“Durante más de diez años Cristiano Ronaldo y Lionel Messi han marcado un duelo para la historia. La marcha de Cristiano a Arabia Saudita le pone fin”, dice una nota del diario As, de Madrid. El duelo realmente lo fabricó la prensa madridista cuando Cristiano Ronaldo llegó al Real Madrid y Messi deslumbraba en el Barcelona. Había que poner a una figura merengue en plano de igualdad con el 10 azulgrana para no quedarse atrás. En verdad, futbolísticamente tal pulseada nunca existió porque no hubo equivalencias: no hay comparación posible entre un extraordinario goleador y un extraordinario jugador, que además es un sensacional goleador.
Messi es infinitamente más técnico e inteligente y, sobre todo, más completo: es conductor, arma juego, rompe líneas, asiste y también golea. Cristiano golea. En la faz colectiva, Messi es hombre de equipo, juega para todos, Cristiano necesita -y exige- que todo el equipo juegue para él. Y en un tópico individual, es imposible situar a Cristiano a la altura de la habilidad de Messi, un genial gambeteador y dominador de bola, además de poseedor de un instinto sobrenatural para este deporte. El fantástico Tostão lo ubica en el mismo escalón que Pelé y, dice sin ambages: “es el mejor de los últimos cincuenta años”. Una inmensa mayoría lo pone incluso por encima de O Rei, como el número uno de la historia.
Obviamente, son opiniones, autorizadas, por cierto, Tostão compartió selección con Pelé, es su compatriota, lo considera su ídolo. Pero, si llevamos el análisis al rubro estadístico, las diferencias son más abismales: pese a debutar dos años después, pues tiene dos años y cuatro meses menos, Messi aventaja en casi todos los ítems a CR7. No consideramos el tema del Balón de Oro, en el que Ronaldo recibió 5 estatuillas y Messi 7 (que tal vez sean 8 en 2023 por haber ganado el Mundial siendo la figura y por la excelente temporada en el PSG). Ese tipo de distinciones son de valoración. Internémonos en coronaciones y números. Para comenzar, a nivel selección Messi ha sido campeón mundial juvenil, olímpico y del mundo, tres trofeos gordos que no están en las vitrinas del portugués y que le dan ya una superioridad indescontable a Leo. En Mundiales, Messi suma 13 goles y 8 asistencias contra 8 y 2 de Ronaldo.
En materia de clubes, Messi lleva 11 ligas y 7 Copas contra 7 y 4 de Cristiano y, en total, Leo ha conquistado 41 títulos y Cris 34. En enfrentamientos directos se vieron cara a cara 36 veces, con 16 victorias para el rosarino y 11 para el de Madeira. En esos 36 choques Messi marcó 22 goles y repartió 12 asistencias, frente a 21 goles y 1 solo pase gol servido por CR7. Una sola vez se midieron por una final de Champions, en 2009, y el Barcelona venció al Manchester United 2-0, con un gol de Messi, el primero.
En los nueve años que compartieron en el fútbol español, Messi obtuvo 6 ligas, 5 Copas del Rey y 5 Pichichis (máximo goleador). Ronaldo se anotó 2 ligas, 2 Copas del Rey y 3 Pichichis.
En el apartado asistencias, el argentino suma 352 frente a 247 del portugués, aunque si contáramos pases-gol seguramente la diferencia sería monumental. Messi ha preparado centenares de goles que luego sus compañeros fallaron. El analista táctico español Lorenzo Manchado acaba de subir en Twitter un video de 40 minutos y 35 segundos con todos pases geniales de Messi ¡de una sola temporada…! Un compacto de casi 41 minutos de pases-gol en la 2008-2009, algo que parece imposible. Y sólo en el Barça. Ha sido el máximo asistente mundial en 2022 con 30 servicios.
Cristiano aventaja a Lionel en 25 goles: 819 a 794, pero habiendo disputado 141 partidos más. Seguramente, si Messi juega esos 141 cotejos que le faltan, lo superaría. En promedio de goles, Messi va adelante: 0,79 sobre 0,72. Lo notable es que Leo alcanza estos fabulosos registros sin ser delantero neto. Comenzó como puntero derecho puro, pero nunca fue de área. En 2009 Guardiola lo ubicó de falso 9, o sea un centrodelantero retrasado, para juntarse con Iniesta y Xavi, y desde la partida de Xavi pasó a ser decididamente volante ofensivo y constructor de las maniobras de ataque con dos o tres hombres por delante.
No obstante esta superioridad en todos los órdenes, está el juego, la belleza de desenvolvimiento. Si no contáramos ese aspecto tan importante, el fútbol quedaría reducido a quién empujó más veces la pelota a la red y ya. Pero este es el espectáculo más grande del mundo esencialmente por su valor estético. De no ser así, ¿qué nos quedaría de Zidane, de Michael Laudrup, de Ronaldinho, de Van Basten, de Roberto Baggio, de Ronaldo Nazario y otros tantos artistas con un palmarés inferior, pero que deslumbraron a las multitudes con su clase y elegancia…? Incluso qué recordaríamos de Beckenbauer si no hubiese sido el defensa más elegante de todos los tiempos… Franz no hacía goles, es un inmortal por clase. En este campo, Messi arrasa a Cristiano, un atleta que con mucha voluntad y determinación alcanzó metas grandes. Leo es un virtuoso del control, del pase (quizás su arista suprema), de la gambeta, del amague, del caño, del freno y el enganche. Y todo dentro de una frontalidad excepcional. Siempre directo al arco, encarando a los que fueran.
Dice Andrés Magri, director de la revista Fútbol Total, de Colombia: “Messi es tan bueno que incluso potenció al mismo Cristiano. El portugués en sus inicios tenía números muy discretos. Fue solo hasta la aparición de Leo que CR7 empezó a exigirse. ‘Messi ha hecho que yo sea mejor jugador’, dijo alguna vez”.
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La rivalidad, creada externamente, termina no porque Ronaldo se va a Arabia sino porque ya no le da la cuerda para seguir compitiendo en la élite. Lo demostró en el Mundial, en el que resultó una figura decorativa y hasta perdió el puesto. “Ronaldo fue el mayor fracaso del Mundial”, opinó Lothar Matthäus. En la antípoda, Messi terminó siendo campeón y estrella. Y quedó claro también en el Manchester United, donde fue relegado al banco y debió rescindir contrato porque no estaba en los papeles del técnico Erik ten Hag. Lo ofrecieron a toda Europa y nadie lo quiso. “Messi transformó su juego conforme pasó el tiempo. Supo advertir que sus condiciones personales variaban y adaptó su fútbol a los nuevos esquemas y a su tiempo físico. Cristiano ha querido seguir jugando igual sin reconocer las alteraciones que ha tenido tanto el fútbol como él mismo”, acota con acierto Francisco B., amigo colombiano y copioso consumidor de fútbol internacional. “El ochenta por ciento del mundo quería que Messi fuera campeón en Qatar por todo lo que le ha dado al fútbol. Con el luso no había tal consideración”, agrega Héctor P., analista argentino.
Cuando Messi se fue, el Barcelona se hundió deportivamente, cuando Cristiano se fue, el Madrid siguió ganando normalmente. Siempre se dijo que Cristiano jugaría en las grandes ligas hasta los 40 años o hasta cuando él quisiera por ser un gimnasta perfecto. No fue así porque el fútbol requiere más que lucir buenos abdominales, es, sobre todo, talento. Messi también perdió la velocidad de rayo que tenía a los veinticinco, pero lo suplió con su agudísima visión de juego y a los 35 sigue siendo el rey.
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