¡Florentino dimisión!, por Jerónimo Pimentel
¡Florentino dimisión!, por Jerónimo Pimentel
Jerónimo Pimentel

El problema del es . Es flojo apelar a la repetición como argumento, pero el club español demanda un tratamiento bruto, acorde con sus errores. Desde que se antepone el proyecto empresarial al deportivo es difícil realizar un análisis que no pase por el presidente madridista y se centre en lo futbolístico. Repasemos los dislates: contrataciones caprichosas, mala conformación de la plantilla, cambios reiterados de entrenador y pretemporadas absurdas. Todas malas señales para el futbolista y para el espectador.

Las repercusiones son evidentes. La principal la podría identificar un niño de colegio: el Real Madrid está repleto de mediocampistas creativos, pero no posee recambio en la volante central. Casemiro es un buen jugador, pero es improbable que tenga una temporada total en la que descolle como único ancla en tres competencias. Sobre todo si no juega. Modric, Kroos, Isco y James son mediocampistas de ataque reconvertidos en mixtos para poder soportar la estructura ofensiva que demanda la BBC, el 4-3-3. Este esquema condiciona el once inicial: ¿quién se puede atrever a sacrificar al trío ofensivo? Por ejemplo, ¿es posible sentar al crack colombiano, que costó 80 millones de euros, para poner un tapón? (Responder mal esta pregunta le costó el puesto a Benítez). ¿Y si el tapón es necesario, por qué no se contrató a uno que cueste 80 millones de euros? De nuevo, la lógica mediática se impone a la deportiva. El Madrid debe hacer competir a la BBC contra el MSN del Barza, aunque este último trío sea funcional y el primero no necesariamente.

Esa es la mano de Florentino Pérez, la subordinación del fútbol al Excel. Cualquier aficionado puede identificar el estilo de juego del Barcelona e incluso reducirlo a una expresión: tiki-taka. Pasa lo mismo con el Atlético de Simeone, que encarna a sangre y fuego lo que se ha convenido en llamar cholismo. Cuando se inquiere por el estilo del Real Madrid, en cambio, entramos a un limbo. A veces aparecen imágenes de ese fútbol reactivo que dejó Mourinho; otras, el equilibrio sereno de Ancelotti; recientemente, el paladar tacaño de Benítez; ahora, el arrojo espontáneo de Zidane. Pero lo cierto es que al unir estos bosquejos, hecho el crisol, la imagen resultante es un feo garabato, una mano torpe, nada. Que esta nada por lo general gane partidos en la Liga Española es una consecuencia de la disparidad, no del mérito.

Cristiano Ronaldo, con un récord ridículo de 33 goles en 34 partidos esta temporada, ha protestado contra algunos de estos vicios. También, por el injusto trato que le dedica la prensa ibérica. Nadie con esa estadística debería ser cuestionado en buena fe. Para dar una medida, solo un jugador peruano ha logrado tener una marca de más de un gol por partido en la Primera División: Valeriano López. Él ostenta el segundo lugar en Sudamérica en ese particular cuadro detrás del mítico ariete brasileño Arthur Friedenreich. Lo hizo, vale matizarlo, en una época en la que el fútbol era semiprofesional y no existía ni siquiera la tarjeta amarilla. El portugués viene logrando ese nivel con el Real Madrid en la era más competitiva de la historia.

El Real Madrid necesita una refundación futbolística, y Florentino Pérez no es la persona indicada para llevar a cabo esta empresa. Para ello se necesita mística, conocimiento y la noción mínima de que en el fútbol el dinero es un medio, no un fin.

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