Marco Quilca León

Hasta el 31 de agosto de 2008, el Manchester City tenía doce títulos de primera división y siete de segunda en su pequeña vitrina. Contaba, además, con once descensos (incluso se fue a Tercera División, algo que no le pasó nunca a ninguno de los grandes clubes europeos). Un día después, desembarcaron sus dueños emiratíes con un sueño -u objetivo, si hablamos en el idioma empresarial con el que vieron al club de Mánchester-: hacer del City un club poderoso, incluso con tentáculos por todo el mundo (llámese City Group), y que eso lleve al Olimpo del fútbol para los equipos del Viejo Continente; es decir, ganar la Champions League.