Flamengo se consagró en la Copa Libertadores 2019 en el estadio Monumental de Ate | Foto: Agencias
Flamengo se consagró en la Copa Libertadores 2019 en el estadio Monumental de Ate | Foto: Agencias
Julio Vizcarra Torres

El “Y dale alegría, alegría a mi corazón” en la voz de Fito Páez sigue sonando en Lima, con la imagen de un Monumental en todo su esplendor y con el fútbol como ese espectáculo que une, con el que la gente ríe, llora, salta, se emociona.

La primera final única de la Copa Libertadores fue un sueño hecho realidad, al más puro estilo de Champions, que nos devolvió una fiesta que hemos perdido en el país. ¡Qué lindo sería tener más partidos como estos! ¿Se imaginan?

Por estas semanas, vivimos días de definiciones, los cuales comenzaron con el vibrante Flamengo 2 - River Plate 1. Fue un duelo para el recuerdo, que se vio en más de 180 países, con dos equipos dispuestos a ir siempre hacia adelante e hinchadas maravillosas, que también jugaron teniendo el ‘fair play’ como insignia.

En solo once días, se logró mostrar la capacidad que tenemos –cuando queremos– para ser un anfitrión a la altura de un evento continental. Con las cámaras de Fox, ESPN, BBC y demás cadenas internacionales, el Perú tomó el rol principal y fue el actor estelar que no se intimida frente a los flashes. Para resaltar el gran trabajo de la Federación Peruana de Fútbol, del Gobierno, de las municipalidades correspondientes, de la policía y Conmebol.

Si se pudo con un evento que unió países, en tiempo récord, en un día copado de eventos, ¿por qué no podemos aspirar a tener un desenlace del campeonato Descentralizado digno de un país que supo organizar la inédita e histórica final única de Copa Libertadores?

Las semifinales entre Alianza Lima y Sporting Cristal, así como los duelos por el título frente a Binacional, deberían poner en práctica lo aprendido en la Copa. Ese es el siguiente paso para dar.

Después de lo que sucedió el pasado sábado en el Monumental de Ate, la ilusión por albergar un certamen de envergadura es grande. Sin embargo, poco se escucha de mejorar el producto casero, que empeora con el paso de los años.

Diego con la Copa Libertadores. (Foto: AFP)
Diego con la Copa Libertadores. (Foto: AFP)
/ CRIS BOURONCLE

La definición de la Copa Libertadores nos hizo soñar con estadios llenos, pintados por los colores de los equipos protagonistas, con amigos y familias enteras en las tribunas, sin temor al peligro, entregados a la fiesta que es el fútbol.

Y qué importante fueron los jugadores e hinchas. Ver al River de Marcelo Gallardo quedarse hasta el final, con sus medallas de segundos colgadas, nos explicó por qué este equipo convive con el triunfo. O mirar cómo argentinos y brasileños llegaron al escenario de Ate en el mismo bus, cantando, alentando, en paz, nos hace recuperar la esperanza de entender que esto es una fiesta en la que todos jugamos.

Ya demostramos nuestro nivel hacia el mundo, ahora toca pensar más en nosotros.

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