“Guerrero dio positivo y fue sancionado, lo que representaba casi una exclusión pues lo inhabilitó de jugar el repechaje y las finales de la Sudamericana. Paolo sí es un crack de cualquier tiempo, pero lo suyo en 2017 no daba para Futbolista de América”. (Foto: AFP)
“Guerrero dio positivo y fue sancionado, lo que representaba casi una exclusión pues lo inhabilitó de jugar el repechaje y las finales de la Sudamericana. Paolo sí es un crack de cualquier tiempo, pero lo suyo en 2017 no daba para Futbolista de América”. (Foto: AFP)
Jorge Barraza

Los nombres de Pelé, Tostao, Zico, Elías Figueroa, Teófilo Cubillas, Maradona, Kempes, Sócrates danzaban cada fin de año sobre el cielo de Sudamérica. Se avecinaba la elección del futbolista de América y sobraban jugadores espectaculares para elegir. Así era en los ’70 y ‘80, cuando el diario El Mundo, de Venezuela, por idea del periodista gallego Lázaro Candal, puso en marcha la atractiva idea de elegir al crack continental de cada temporada. No era fácil la compulsa, sobraban candidatos cinco estrellas. Luego, ya sobre el final de los ’80 y entrados los ‘90, el éxodo de talentos a Europa se había incrementado, pero aún sonaban los Valderrama, Francescoli, Chilavert, Bebeto, Ruggeri, Cafú, Salas… quizás una pizca más terrenales que aquellos, pero igualmente pesos pesado, grandes.


Para comienzos del nuevo milenio, el rubro exportaciones se había convertido en el primer sostén económico del fútbol continental y los equipos de la región enflaquecieron, se desmantelaron. Y comenzaron a aparecer triunfantes figuras como José Cardozo, Matías Fernández, Andrés D’Alessandro… Bastante más normales, por cierto. Y ahora, con nuestros clubes convertidos definitivamente en factorías del consumo europeo (o chino, o árabe, o norteamericano, o mexicano…) aparecen como ”reyes” jugadores que no deberían aspirar ni a príncipes, dicho esto con respeto y sin ánimo despectivo, sólo reflejando la realidad.


La elección del Rey de América, que organiza año a año el diario El País, de Uruguay, es un buen reflejo de en qué se ha transformado nuestro fútbol sudamericano. Los últimos vencedores de auténtica clase internacional han sido Juan Román Riquelme y Neymar. De Riquelme ya han pasado 16 años; Neymar está un poco más fresco. Cuanto más prestigio mundial gana el Balón de Oro en Europa y el mundo, más se empobrece el Futbolista de América. Si los pusiéramos en un cuadro sinóptico, la parábola del primero apunta al norte, la otra se cayó del cuadro.


El domingo anterior se dio a conocer el vencedor del premio anual, que recayó en Luan, el buen mediapunta de Gremio. Durante el proceso de votación, el público en general no tenía siquiera una vaga noción de quienes podían ser los candidatos, sencillamente porque no había candidatos. La corona debe entregarse a un profesional que actúe en América. Y acá no queda nada, no había mucho para elegir. El título de Rey de América suena tan pomposo para los ganadores actuales que hasta pueden caerle bromas al agraciado.


Luan Vieira, 24 años, es un nueve retrasado, habilísimo, fino. El gol que hizo a Lanús en la final lo retrata: es un atrevido. Y además de ser campeón de la Libertadores con el club de Porto Alegre, marcó 8 tantos, quedando segundo en la tabla de artilleros. En el debe podríamos apuntar que es un poco frío y muy delgadito. En la final del Mundial de Clubes frente al Real Madrid no apareció. Igual, nos agradó, y mucho, pero el rótulo de Rey de América es fuerte, le queda como dos tallas más. En un año bueno, de 50 ó 60 partidos, está en 18 goles. Lo dice su palmarés.


La terna final de los que peleaban la compartió con Paolo Guerrero, que alcanzó la clasificación mundialista como bandera de su selección y marcando 3 goles en 2017. Pero en su club no dio lo que se esperaba. “El año de Guerrero en Flamengo fue exactamente lo opuesto a lo que él hizo por su selección. Aquí ha sido muy cuestionado, principalmente por el contrato estelar que tiene. Jugó poco y no hizo tantos goles, la mayoría de ellos fueron por el campeonato estadual (“Carioca”), muy devaluado y contra rivales reconocidamente más flacos que los de los campeonatos Brasileño, Copa do Brasil, Libertadores y Sudamericana, en los que no consiguió ser campeón. Sinceramente, sorprende la nominación de Guerrero para el tradicional premio Futbolista de América, a menos que sea por lo que él hizo por Perú. ¡Eso sí, fue histórico!”, dice Celso Unzelte, reputado periodista del país del carnaval. Aparte, Guerrero dio positivo y fue sancionado, lo que representaba casi una exclusión pues lo inhabilitó de jugar el repechaje y las finales de la Sudamericana. Paolo sí es un crack de cualquier tiempo, pero lo suyo en 2017 no daba para Futbolista de América.


El tercero en cuestión fue Arthur, también de Gremio, quien se reveló en el primer tiempo de la final en Lanús. Mucha clase para llevar la bola, pero una virtud insuficiente para tan alta distinción. Luan ganó con el 49,46% de los votos, Guerrero obtuvo el 17,66% y Arthur el 12,50%. Miremos los últimos cuatro ganadores: Teófilo Gutiérrez, Carlos Sánchez, Miguel Borja, Luan. No se discuten sus méritos, sí la estatura para calzarse una corona que antes fue de Pelé o Maradona.


Quien no recibió ninguno de los 368 votos y ha sido la gran aparición continental es Wuilker Faríñez, el fantástico arquero venezolano de 19 años, superfigura en la Eliminatoria y subcampeón mundial Sub-20. Tal vez merecía una mención como revelación del año.


La tendencia hacia la opacidad va a continuar por la sangría cada vez más atroz de jugadores. Y ya no se van los jugadores de 25 años… Ezequiel Barco, figura de Independiente en la reciente Copa Sudamericana, no se presentó a entrenar en los primeros días de prácticas en rebeldía porque quiere que lo transfieran. Tiene todo arreglado con el Atlanta United de la liga estadounidense. Pero el Atlanta paga 16 millones de dólares e Independiente no quiere venderlo, o bien pretende cobrar 24. Se va a ir, seguro. ¡Y tiene 18 años...! Durante la Copa ya se le fue Emiliano Rigoni al Zenith ruso y el viernes fue presentado en el Ajax Nicolás Tagliafico, un jugador notable y un capitán de oro. El club se opuso a las tres partidas, los futbolistas decidieron. Tagliafico no quiso renovar contrato para irse. Si el club no aceptaba ahora los 6 milloncitos de euros, en junio se iba gratis. No quedó opción. Así pasa en todos los clubes, desde Barranquilla hasta la Patagonia. Cuando Yerry Mina se mude a Barcelona (puede ser en una semana o dos), todos los zagueros de la Selección Colombia estarán ya fuera del subcontinente (Zapata, Dávinson Sánchez, los dos Murillo). Sólo quedará William Tesillo, que también podría volar. Así pasa con todos.


“Por eso vemos las Libertadores que vemos”, interviene Ricardo Vasconcellos, editor de Deportes de El Universo, de Guayaquil. “Mira los planteles del grupo semifinal del ‘82 entre Flamengo, Peñarol y River y mira los planteles de los finalistas 2014… Se van los mejorcitos. Son otros tiempos. ¿Te acuerdas del cierre de fronteras en Italia? Ahora una cosa así sería inadmisible. Hay mucho dinero en juego. Al que se le ocurrió eso, ahora lo habrían encontrado muerto en el Coliseo romano. Antes podíamos disfrutar más a nuestros cracks. A Zico se lo hubieran llevado hoy a los 12 años a Europa. Passarella fue campeón del mundo y jugó cuatro años más en Argentina. Ahora, cuatro horas después de la final lo habrían firmado”.


Lo que hace ruido es la frase “fue elegido como mejor de América”. No hubo un mejor de América.

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