Marcelo Bielsa es entrenador de Leeds United desde junio del 2018. (Video: El Comercio - Foto: Leeds United)
Guillermo Oshiro Uchima

“France Football” publicó hace unas semanas un ránking con los 50 mejores entrenadores de clubes de la historia. Para establecer el orden de mérito ha tomado en cuenta cuatro criterios: títulos conseguidos, el legado que deja al juego, la personalidad y el impacto de su carrera. Dentro de esa criteriosa lista que lidera el holandés Rinus Michels, a quien se le adjudica la autoría del ‘fútbol total’, y en la que destacan Ferguson, Sacchi, Cruyff , Guardiola, Ancelotti o Mourinho, asoma un técnico que no ha transitado el mismo camino bajo los efectos embriagantes de las copas: . El ‘Loco’ ocupa el puesto 48, pese a contar solo con un campeonato argentino y dos clausuras de su país, casi nada; y si se suma su paso por la selección albiceleste, podría agregarle apenas una medalla de oro olímpica en Atenas 2004. Poquísimo brillo para un personaje que genera tanta admiración y que incluso acaba de perder la posibilidad de ascender a la Premier League con el Leeds United para alimentar más el debate.

Para entender la importancia de Bielsa no hay que buscar en sus títulos nobiliarios en la realeza balompédica mundial, sino en la profunda huella que marca las carreras de sus fieles devotos convertidos en un ejército desperdigado en todo el mundo. Hace unas semanas el diario “La Nación” de Argentina publicó el informe “¿Por qué el ambiente del fútbol admira a Marcelo Bielsa?”. Técnicos, jugadores y ex futbolistas del país gaucho se rendían ante su sapiencia, destacaban su capacidad para conducir los grupos, aplaudían su poder de convencimiento o resaltaban su don de gente, también su inflexibilidad para transar con posturas ideológicas opuestas a las suyas. En resumen, lo que se ensalza del ‘Loco’ es que sus lecciones de vestuario no son desdeñables, vivir a su lado es estar en constante aprendizaje. No es casualidad que en un país que tiene dos títulos mundiales el bielsismo sea un dogma comparable al menottismo o bilardismo, pese a que al ‘Loco’ se le achaca la peor campaña de la historia albiceleste: eliminado en primera fase de Corea-Japón 2002.

Bielsa puede no ajustarse a los cánones de un entrenador que lleva el rótulo de ganador, pero es capaz de hacer revoluciones de la nada. Su llegada a Elland Road permitió recuperar el orgullo perdido de un club que vio pasar sus momentos de gloria hace mucho tiempo. Ver jugar a su Leeds emociona, es un placer para la vista de sus hinchas. A él le importa más el cómo, le interesa que el fútbol sea un espectáculo y no un deporte especulativo. Aunque entiende que su profesión vive del resultado, él lucha por esa causa y efecto que pregona en cada partido: atacar para ganar.

Sus detractores dirán que su 'Crazy Leeds' fue un fracaso, que no logró el ascenso directo a la Premier al quedar tercero en la Championship, y tampoco lo consiguió en los 'playoffs' que dan el tercer y último cupo al caer en la eliminatoria ante el Derby County de Frank Lampard (1-0 en la ida, 2-4 en la vuelta). Es verdad. También es cierto que el cuadro de Elland Road ocupó la casilla 13 la temporada previa a la llegada del 'Loco'.

Pero que Bielsa figure en esa clasificación de "France Football" significa que sigue ganando su propio partido en esa lucha quijotesca por imponer sus ideales en un mundo aferrado al resultado. Sabio, sincero, obsesivo, apasionado, perfeccionista. Así es el ‘Loco’ más coherente del fútbol mundial. Un perdedor que no deja de ganar admiradores.

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