial Barcelona, terrenos difíciles para llevar a cabo grandes eventos de cualquier índole, suponiendo que hasta los mismos puedan ser usados como pantalla para masificar su justa.
Es más. Se espera que el mismo sábado 26, apenas horas después del clásico programado entre ambos clubes, se realice una gran manifestación. Así, con todo ello, el Comité de Competición analiza cambiar de fecha, aunque esta solución disguste a LaLiga.
LaLiga propone que el partido no se juegue en el Camp Nou como estaba establecido, sino que “por motivos de fuerza mayor” cambie el orden y se dispute sin aplazamiento en el Santiago Bernabéu, una solicitud que las partes no están dispuestas a aceptar.
El presidente de LaLiga, Javier Tebas, propone esta solución para no solo respetar el calendario de la misma, sino para no verse perjudicados por la programación, una que les beneficia en los diferentes mercados a nivel mundial donde el partido es un evento de suma importancia, económicamente hablando.
Los dos clásicos se reparten en horarios asiático y americano, y este iba destinado al mercado asiático. El cambio de fecha significa que en lugar de jugarse a las 13:00 horas de España (6:00 en el Perú), se jugará en horario nocturno, por lo que no llegará a los espectadores asiáticos en horario ‘prime time’ que los operadores exigen por contrato.
Además, el cambio a jugarse el 18 de diciembre coincide con la segunda etapa eliminatoria de la Copa del Rey, en la que ingresan 16 equipos de LaLiga (sin contar los que participan en Champions League). El clásico podría provocar el desinterés de los operadores de hacerse con derechos televisivos de algún partido de la segunda eliminatoria, tal como ocurrió con la primera. Sin duda, intereses individuales de diversa índole hacen de este clásico uno de los más controversiales de la historia, y todavía ni se juega.