Tras la goleada ante Sporting Cristal, Roque Santa Cruz, capitán y líder Olimpia, se refirió acerca de Claudio Pizarro, su ex compañero en el Bayern Múnich. (Foto: EFE)
Tras la goleada ante Sporting Cristal, Roque Santa Cruz, capitán y líder Olimpia, se refirió acerca de Claudio Pizarro, su ex compañero en el Bayern Múnich. (Foto: EFE)
Jorge Barraza

Diez triunfos y dos empates en doce partidos, líderes e invictos de sus grupos, los clubes paraguayos son la sensación de la actual Copa Libertadores. Libertad y Cerro Porteño con puntaje perfecto y ya clasificados a octavos de final desde temprano; Olimpia bien perfilado. El balance de goles -24 a favor, 7 en contra- habla también de una superioridad evidente sobre sus rivales. Libertad venció a Gremio en Porto Alegre, Cerro goleó 4 a 1 a Atlético Mineiro, Olimpia vapuleó 3-0 a Sporting Cristal en Lima… Triunfos con autoridad, importantes, contundentes.

Nunca, en 60 ediciones, los equipos guaraníes tuvieron un arranque tan espectacular y promisorio en la Copa. Hay algunos buenos antecedentes no tan lejanos: Cerro Porteño y Guaraní fueron semifinalistas en 2011 y 2015, Olimpia y Nacional subcampeones en 2013 y 2014. Por demás meritorio por tratarse de un país pequeño demográficamente, donde todo el fútbol está concentrado en Asunción, una de las capitales menos pobladas de América del Sur.

¿A qué se debe este fenómeno…? Gabriel Cazenave, versátil y excelente periodista del diario ABC Color, dice: “Los tres pusieron el objetivo en la Copa, se reforzaron bien, han mejorado su mercadotecnia, se elevaron los derechos de televisión y además Conmebol aumentó sustancialmente los premios para la Copa; son 3 millones de dólares sólo por jugar la primera fase. Entonces pueden trazarse metas. Todo eso lo han invertido en enriquecer sus planteles. Ya se vienen preparando a conciencia desde el año anterior. Los tres planteles son muy calificados y lo han demostrado contra rivales fuertes, sobre todo Cerro y Libertad”.

Luego, cuando empiece el mata-mata y deban enfrentarse a brasileños y argentinos se verá hasta dónde les llega el saco. De momento, son una agradable revelación. Y una esperanza de que puedan darle combate a los dos grandes del fútbol continental, que acaparan los títulos. De las últimas diez ediciones se repartieron nueve: 5 los brasileños y 4 los argentinos. Atlético Nacional fue el único que logró cortar el duopolio.

Aunque estamos a comienzos de abril y la final se jugará el 23 de noviembre, ya se han disputado 94 de los 155 partidos, o sea el 61%. Lo que se advierte, en comparación con la Champions League, es que mientras la copa europea se basa en la calidad, a la Libertadores la sostiene la pasión. Dos realidades diferentes. Pese a que Conmebol trata de tornarla más glamorosa, dotarla de mayor organización y mejores ingresos (nunca hubo tantos ni tan potentes patrocinadores), la Libertadores proyecta un nivel modesto. Y la causa principal es justamente que son apenas dos medios los que año tras año intentan darle la máxima relevancia. Salvo alguna hazaña aislada como la del Once Caldas en 2004 o un equipazo como Nacional en 2015, es muy difícil arrebatarles la corona. Aunque comiencen liviano, después se concentran y cuando tienen el objetivo cerca se potencian.

Por eso es tan saludable el envión inicial de los clubes paraguayos. Ojalá se recuperen los uruguayos, que suman 31 años sin ser campeones. Y que marquen mayor presencia los colombianos, porque por calidad de fútbol debieran pelear más arriba. Se robustecería la Copa. El problema de los clubes privatizados (caso Chile, Colombia) es que cuando el accionista mayoritario ve que puede hacer caja con un jugador no lo duda un instante: vende. Desarma el equipo. Y nadie gana desmantelando. Otros clubes participan para cobrarse los tres millones de la primera fase y con ello pagar necesidades acuciantes. No reinvierten en reforzar la nómina como hacen permanentemente los grandes de Brasil y Argentina. Que pueden fallar en la puntería, pero apuntan con todo al título.

Los hinchas del resto de los países reclaman más cupos para sus clubes o bien que se reduzcan lugares para argentinos y brasileños; esto va en contra del mérito, que es uno de los pilares del deporte. Tienen más cupos porque son los animadores centrales desde los inicios del torneo; los que más veces han ganado, quienes lo llevaron al sitial que hoy ostenta como una de las grandes competencias del mundo. Los que mejor se preparan para afrontarla y más invierten en elevar su calidad futbolística. También son el motivo esencial para que se consigan los patrocinios. Los 3 millones de dólares que cobrarán por jugar la fase de grupos San José de Oruro, Deportivo Lara, Melgar, Zamora, Universidad de Concepción son posibles gracias a los Flamengo, Corinthians, Palmeiras, Boca, River, San Lorenzo, etcétera. La TV paga por estos últimos, los otros van en el combo.

Y aunque se asignaran solo cuatro lugares para brasileños y argentinos como al resto, igual serían favoritos. No disminuirían sus chances de coronarse. La desean, se preparan, se mentalizan. Y demuestran más nivel que otros. La fórmula es optimizar recursos, volcarlos en el plantel y fijarse la Copa como objetivo.

En la Copa de Europa se asignan 4 plazas a españoles, ingleses, alemanes e italianos; Francia cuenta con 2 y uno más entra en zona de clasificación, Holanda sólo 2; Portugal y Turquía 1 directo y 1 a la clasificación; Escocia, Irlanda, Suecia, Austria y decenas de naciones importantes y poderosas económicamente no tienen siquiera un cupo y deben entrar en una gigantesca ronda de repechaje. Nadie protesta, el escalafón se basa en el mérito deportivo. Si cada uno de esos medios consigue mejorar su coeficiente, obtendrá un sitio fijo. Lo contrario sería igualar para abajo. Bosnia no se queja, no pretende los mismos cupos que Inglaterra.

Inter de Porto Alegre y Cruzeiro ya clasificados, Flamengo, Palmeiras y Atlético Paranaense con un pie adentro. Gremio está tambaleante, aunque no eliminado. Brasil casi seguramente pondrá cinco representantes en octavos de final. Mucha presencia, y fuerte. Nacional y Peñarol marchan segundos en sus series. Boca, River y San Lorenzo peleando el pase a octavos. Y, como es habitual, el aporte de goleadores y entrenadores argentinos en muchos equipos. Nacional le ganó a Atlético Mineiro con gol de Bergessio, Peñarol a Flamengo con tanto de Viatri, Paranaense a Boca 3 a 0 con triplete de Marco Ruben; Adrián Martínez es el goleador del certamen jugando para Libertad. Y 13 de los 32 participantes (41%) tienen un técnico albiceleste.

Atención a Paranaense: viene de ser campeón de la Copa Sudamericana 2018, está bien armado, mantuvo a todos los campeones y le agregó a Marco Ruben, notable delantero de Rosario Central. Es un hueso duro para cualquiera y está para escribir una historia épica.

Falta mucho; sin embargo, salvo algún campanazo paraguayo, los favoritos no saldrán de lo habitual. No da para festejar.

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