La temporada europea está a punto de culminar. Solo la falta la esperada final de la Champions League entre Real Madrid y Juventus. (Foto: Reuters/AFP)
La temporada europea está a punto de culminar. Solo la falta la esperada final de la Champions League entre Real Madrid y Juventus. (Foto: Reuters/AFP)
Jerónimo Pimentel

Acaba el año futbolístico en Europa con algunas reflexiones que, por reacción, deberían marcar la temporada siguiente. Estas son las principales en el sube y baja futbolístico.

1. Hegemonías. Chelsea ha campeonado en cinco de las últimas 13 ligas inglesas, Juventus ha ganado la Serie A por sexto año consecutivo y los 27 títulos del Bayern Múnich hacen más sencillo contar las temporadas en las que no ganó la Bundesliga que aquellas en las que se impuso. Difícilmente se puede tomar el trigésimo tercer título del Real Madrid como una sorpresa, aunque tal vez sí lo sea el triunfo del Mónaco en la Ligue 1, pues rompe el monopolio del Paris Saint-Germain (salvo por el detalle de que la coronación está sustentada más en la fortuna del magnate ruso Dmitri Rybolóvlev que en la del príncipe Alberto). ¿Estas primacías revitalizan el fútbol o, en cambio, lo tornan predecible, aburrido? Es imposible hacer predicciones, más aun cuando el deporte vive sujeto a fuerzas exógenas como la filantropía (léase, los hobbies de millonarios) y la corrupción (léase, FIFA). Sin embargo, una sensación empieza a hacerse inevitable ante la disparidad que se vive en los torneos domésticos: el gran campeonato por ver es la Champions League, pues es el único espacio en el que se miden plantillas equivalentes. La final de este sábado debería ser una demostración de este argumento.

2. Damnificados. Algunos clubes han visto sus posiciones históricas debilitadas. El más cuestionado es el Barcelona de Luis Enrique, quien se va de vacaciones con una Copa del Rey que sabe a poco y con una tremenda ansia de olvido por parte de la afición catalana. Se espera que el cambio de técnico ayude en el tránsito hacia otra propuesta que aproveche mejor a Messi, Suárez y Neymar. Los dos clubes milaneses, por su parte, lucen desnortados y tendrán que hacer cambios estructurales en sus respectivas plantillas si es que desean competir contra el rival turinés. En Inglaterra, en cambio, el panorama es muy complejo. El Manchester United obtuvo la Copa UEFA más deslucida en años (qué diferencia con las que ganó el Sevilla); Mourinho deberá comprar mucho en el verano europeo para formar un equipo competitivo. El Arsenal, por su parte, va en declive desde hace mucho por la inestabilidad en el cargo de Arsène Wenger, quien no ha confirmado ni su salida ni su renovación; la posible partida de Alexis Sánchez, además de déficit futbolístico, podría ahondar la sensación de que el norte de Londres es un destino pasajero para las estrellas. Guardiola, finalmente, cierra su primera temporada en el Manchester City sin obtener nada más que dudas, lo que eleva el reto para el curso siguiente, a la vez que crea ansiedad.

3. Insurgentes. El más notorio es el Tottenham de Pochettino, para quien escribe, el equipo revelación del año: suma solidez defensiva, dinámica en la volante y efectividad en el ataque. Las dudas, en un punto, parecen ser más de confianza; quizás el entrenador de los ‘Spurs’ podría aprender algo del Atlético de Simeone, que hace algunos años dio el salto de mentalidad que le ha permitido rivalizar con los grandes de España. En el continente, Ajax es el grande que vuelve con buenas noticias: la plantilla más joven de Europa, con un promedio de edad casi adolescente y una final europea como primera etapa de un fruto que debería madurar pronto. Da ilusión ver qué puede hacer Peter Bosz si es que no le desmantelen el equipo cuando se abra el mercado de pases.

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