Paulo Magro, presidente del Chapecoense, murió este miércoles a los 59 años víctima de covid-19, informó el club brasileño de fútbol que atrajo la solidaridad de todo el mundo hace cuatro años cuando un accidente aéreo en Colombia acabó con la mayor parte de su plantilla.
El dirigente estaba ingresado en una unidad de cuidados intensivos de un hospital de la ciudad de Chapecó (sur de Brasil) desde el 18 de diciembre por complicaciones en su estado de salud provocadas por el coronavirus.
Magro presidía el Chapecoense desde agosto de 2019 y, pese a que ejercía el cargo hace exactamente un año, cuando el equipo de Chapecó perdió su lugar en la primera división del Campeonato Brasileño, su muerte se produjo precisamente en momentos en que el club lidera la clasificación del torneo de segunda división y está a pocos puntos de confirmar su regreso al grupo de elite.
“Totalmente consternados y con nuestros corazones tomados por la tristeza y la incredulidad”, anunció el Chapecoense la muerte de su presidente en un comunicado en el que atribuyó a Magro la actual remontada del club tanto dentro como fuera de la cancha.
“Con su coraje, idoneidad y sabiduría, permitió que el equipo blanco y verde volviese a andar por el camino victorioso”, según el conjunto de Chapecó, que manifestó su gratitud “al hombre que entró en nuestra historia y en ella se eternizó al, de nuevo, reconstruirla”.
El accidente que diezmó al Chapecoense ocurrió el 28 de noviembre de 2016 cuando el avión en el que el equipo viajaba a Medellín para disputar la final de la Copa Sudamericana se estrelló a 17 kilómetros de llegar al aeropuerto de la ciudad colombiana.
En la tragedia murieron 71 de las 77 personas que se encontraban en la aeronave de la aerolínea boliviana Lamia, entre ellos jugadores, miembros de la directiva y del cuerpo técnico, así como una veintena de periodistas que acompañaban al club en su primera final en un torneo internacional.
Tras el suceso, el Chapecoense fue declarado campeón de la Copa Sudamericana de 2016 y debutó en la Copa Libertadores de América (máximo torneo continental) en 2018.
El equipo, que hasta 2006 jugaba en la cuarta división de Brasil, pasó seis años en la primera división de la Liga, antes de su primer descenso, en diciembre del año pasado.
La covid también provocó la muerte este mes del exfutbolista y técnico René Weber, que comandó la selección brasileña Sub-20 y este año fue auxiliar técnico del Botafogo, y de Marcelo Veiga, entrenador del modesto club Sao Bernardo y que fue el estratega que más veces dirigió al Bragantino.
Entre las personalidades aún activas del fútbol que han muerto en Brasil víctimas de la pandemia destaca el masajista Jorge Luiz Domingos ‘Jorginho’, que durante casi cuatro décadas trabajó con el Flamengo, campeón brasileño y de la Libertadores en 2019 y que también fue masajista de la selección brasileña que conquistó el Mundial de 2002.
Asimismo, murieron José Raymundo, que era el médico del club Brasil de Pelotas; Marcos Bosin, exvicepresidente del Gremio; Sebastiao José da Silva, entrenador de divisiones juveniles responsable del descubrimiento de joyas como el delantero Richarlison; y André Karnikowski, expresidente y médico del club Brusque.
Brasil es uno de los epicentros globales de la pandemia y el segundo país con más muertes por covid-19 en el mundo, con casi 194.000 fallecimientos, y el tercero con más contagios, con mas de 7,6 millones de casos confirmados.
Fuente: EFE